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Mata Pires, el multimillonario de la Copa Mundial, representa todo lo que odian los manifestantes brasileños


César Mata Pires representa todo lo que odian los manifestantes brasileños.

Cuando los manifestantes de todo el país marcharon hacia los estadios de la nueva Copa Mundial de fútbol el mes pasado en medio de nubes de gases lacrimógenos y balas de goma, una pancarta expresaba su indignación por la decisión del gobierno de financiar los estadios con dinero de los contribuyentes, lo que enriqueció a un puñado de magnates con buenas conexiones al tiempo que descuidó los servicios públicos.

El letrero, que decía “El $ de la educación fue a OAS”, estaba dirigido a la compañía constructora propiedad de Mata Pires, que aparece como uno de los principales beneficiados del auge inmobiliario que precede a la Copa Mundial y las Olimpíadas de 2016. Este también ha convertido al ejecutivo de 63 años en multimillonario.

“Las compañías que construyen los megaproyectos se están beneficiando y la cuenta se la cobrarán a los contribuyentes”, dijo Roseline Wansetto, coordinadora de Rede Jubileu Sul Brasil, la organización sin fines de lucro que encabeza las protestas contra la Copa Mundial. “Esos recursos podrían usarse para construir hospitales o escuelas”.

Con la ayuda de préstamos subsidiados del banco de desarrollo estatal de Brasil, la empresa de capital cerrado OAS SA el año pasado tuvo ingresos de US$3.400 millones. Mata Pires, que posee el 90 por ciento de la compañía, tiene un patrimonio de US$4.700 millones, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg. Mata Pires no hace alarde de su fortuna y nunca apareció en una lista de riqueza internacional. Hay pocas fotografías públicas de él.

‘Ignorante, simplista’

Mata Pires no accedió a ser entrevistado para esta nota y trasladó las preguntas a Diego Barreto, el director de finanzas y relaciones con los inversores de OAS. En una reunión de dos horas en las oficinas de OAS en Sao Paulo, Barreto dio detalles de las finanzas del conglomerado y dijo que el cálculo de su valor que realizó Bloomberg era “muy conservador”. También opinó que el hecho de que los manifestantes lanzaran críticas a OAS era “ignorante” y “simplista” y que la compañía respeta las leyes.

El ex ministro de Deportes, Orlando Silva, declaró en 2007 que no harían falta fondos públicos para financiar la construcción y remodelación de estadios para la Copa

Mundial. En medio de demoras y excesos presupuestarios, el gobierno ahora espera proveer 6.400 millones de reales (US$2.800 millones) para financiar doce estadios, algunos de los cuales están en ciudades distantes y de pocos habitantes.

Uno de los dos proyectos de OAS para la Copa Mundial, Dunas, está ubicado en la ciudad de Natal, que tiene una población de menos de 1 millón de habitantes y no posee un equipo de fútbol que participe en los principales campeonatos del país. Fue uno de los cuatro estadios mencionados por los auditores del gobierno en un informe sobre los gastos de la Copa como posibles elefantes blancos que podrían recargar las arcas públicas.

OAS sólo está aprovechando las oportunidades de negocios del país natal de Mata Pires, según Barreto. Las acusaciones de que OAS influye en el gobierno con sus donaciones son infundadas, agregó.

“Este es el único modelo de negocios en Brasil”, dijo Barreto. “Es una dulce ilusión que podemos forzar la mano del gobierno”.

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