En abril, celebramos el Mes Internacional del Libro, y experta resalta la trascendencia de la lectura en voz alta para niños y niñas. Esta práctica no solo enriquece a los más jóvenes, sino que también aporta valiosos beneficios para los para los adultos.
Según una investigación de la Universidad de Sussex, en el Reino Unido, y divulgada por la Asociación Americana de Psicología, leer en voz alta a los niños no solo fomenta su participación activa en los textos, sino que también sienta las bases para que se conviertan en ávidos lectores a largo plazo.
“Contar y narrar historias es un excelente ejercicio, porque estimula la imaginación y creatividad en niños y niñas. Además, estimulamos los niveles del lenguaje, el conocimiento de nuevos términos y palabras que podrán ir agregando a su vocabulario”, enfatiza Mónica Lepín, destacada Educadora de Párvulos y autora en Caligrafix.
“Al leer, es importante no limitarse simplemente a narrar la historia, sino también involucrar al niño en la experiencia. Se pueden señalar las ilustraciones, explorar texturas en libros especialmente diseñados para los más pequeños, nombrar objetos y colores, imitar los sonidos de los animales que aparecen en la historia y variar el tono de voz. Estas prácticas no solo entretienen al niño, sino que también enriquecen su experiencia de lectura y fomentan su curiosidad”, recomienda la profesional.
“Establecer una rutina de lectura, como por ejemplo antes de dormir, puede ser especialmente motivador para los niños. A medida que comienzan a participar activamente en el proceso de lectura, se puede incentivar su participación alternando turnos, ya sea para leer una página o un párrafo cada uno. Este enfoque dinámico y participativo no solo hace que la experiencia sea más enriquecedora, sino que también crea momentos inolvidables y fortalece el vínculo familiar”, agrega.
Además, la lectura en voz alta a los niños les permite escuchar la expresión de ideas en las oraciones y comprender el uso de artículos, sustantivos, adjetivos, entre otros elementos lingüísticos. Esta práctica les brinda una base sólida en morfosintaxis, la rama de la lingüística que explora las normas morfológicas y sintácticas de un idioma, apoyando su desarrollo lingüístico integral.
“Leer en voz alta también ayuda en lo fonológico, es decir a reconocer, de una forma más óptima, el sonido de las letras, así como también a la comprensión lectora. También, no hay que olvidar que este es un buen ejercicio no sólo para quien escucha sino también para quien narra. Cuando interpretas a un personaje y usas tu voz para personificarlo, ya sea haciéndola más grave, aguda o cambiándole el ritmo de la narración, ellos adquieren una personalidad; eso es muy motivante y entretenido para niños y niñas, ya que potencia la imaginación, no solo para los pequeños, sino también para los adultos”, puntualiza Mónica.
Los motiva a tener el hábito de la lectura.
Permite que niños y niñas generen habilidades sociales.
Favorece la concentración.
Genera confianza en los menores.
Se conectan con las emociones.
Se genera un vínculo entre quien lee y quien escucha.
Potencia la expresión oral, por lo tanto la pronunciación.