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Maribel Corcuera: “Si yo quiero una hija auténtica, libre y autónoma, yo soy la primera que tengo que serlo” BRAGA Créditos: Foto de Limonada

Maribel Corcuera: “Si yo quiero una hija auténtica, libre y autónoma, yo soy la primera que tengo que serlo”

Natalia Espinoza C
Por : Natalia Espinoza C Periodista - Contacto: braga@elmostrador.cl / (sólo wsp) Fono sección: +569 99182473
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Algo que casi siempre se escucha de una mamá, es “que suerte que mi hija nació en otra época y va a tener mayores libertades”. Esa frase, para la psicóloga Maribel Corcuera, es una trampa macabra, “porque le estoy diciendo a mi hija tú tienes libertades que yo no tengo”, en la misma dinámica en donde las y los menores aprenden imitando.


Las generaciones van cambiando y las formas de crianza también, sin embargo, aún quedan dentro del núcleo familiar conductas que generan gran impacto en la vida de las niñas. ¿Qué sucedería si incentiváramos a las niñas a hablar sin avergonzarse o realizar las cosas que desean sin importar si son socialmente consideradas como actividades “femeninas” o “masculinas”?

Los primeros años de vida, el rol de los papás y mamás es fundamental. Por un lado, está sumamente estandarizado que la mamá sea “quien te enseña cosas” y el papá “quien te protege”. Y para la psicóloga Maribel Corcuera, en conversación con El Mostrador Braga, lo ideal sería que ambas figuras cumplieran los dos roles. Hoy en el mundo se habla mucho de la igualdad “y de todos los derechos que tenemos las mujeres que durante tantos años no tuvimos, pero, por otro lado, sigo viendo en consulta que los adultos no tratan igual a los niñitos y a las niñitas”.

Desde las tareas del hogar, en donde se les exigen más a las niñas porque el hermano está estudiando, o no permitirles a ellas hacerse cargo porque el niño podría hacerlo mejor, son cosas que, según Corcuera, van criando mujeres con baja autoestima, que no son autosuficientes y que tendrán esta manera de relacionarse con todos los demás a lo largo de sus vidas.

“Una frase que yo creo que todas hemos escuchado mil veces de una mamá o de una niña, es que suerte que mi hija nació en otra época y va a tener mayores libertades. Esa frase es una trampa macabra, porque le estoy diciendo a mi hija tú tienes libertades que yo no tengo, y las niñas me dicen, pucha mi mamá dice que cree en la igualdad, pero llega mi papá y él no mueve un dedo. Después la respuesta de los papás es que somos de otra época”, explica la psicóloga.

Entonces, dentro de los primeros consejos de la profesional para criar niñas y mujeres empoderadas, es predicar con el ejemplo, “si yo quiero una hija auténtica, una hija libre y autónoma, yo soy la primera que tengo que serlo, porque al final los niños aprenden primero por imitación, tus hijas o tus hijos no van a hacer lo que les dices que hagan, van a hacer lo que tú haces. Esa es una ley siempre”, indica.

En torno a la autoestima, una de las costumbres sociales que aún existen, son que las madres sean culposas respecto a sus deseos de independencia, por ejemplo, si quieren salir con sus amigos, ir de vacaciones sola, es mal visto, mientras que cuando un hombre lo hace es normal. “Si yo soy culposa, estoy criando una niña culposa, como yo me relaciono con mis hijos es un idioma. Entonces, si yo te hablo en español, pero te digo que tú tienes que aprender inglés y nunca te hablo inglés, no tienes cómo hacerlo. Entonces, si yo le digo a mi hija que tiene que ser súper libre y empoderada, pero yo como mamá no lo soy, no saco nada”, especifica la profesional.

Esto no es de señorita

Para Corcuera, repetir frases normalizadas que representan diferencias entre niños y niñas es uno de los principales y más repetidos errores que ha visto durante sus consultas, frases como “esto no es de niñitas, no es de señoritas”, se escuchan todavía en las dinámicas respecto de las cosas a las que juegan, cómo se mueven, con quiénes se juntan, etc.

“Lo que termina ocurriendo es que son frases que quedan grabadas a fuego para la vida. Por lo tanto, después cualquier cosa que hagas, aunque conscientemente digas no, yo tengo derecho a hacer lo que quiero, como está grabado en tu cerebro, vas a tener que hacer un doble esfuerzo porque es como una vocecita que escuchas igual. Si criamos a las niñas distintas, esa vocecita ya no va a existir”, asegura la experta.

Mensajes arraigados en el subconsciente

Un mensaje que queda para siempre grabado en ti inconscientemente seguirá surgiendo, según la psicóloga, si le repetimos a las niñas cosas positivas como que pueden hacer lo que quieras lograr, causará un gran impacto. Los primeros años el pensamiento es muy concreto, por lo tanto, a pesar de que las menores no tengan la capacidad de razonar, ese aprendizaje se mantiene.

“Si yo les digo que te tienes que vestir así porque esto es de señorita y no puedes usar ninguna otra cosa. Justamente, como todavía no puede racionalizar, el día que quiera vestirse distinto va a pensar, no soy señorita”.

En este sentido, algo que va a sellar parte de la personalidad de los niños, son los primeros años de vida y en ellos, la manera con la que se relacionan con sus madres y padres, ya que eso definirá cómo se van a vincular con todas las otras personas en su vida.

“Si criamos una niñita diciéndole tú no puedes, tu hermano mejor que lo haga, él tiene más fuerza, que tu hermano te cuide, tú no porque eres niñita, eso le va a quedar para siempre”, explica.  Y actualmente, aun la cantidad de cosas que se les dice a las niñas que no, porque tienen que ser señoritas son muchas, provocando una pérdida de autonomía.

La ropa y la personalidad

El tema de la autoestima y la ropa no es menor, Corcuera narra que, durante sus sesiones, ha conocido muchos más casos de lo que le gustaría, en donde las madres y los padres de una niña que no le guste para nada el rosado o las princesas, se sienten alertados como si eso significara que su hija ya tiene una orientación sexual definida.

Otro fenómeno que ocurre con la ropa es hacer que de vergüenza usar ciertas prendas, el ¿qué van a pensar de ti? A raíz de ello, “también la cantidad de trastornos alimenticios y de distorsión de la imagen que tienen las niñas, cada vez desde más chiquitita, imagina una niña de cinco años diciéndome que está muy gorda”, expresa.

El tema de la ropa apasiona mucho a la psicóloga, razón por la cual también ha participado de campañas publicitarias que buscan empoderar a las mujeres desde la niñez, ejemplo de esto, es que con el fin seguir derribando las barreras que existen en la lucha de género, trabajó con la marca nacional de ropa de infantil, Limonada, junto a la campaña Más Niñas Que Nunca, en la que destacan la importancia de influenciar a las niñas a temprana edad con estímulos que no las hagan sentirse diferentes o inferiores.

Y es que, para la especialista, la constante negativa que existe a no permitir que las niñas se expresen, porque deben cumplir con ciertos cánones socialmente impuestos, harán que normalicen la frustración y el que otros decidan por ellas, “sentirán esa sensación permanente por no ser cómo quiero, sino que cómo me están mostrando”, finaliza.

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