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Cómo detectar y qué hacer cuando un hijo o una hija es víctima de bullying Destacado

Cómo detectar y qué hacer cuando un hijo o una hija es víctima de bullying

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Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista UC
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Puede pasar un buen tiempo antes de que un niño le cuente a sus padres que es víctima de acoso escolar. Por eso hay que estar atentos a las señales que indican que algo está pasando.


En Chile, las cifras de bullying han aumentado considerablemente. Cada año se presentan alrededor de 4 mil denuncias en la Superintendencia de Educación, de las cuales 2 mil fueron el año pasado por maltratos físicos y psicológicos.

Según cifras del Mineduc, el 86% de los escolares ha sido testigo, en reiteradas ocasiones, de abusos y violencia en la sala de clases. Quinto Básico es el curso donde más existe el acoso escolar y 3 de cada 10 niños son víctimas de él. Y son los establecimientos municipales y particulares subvencionados los que más casos registran.

«Generalmente el bullying se da más en enseñanza básica que en media. Son los niños de Segundo y Tercero Básico los que parten con esto», explica la sicóloga clínica educacional Lorena del Río.

Definitivamente éste es un problema global. Dos de cada diez escolares sufren de acoso escolar a nivel mundial, según un informe elaborado por la Unesco en el 2016. “Nueve de cada diez considera el bullying un problema real e importante; dos tercios de los encuestados asegura haber sido acosado en alguna ocasión, y un tercio piensa que sufrirlo es normal y no lo ha denunciado, aunque es cierto que muchos no saben ni cómo ni a quién hacerlo”, indica el organismo en su página web.

¿Cómo reconocer que tu hijo o hija es víctima de bullying? Para la sicóloga, son tres los cambios conductuales en los menores que hay que tener en cuenta como señal de alerta. «El niño probablemente no te va a contar lo que le está pasando porque no sabe cómo o tiene miedo. Pero puedes notar si está más retraído en lo que respecta al colegio. Se puede detectar cuando se va a dejar o a buscar al niño, al ver cómo interactúa con los compañeros», explica. Si bien es cierto que a esa edad los niños no quieren que sus padres los dejen en la misma puerta porque empiezan a sentir vergüenza y buscan mayor autonomía, la especialista recomienda que quien vaya a dejar al menor al establecimiento se fije en ciertas dinámicas que pueden pasar como «si lo van a molestar diciendo cosas o si no lo están tomando en cuenta y lo dejan aislado. Eso también es un factor crucial en el tema del bullying».

La segunda alerta es la agresividad. «Cuando el niño pone un pie afuera del colegio tú empiezas a notar que está más agresivo porque la fuente de descarga es afuera, probablemente con sus cercanos. Es más contestador, más insolente con un adulto al que debiera respetar, como la persona que lo va a buscar. También pueden haber golpes, una suerte de pataleta por lo que le está pasando», señala la terapeuta del centro de Atención Psicológica Psíclico.

El tercer cambio conductual en una mayor ansiedad. «La ansiedad se nota porque el niño empieza a comer más de lo que come habitualmente, sobre todo golosinas», explica del Río. También es probable que el niño experimente angustia, pero para saberlo hay que preguntarle directamente si la siente, «lo que se manifiesta físicamente como una opresión en el pecho, entonces el niño probablemente no sepa explicarlo. En cambio la ansiedad se nota», asegura la psicóloga.

Todas estas señales de alerta podrían ayudar a los padres a detectar que su hijo o hija es víctima de acoso escolar. Y mientras antes se averigüe es mejor, pues a los estudiantes les cuesta asumir que son víctimas de bullying. «El bullying genera, además de todo el retraimiento de ser agredido, una gran disminución en la autovaloración, y eso a su vez genera mucha vergüenza. Y si después se le dice a un adulto y éste no hace nada, el niño finalmente se ve anulado, porque el mensaje que se le está dando es ‘esto no es real, te lo estás imaginando, porque todos los niños pelean’, entonces terminas naturalizando algo que no es», explica del Río.

Lorena no es ajena al tema. Además de ser sicóloga clínica, ha trabajado en colegios y su hijo mayor también sufrió bullying. Por eso recomienda que cuando los padres sospechan de que algo está pasando, deben indagar y preguntarle directamente al niño y luego a los compañeros más cercanos. «Las agresiones, sean sicológicas o físicas, nunca pasan delante de un adulto, siempre son en lugares donde los profesores no están, como en los baños o en rincones del patio donde no son vistos», sostiene la especialista.

Si el apoderado logra confirmar que el menor sufre acoso escolar, hay que hablar con la profesora o  profesor, para empezar a tomar medidas, las que, a juicio de la sicóloga, tienden a ser poco efectivas. «A los colegios les cuesta mucho asumir que existe bullying en el establecimiento», señala

Cuál es el protocolo de los colegios

Los apoderados, profesionales y docentes que tengan conocimiento de un caso de bullying, deben denunciarlo al establecimiento, el cual deberá seguir un protocolo establecido en su reglamento interno.

El bullying en Chile es sancionado por la Ley 20.536 sobre Violencia Escolar, que existe desde el 2011. En el texto, el acoso escolar es descrito como «toda acción u omisión constitutiva de agresión u hostigamiento reiterado, realizada fuera o dentro del establecimiento educacional por estudiantes que, en forma individual o colectiva, atenten en contra de otro estudiante».

Sin embargo, la ley no sanciona directamente a quienes cometen bullying, pues son los establecimientos los que deben definir cómo actuar según su reglamento interno en las «diversas conductas que constituyan falta a la buena convivencia escolar, graduándolas de acuerdo a su menor o mayor gravedad».

Como apoderados, Lorena recomienda hablar primero con la profesora o profesor sobre lo que pasa y, luego de identificar cuál niño puede ser el agresor, hablar directamente con los padres. «En general los padres toman medidas y buscan mejorar las cosas. Ahora eso no garantiza que no siga pasando lo mismo, pues aunque el papá o mamá le diga que no tiene que agredir al compañero no implica que su hijo le haga caso cuando no lo están viendo», indica la sicóloga.

Existen diversas medidas disciplinarias que se pueden incluir y que van desde una amonestación pedagógica hasta la cancelación de la matrícula, siempre y cuando se garantice «el justo procedimiento, el cual deberá estar establecido en el reglamento». Si el colegio no aplica las medidas que corresponden , puede recibir una multa de hasta 50 UTM (2.300.000 pesos aproximadamente), la que puede duplicarse en caso de reincidencia.

Todos los colegios, ya sean municipales, subvencionados o particulares,  deben tener una entidad que promueva la buena convivencia escolar y evite «cualquier tipo de agresión, hostigamiento y violencia física o psicológica hacia los alumnos», señala la ley, aunque sean de distintas características en cada caso.

Si un apoderado cree que no se ha respetado el reglamento puede hacer una denuncia a la Superintendencia de Educación Escolar (www.supereduc.cl) si se trata de temas de maltrato o discriminación, entre otros.

Y es que según Lorena del Río, hay una tendencia de los establecimientos educacionales a no hacerse cargo «porque se niegan a asumir que existe bullying en su comunidad escolar». Si fuera diferente, «sería posible una readaptación siempre y cuando se de un ambiente multidiciplinario que se haga cargo de trabajar con continuidad, constancia y profundidad acorde al daño causado, pero si no, es difícil que funcione», explica. Por eso, la mejor alternativa que queda es buscar otro colegio y hacer un acompañamiento terapéutico para una reparación sicológica.

«Cuando tu pesquisas que a tu hijo le está pasando algo y logras entender que está siendo acosado, no se debería esperar mucho rato para hacer la reparación para que tu hijo se sienta tranquilo. Hay una tendencia de pelear con el colegio para pedir que se hagan cargo de lo que está pasando, se quiere que los acosadores salgan del colegio, pero es una realidad compleja, porque a veces puede ser todo un curso el agresor», determina la especialista.

«Una labor de prevención importante de todo esto es que como padres tenemos la tendencia a ingresar a nuestros niños a los mejores colegios, ya sean públicos o privados. Sin embargo, los apoderados deberíamos entender que no todos los colegios son para todos los niños. Si lográramos comprender eso como padres habría mucho menos bullying, porque no todos los niños están preparados para cursos de 40 o no todos los niños funcionan mejor en un colegio más personalizado», recomienda la sicóloga clínica.

Línea telefónica de ayuda

Este miércoles la Fundación Línea Libre lanzó la campaña “Para el bullying“. A través de una línea gratuita y confidencial, las víctimas de acoso escolar podrán contar con el servicio de un equipo de psicólogos infanto-juveniles.  Todas los estudiante podrán comunicarse en cualquier momento del día y desde cualquier parte del país al teléfono 800 116 111, por WhatsApp al +56 9 3082 2187 o a través de www.linealibre.cl.

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