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Madres podrán pedir su placenta luego de dar a luz ¿Beneficios son un mito o es más un ritual? Ante aumento de solicitudes

Madres podrán pedir su placenta luego de dar a luz ¿Beneficios son un mito o es más un ritual?

El consumo de la placenta en el postoperatorio se ha transformado en tendencia durante los últimos años. Muchas madres comenzaron a pedir su placenta para ser ingerida en distintos formatos. Aún no existe evidencia científica de sus beneficios, pero hasta el momento se cree inocua, por lo que se modificó la ley que lo consideraba desecho biológico.


La placenta es el órgano que rodea al feto en el útero y que relaciona estrechamente al bebé con su madre, satisfaciendo las necesidades de respiración, nutrición y excreción del feto durante su desarrollo. Hoy en día lo común es botarla, sin embargo el consumo de la placenta por parte de las madres en el postoperatorio se ha transformado en tendencia durante los últimos años en varios países. Y también en el nuestro.

Existen cientos de páginas en internet que afirman que la placenta contiene hormonas que producen efectos muy beneficiosos en la madre recién parida, como calmar la depresión posparto y los síntomas de la menopausia, aumentar la producción de leche materna y hierro, incrementar la energía de la madre, reducir el sangrado posparto, acelerar el retorno del útero a su estado normal, entre otros.

Y como cada vez son más las madres que piden su placenta, el Ministerio de Salud decidió hacer algo al respecto. La nueva modificación legal permite que no sea considerada como desecho biológico y regula las condiciones que se requieren para solicitar, preservar y entregar este órgano luego del parto.

Vale decir, desde ahora, las madres podrán solicitar su placenta, y los recintos asistenciales tendrán claridad sobre qué se debe hacer frente a dicha solicitud.

«Lo que hace el ministerio es decir ‘de esta forma lo vamos a hacer’ y creo que es algo muy positivo», recalca el doctor Hugo Salinas, profesor asociado del departamento de obstetricia y ginecología del hospital UC. «Desde hace 3 o 4 años atrás que se empezó a ver la tendencia a nivel que lo tuvimos que revisar como equipo universitario y generamos nuestro propio protocolo. Ahora gracias a la nueva norma vamos a tener el procedimiento estandarizado para estos casos», explica.

«Está tomado fuerza llevárse la placenta para enterrarla o para consumo, forma parte de un hito frente al nacimiento del hijo», agrega.

¿El problema? Aún no existe ninguna evidencia científica que respalde cualquiera de las afirmaciones que se hacen sobre el consumo de placenta. Lo único que se cuenta como prueba son los testimonios de madres o padres que la han comido (placentofagia), pero eso está lejos de ser un control científico que permita hacer aseveraciones más concretas. Por el momento, se cree que es inocuo, pero también hay quienes previenen que manipulada en pobres condiciones puede cargar infecciones.

«Desde la mirada de la medicina occidental no hay evidencia científica. La placenta es un tejido orgánico, es como cualquier alimento, no va a envenenar a nadie. Yo tengo la impresión de que se guardan las recomendaciones de los problemas que podrá tener comerla cruda, puede estar con mayor germen de lo prudente, podría ser un alimento en malas condiciones, pero eso es todo», enfatiza el doctor.

«No creo que ayude con la depresión posparto, por ejemplo. Más que nada forma parte de un ritual. Están los ritos de los pueblos originarios y no nos vamos a meter en eso, forma parte de ritos ancestrales y debemos ser respetuosos con eso», dice Salinas.

En la historia, diversos pueblos originarios ocupaban la placenta para ceremonias rituales, como el pueblo mapuche: la entierran bajo un árbol frutal cuando nacen niños y bajo uno medicinal cuando es una niña, para que estén en conexión con su propia sabiduría cíclica y curativa.

La medicina tradicional china la viene usando desde tiempos inmemoriales, siguiendo el ejemplo de la mayor parte de los mamíferos, que tras el parto se comen este órgano para no dejar restos biológicos que puedan atraer a otros animales depredadores.

«El número es creciente sobretodo en áreas urbanas. Es diferente en provincia, donde aún se pide como parte del rito que te mencionaba anteriormente. Ya lo estábamos viendo con el movimiento de gente que busca ‘humanizar’ el parto: ahí la futura madre se pone de acuerdo con su equipo médico sobre cómo proceder de acuerdo a las creencias de ella», explica el doctor.

Hay personas que lo congelan en pedacitos y lo van comiendo de a poco. También existen países donde ciertos lugares ofrecen la opción de hacer cápsulas de la placenta. Celebridades como Kim Kardashian, January Jones y Alicia Silverstone han hablado abiertamente de sus experiencias ingiriendo su placenta.

En el nombre de la «regeneración celular», la placenta también se utiliza como materia prima en diversos tratamientos de belleza. Tanto en origen humano como animal, hay gente usando la placenta en productos como cremas hidratantes, champús para evitar la caída del cabello, fortalecedores de uñas y un largo etc.

Según la web para madres MundoPetit.cl, «la medicina placentaria está en Chile desde el año 2014, cuando se hizo el primer curso de capacitación para Doulas, donde comenzó la elaboración medicinal de la placenta bajo un contexto clínico y ritual». En el centro de apoyo a las madres Nacer Sonriendo se ofrece lo que ellos llaman «Medicina de la Placenta», donde explican que una Doula, días después del parto, se junta con la madre a discutir las diferentes opciones y se ofrece convertir en cápsulas o tinta madre (parecido al procedimiento con el que se consiguen las flores de Bach).

Hay quienes resguardan la placenta, pero de otra forma: con el nacimiento lotus, que consiste en no cortar el cordón umbilical y dejar al bebé unido a su placenta hasta que esta se desprenda sola. Según quienes defienden esta práctica, se evitan riesgos de sangrados, infecciones y dolor para el recién nacido.

No siempre es la maravilla

Estos días la placenta ha hecho noticia no sólo por la normativa del ministerio, sino que también gracias a Kim Kardashian, quien reveló que va a tener un tercer hijo, esta vez gestado en un vientre de alquiler. En el reality, la estrella mostró todas las complicaciones que sufrió en su segundo embarazo. Estas complicaciones hicieron imposible que Kim pueda gestar a su tercer hijo.

De hecho este jueves publicó en su blog sobre su experiencia teniendo a su hija North. Lo tituló «Embarazo de Alto Riesgo», y ahí contó: «En mi último embarazo tuve una condición que se llama preeclampsia». Esta enfermedad provoca un incremento en la presión arterial y un aumento de proteínas en la orina, afecta a una de cada 10 mujeres embarazadas.

La preeclampsia es la complicación más común y peligrosa que ocurre en el embarazo y si no se diagnostica y trata rápidamente puede poner en riesgo de muerte tanto al feto como a la madre.

«Indujimos el parto y, poco después, tuve a North. Inmediatamente después del alumbramiento, la placenta usualmente se sale. La mía no lo hizo. Mi placenta se quedó pegada dentro de mi útero, lo cual es una condición llamada placenta acreta», explicó Kardashian en su blog.

«La placenta acreta es la que atraviesa la membrana del utero y se mete al músculo, lo que genera complicaciones muy graves», explica el doctor Salinas; «normalmente el procedimiento es inducir al parto y luego hacer una histerectomía».

No es muy común: el especialista cuenta que de 1500 partos que se atienden en el hospital en una año, se dan alrededor de 4 casos de placenta acreta. «Con el aumento de cesáreas, porque la placenta se puede alojar donde está la cicatriz del nacimiento previo. Mientras más cicatrices estén, mayor es el peligro».

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