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¡Ojo! Los tutoriales de las Kardashian no son para todas Yo opino

¡Ojo! Los tutoriales de las Kardashian no son para todas

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Eva Tangol
Por : Eva Tangol Estilista con más de 20 años de experiencia, asesora de imagen, conocida por su creatividad, ha trabajado con distintas bandas de rock. www.tangol.cl
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Estuve fuera de Chile, en Argentina, adquiriendo conocimientos para perfeccionar mi arte. Y, como es lógico, observando el cuidado que las mujeres dedican a su imagen, noté que es bien distinto al nuestro.

Por ejemplo, en Santiago lo que se sigue usando en cabello es el look que llegó hace mucho rato desde Estados Unidos, llamado mechas californianas, freestyle, balayage u ombré. Este país se queda pegado en los estilos de pelo, casi tanto como en las bandas ochenteras.

En maquillaje, también nos llegó la influencia gringa con el boom de las hermanas Kendall-Kardashian y esos ojos esfumados, complementados con el delineado cat-eyes, pestañas postizas, rubor bien destacado, definición de los ángulos y contorno del rostro para terminar con toques de iluminación en las zonas prominentes de la cara. Me cansé sólo tratando de resumirlo al texto, me imagino cómo será tener todo ese maquillaje sobre la piel y más aún llevarlo a la práctica diariamente.

Es raro cómo puede cambiar el vestir en dos sociedades tan cercanas, limítrofes incluso, pero no es más que la demostración de que al vestirnos reflejamos, o deberíamos reflejar, nuestra identidad y nuestra cultura.

En Buenos Aires, no vi a las mujeres uniformadas con las tendencias como lo hacemos las chilenas, especialmente las jóvenes, quienes se han motivado (no necesariamente de la mejor manera) con maquillarse inspiradas en las chicas reality. Estas extranjeras de encierro, que intentan parecerse a las modelos celebrities top del mundo, exageraron con sus cuerpos ultra delgados rellenos de implantes, además de sus pelos y maquillajes, sin distinguir si a ellas les queda tan bien o son sólo una mala copia.

[cita tipo=»destaque»] Debes evaluar si de verdad necesitas pómulos más prominentes, nariz perfilada, mejillas y contorno del rostro estilizados. Si esos “defectos” que a ti no te gustan de verdad no existen, conseguirás el efecto contrario, resaltándolos [/cita]

No basta con ser flacas. Cuando queremos lograr el estilo perfecto, debemos fijarnos en el color de nuestra piel para determinar el tono del pelo y la forma de aplicar el maquillaje. Recuerda que el efecto de puntas claras originalmente se creó para imitar el aclarado que el sol y la playa provocan en las surfistas. Si no estás sobre una tabla todo el día y  consigues ese degradé desde tu tono base, el trabajo está logrado.

Utilizar los efectos del maquillaje para conseguir dar volumen y profundizar algunas zonas estilizando tu cara no tiene una norma general. Debes evaluar si de verdad necesitas pómulos más prominentes, nariz perfilada, mejillas y contorno del rostro estilizados. Si esos “defectos” que a ti no te gustan de verdad no existen, conseguirás el efecto contrario, resaltándolos.

Así que ojo con lo que imitamos, recordemos que todas somos distintas: altas, bajas, gordas, flacas, de ojos grandes y pequeños, narices respingadas o aguileñas, rostros redondos u ovalados.  Eso nuestras vecinas allende Los Andes parecen tenerlo más claro, cada una tiene su propio sello y estilo, siempre usando los rubios o castaños totales, maquillaje natural y vestimenta acorde a cada complexión física. Esté bien aplicado o no, desde la mujer común hasta las figuras televisivas lucen de lo más cómodas. Esta relación que existe entre la personalidad de las argentinas, más extrovertidas y menos acomplejadas, debiese inspirarnos a conocernos y valorar nuestra belleza individual, única y con una historia propia, la nuestra.

Favorablemente el prototipo de mujer esquelética ya no es tendencia, ahora ser natural “la lleva”, sólo basta leer a la inspiradora Siera Bearchell, reciente Miss Canadá, como finalista del certamen Miss Universo, quien declaró: “Aunque yo soy la primera en decir que no soy tan delgada como lo era cuando tenía 16 o 20 años o incluso el año pasado, soy más confiada, capaz, sabia, humilde y apasionada que nunca. Tan pronto como empecé a amar a quien yo era en lugar de intentar siempre encajar en lo que yo pensaba que la sociedad quería que fuera, gané sabiduría en un nuevo aspecto de la vida”.

¡Aprende a conocerte físicamente con cariño y sana crítica y conseguirás resultados increíbles!

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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