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La “infraestructura verde” en el debate sobre cómo prevenir desastres por inundaciones en el futuro Sustentabilidad

La “infraestructura verde” en el debate sobre cómo prevenir desastres por inundaciones en el futuro

Los sistemas frontales que han afectado a varias comunas del país, últimamente ha demostrado que es necesario revisar las condiciones con que se levantan las obras en lugares con riesgo de inundación.


El fuerte sistema frontal que en agosto pasado afectó a distintas regiones del país dejó -además de tres personas fallecidas- más de 19 mil viviendas con daño menor, 2 mil 700 con daño mayor, 5 puentes con problemas y 204 caminos cortados total o parcialmente.

A pesar de la crisis, no se ha detenido el debate sobre cómo disminuir el impacto de las lluvias en el futuro, y en este ámbito, uno de los conceptos que ha surgido con fuerza es el de la “infraestructura verde”.

Esta última debe entenderse como la contraposición a la ‘infraestructura gris’, la cual se refiere a las tecnologías ocupadas hasta el siglo XX, basadas principalmente en el uso de hormigón armado, el concreto, los enrocados, los cuales precisamente llevan este color.

El avance de esta iniciativa tiene que ver con cambiar materiales grises por materiales verdes que permitan sustentar comunidades de organismos acuáticos y ribereños, fauna acuática, pero también comunidades de plantas, de manera de mantener el ecosistema en condiciones lo más cercanas posibles a lo natural, es decir, con especies nativas.

En ese escenario es que aparece en forma paralela lo que se denomina ‘soluciones basadas en la naturaleza’, término que apunta a emular el comportamiento de algún elemento de la naturaleza para aprovechar eso en algún beneficio.

Y a propósito del sistema frontal y la infraestructura, la ingeniería actualmente se dedica a investigar el uso de especies vegetales que sean capaces de aumentar la resistencia a la erosión de los terrenos ribereños, con tal de que no hayan grandes socavaciones ni erosiones laterales en las curvas.

El académico de la Facultad de Ciencias Forestales y director del Proyecto Campus Naturaleza UdeC, Cristian Echeverría Leal, está convencido de que este método sí sería un aporte: “La cobertura permanente de bosques nativos cercanos a cursos de agua o bien cabeceras de cuencas, tienen una alta capacidad de regular la variación de los caudales, evitando así que se produzcan eventos extremos como crecidas o sequías”.

“El problema es que el reemplazo de estos bosques nativos por otros usos productivos ha inducido a que se produzcan estas crecidas y desbordes de los ríos”, señaló.

Restauración y planificación

El docente e investigador agregó que para implementar la infraestructura verde es necesario tener “un adecuado diseño tomando en cuenta la capacidad de los diferentes ecosistemas existentes en un territorio. Con esto podemos ver cuáles tienen la mayor capacidad de reducir riesgo de desastres. Luego de esto su implementación debe ser vinculante con instrumentos de planificación y ordenamiento territorial, ya sea comunal, regional e incluso interregional”.

Asimismo, Echeverría expresó que en casos de territorios o paisajes que no tienen ecosistemas que proveen estos beneficios para el ser humano “es importante definir algún programa de restauración a escala de paisajes, la que permita construir una infraestructura ecológica, con el fin de que revierta o detenga los factores que promueven las inundaciones”.

Mientras que para el académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción Oscar Link Lazo,  “lo ideal es buscar especies nativas, las especies nativas chilenas tienen crecimiento lento en general, y por lo tanto no son las más fáciles de usar en estas cosas. Vemos que en Chile hay aromos, sauces y álamos, que tienen muy buena resistencia a estos ciclos de inundación y sequía, y por lo tanto, se meten dentro de los lechos fluviales y arman verdaderos bosques dentro de los ríos”.

El especialista explica que el no manejo de esto quita la capacidad del río de evacuar caudal, lo que aumenta el peligro de inundación y su severidad. Por lo mismo, se busca una materialidad ambientalmente más amigable, que debería partir por hacer obras que permitan el funcionamiento de los ríos de una manera más natural.

“Por ejemplo, la idea es que sí pueda divagar un meandro, que pueda moverse dentro de una planicie de inundación. Para eso el meandro, este cauce, no puede estar fijo con materiales que no le permitan una movilidad, tiene que ser de lecho móvil, tiene que tener sedimentos, tiene que tener plantas que puedan a su vez ser erosionadas y entonces el meandro va a empezar a moverse en una planicie que tiene que estar desocupada y disponible también para ello”, explicó.

Atraso en implementación

Actualmente Chile está muy atrasado en esta materia. Prácticamente no se implementa infraestructura verde ni soluciones basadas en la naturaleza. De hecho, según afirma el Dr. Link, las regiones que se han visto afectadas con las lluvias tienen en común que la naturaleza superó las condiciones consideradas en el diseño de la infraestructura.

“Hasta ahora en general lo que vemos es que la Dirección de Obras Hidráulicas hace una especie de limpieza con red excavadora de los cauces donde remueven la vegetación, remueven la capa superficial de sedimento y dejan unos taludes bastante bien definidos tratando de dar una sección trapezoidal al cauce. Este es un trabajo que típicamente se realiza a fines de los veranos en los lugares cercanos a infraestructura valiosa como pueden ser captaciones de agua o puentes”, sostuvo.

“Pero ante inundaciones así extremas no se ve que funcione muy bien. Tenemos que pasar a embalses multipropósitos que dentro de sus funciones tengan una regulación de crecida, también embalses específicos construidos solamente para amortiguar los caudales máximos de crecidas extraordinarias”, explicó.

El investigador añadió que se debe canalizar con infraestructura verde para otorgar una mayor sección a la que tienen actualmente algunos tramos de río que representen las mayores amenazas, combinando esto con enaltar las riberas, por ejemplo, a través de diques.

Por otro lado, el académico considera como una medida desesperada el señalar como un error el poblamiento de áreas inundables, puesto que no se considera lo complejo de erradicar a personas que habitan estos lugares desde hace muchos años en varios casos o también el hecho de que otras zonas también se encuentran expuestas a riesgos naturales de otra índole.

“Hay que ir por una solución intermedia que logre sacarnos del escenario catastrófico que se vio en algunos lugares, sobre todo en la Región del Maule esta vez”, señaló.

La Universidad de Concepción ha realizado distintos seminarios sobre este tema, lo que ha permitido a entidades como el Ministerio de Obras Públicas, la Dirección de Vialidad, la Dirección de Obras Hidráulicas o la Dirección de Obras Fluviales, el estar informados acerca de las investigaciones al respecto.

Para que esto se concrete en políticas públicas, se deben generar entonces cambios en las normativas vigentes para destrabar el desarrollo de nuevas ideas relacionadas a la infraestructura verde, las cuales ya se aplican en otros lugares del mundo.

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