Publicidad
Día del amor (propio): Sálvate y salva a otras de su relación estilo Síndrome de Estocolmo Yo opino

Día del amor (propio): Sálvate y salva a otras de su relación estilo Síndrome de Estocolmo

Sandra Arriagada
Por : Sandra Arriagada Sandra Arriagada Guionista Univisión y TVN. Escritora Random House. Comunicadora Duoc UC y periodista UAHC. Master en Dirección de la Empresa Audiovisual y Doctorando en Comunicación Universidad Carlos III de Madrid. Feliz madre, trabajadora, hija, hermana y amiga. @sandrarriagada
Ver Más


Tú. Si tú, que pusiste esa foto de perfil abrazada a tu pareja, porque San Valentín es eso: mostrar al mundo que eres amada, y todo vale con tal de tener esa fotito coronada de me gustas. Cuéntame, aquí entre nos ¿Qué anhelas este 14 de Febrero?

¿Asomarte por la ventana y que el tipo que te niega en público, esté con una radio cassette sobre la cabeza tocando tu canción favorita?

¿O que estés por tomar el avión y aparezca derribando los estantes del Duty Free el tipo que te engañó con otra, para pedirte que no te vayas nunca?

O que el pololo violento que te mandó un puñete, se arrodille ante ti con flores y te diga “tú me completas”. Wow. Que intenso ¿no? De dulce y agraz, y eso es amooor.

Yo anhelaré algo por ti: Que abandones tu Diego Rivera. Si no reconocen su nombre, les tiro un dato, fue el gran amor de Frida Kahlo. Sí, aquel  que la hizo tanto sufrir , dejándola en tal estado de dolor crónico, que Frida creó los autorretratos más desgarrados que al menos yo, haya visto en la vida.

Frida alimentó su pincel con dolor físico (su columna) y espiritual (su pareja) quien a pesar de ser bien poco agraciado, tenía mujeres por doquier. Ella fue naturalizando la infidelidad y en ocasiones, intoxicándose con ella, al punto de buscar también ser infiel, supongo que para sentirse menos engañada. ¿Quién no ha estado en esa situación?

Hablemos de intoxicación. El amor tormentoso es un espiral imparable hasta que llegas a tu límite –o te pasaste 100 millas- y la relación (por fin) termina.

Y ahí comienza el festín de amigos y familia. Los “Yo sabía”  “Pfff, lógico”  “era cosa de tiempo” y una serie de sentencias pitonisas que te hacen preguntarte ¿y si captabas mejor que yo el pozo donde estaba metida, por qué no me tiraste una cuerdita?

Respuesta posible: “A un adulto no se le ayuda”. La mujer maltratada es una tonta voluntaria, dirán hombres machistas y mujeres más machistas, para  iluminarlos voy a contarles de algo, llamado “El síndrome de Estocolmo”.

Según Wikipedia, el Síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro, violación o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con quien la ha dañado física y/o psicológicamente. Principalmente se debe a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del agresor. Es decir: combo y disculpa. En loop eterno. Por eso hay que forzar la celda y sacar de ahí a la amiga, a la hermana, a la madre. Antes de que se muera.

No somos nadie para determinar la inteligencia o estupidez de una mujer. Las heridas del alma no tienen nada que ver con el C.I. Si cuando niña te criaron con violencia y maltrato, lo más seguro es que te parezca de lo más normal el abrazo-cachetada.  O si has crecido mirando como los medios, la publicidad, la tele, dicta modelos de perfección, puedes sentir que  siendo tan “imperfecta” debes aguantar lo que sea por un poquito de amor.

El #niunamenos es un  problema conjunto: de las mujeres que tienen inserto en su ADN que el amor es dolor, y a los hombres a quienes enseñaron que “de tu amor de niña sacaré ventaja, de tu amor de adulta me reiré” (Los Prisioneros). Solucionar ese oxidado engranaje social, es pega de todos.

Retomemos a Frida y el destructor Rivera. De quien no niego su talento, ojo. Eso es harina de otro costal, pues los “Riveras” suelen ser adorables y tener alguna otra gracia más, sino una no caería. En lenguaje Disney: Una no se enamora de Jafar (el malo de Aladino), se enamora del Hans de Frozen, alias “mino perfecto con LADO B”

Frida y sus fotos con Diego. Con la mirada hambrienta y anhelante de que su egocéntrica pareja la amara en serio. A ella con su luz interna, sus demonios y su fibromialgia, tal como ella lo amaba con sus virtudes y defectos. Mirada que con los años y las decepciones se tornó vacía. Pero nunca llegó a serlo tanto como para irse, y prefirió dejarse arrastrar por su cariño malo hasta la tumba.

Esa es la única instancia en la que huir es decisión de valientes. Huir como sea. Huir hecha una cicatriz que nunca cierra del todo, pero eso es muchísimo mejor que ser una Frida de pecho abierto y con el corazón expuesto a los microbios.

Colgársele  del brazo a cualquiera es un riesgo enorme, mujeres. La vida es muy corta para pasársela con los dientes apretados y el cuello tenso. Hay una parte de esa foto de pareja feliz que nos estamos perdiendo y la verdad no vale la pena lo que los otros piensen, cuando la moneda de cambio es bancarse una pesadilla.

Hazte el mejor regalo del Día del Amor. Abandona tu Diego Rivera.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias