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Alicia Vega, la cineasta que realizó talleres de cine para niños y niñas de poblaciones en plena dictadura militar BRAGA Créditos: Memoria Chilena

Alicia Vega, la cineasta que realizó talleres de cine para niños y niñas de poblaciones en plena dictadura militar

Ignacia Oyarce Ponce
Por : Ignacia Oyarce Ponce Contacto: ma.ignacia@hotmail.com / braga@elmostrador.cl
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En un ambiente donde la pobreza, represión y vulneración a la infancia eran pan de cada día, Alicia Vega comenzó su misión de enseñanza y transformación social con talleres de cine para niños y niñas vulnerables, quienes en su vida habían visto una proyección cinematográfica.


Cortes de luz, represión y miedo, era el contexto donde la docente e investigadora, Alicia Vega, comenzaba sus talleres de cine para niñas y niños de sectores marginales. Una labor que comenzó en dictadura y que continuó durante 30 años, con el propósito de que el cine no fuera solo una forma de entretención, sino una oportunidad de aprendizaje y transformación frente a la adversidad que vivía y vive la infancia vulnerable.

“Me parece que son los que más están sufriendo en este momento en el país. Ellos tienen una marginación no solo en el aspecto físico, sino también en el aspecto espiritual… y su creatividad está sin poder expresarse”, advertía la cineasta en 1987 cuando realizaba la tercera versión del “Taller de Cine para niños” en la población Lo Hermida en la comuna de Peñalolén.

Alicia Vega en el «Taller de Cine para Niños». Fuente: Cine Chile

Visionado de películas, clases sobre cine, elaboración de objetos artesanales que mezclaban la imagen y el movimiento y hasta exposiciones artísticas, fueron las actividades que llegaron a más de 6.500 niños y niñas de sectores marginales. Por esto, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal donde destacamos a mujeres de la historia y el presente, visibilizamos la trayectoria e impacto de Alicia Vega en la vida de miles de niños que, en ese entonces, ni siquiera habían conocido un cine.

Talleres de cine en dictadura

“Nos interesa que pongan si han ido alguna vez al cine (…) si han ido al cine, anoten la película que vieron”, solicitó la docente e investigadora, Alicia Vega. “No”, “nunca”, “no he visto”, fueron las respuestas de las y los niños de la población Lo Hermida en 1987. La mayoría nunca había pisado una sala de cine, sin embargo, la cineasta entendía esta situación no como un hecho aislado, sino como una desigualdad que debía ser combatida.

Todos los sábados a las 10 de la mañana, durante seis meses, en una capilla, se juntaban decenas de niños y niñas para asistir a los talleres de cine en plena dictadura. “Nos interesa que el niño que no ha visto ninguna película, porque no ha ido nunca a un cine, sepa que de aquí en adelante eso no importa”, eran las palabras que daban comienzo al único taller registrado en el documental “Cien niños esperando un tren” del director Ignacio Aguero.

Lo que permitió que los talleres de cine pudieran realizarse en un contexto de represión y vulneración de derechos fue que “no tenía ninguna importancia para nadie el trabajo que hacíamos en las poblaciones. A veces se cortaba la luz en la población, pero esas eran represiones que había regularmente. Pero nosotros estábamos precavidos: teníamos un cable enorme de muchos metros para sacar luz de la población vecina”, recordaba Alicia Vega en una entrevista para el Diario y Radio Universidad de Chile en 2017.

«Taller de Cine para Niños», Población Lo Hermida (1987). Fuente: documental «Cien niños esperando un tren» de Ignacio Agüero

En un panorama tan adverso, “los talleres fueron un aporte importante en la vida de cada uno, porque les permitió recuperar su infancia”, destacó Alicia Vega para el portal web Educarchile.cl.

Una lucha de 30 años por las y los niños marginados

“Sé que la violencia vuelve y la pobreza se mantiene, pero también sé que el cine es una de las experiencias más arrebatadoras que existen. Allí en la oscuridad de la sala, junto a otros seres semejantes, me emociono con la belleza de ciertas imágenes. Ser testigo de cómo los niños sienten estas mismas vivencias ha sido una de las mayores alegrías que he tenido” escribe Alicia Vega en la introducción del libro “Taller de Cine para Niños”, publicado en 2012.

Fueron 30 años donde realizó 35 talleres, cada uno con una duración de más de cinco meses y donde más de 6.500 niñas y niños participaron de la iniciativa. El contexto histórico cambió, pero el acceso a la cultura sigue siendo un problema latente. “Al niño hay que atenderlo en su complejidad, porque no solo es una maquina de recepción de conocimientos. Tiene que haber un desarrollo no solo de su inteligencia, sino de su creatividad”, advertía la investigadora en un conversatorio de Punta Arenas el año 2015.

En este sentido, el problema ya no es que las y los niños no tengan acceso alguno a la cultura, sino en cómo se está permitiendo y valorando este acercamiento a las artes y cómo este se vuelve aún más complejo en contextos marginales.

Foto de Alicia Vega en «Talleres de Cine para Niños». Fuente: Mujeres Bacanas

“Yo le di a niños que no tenían nada, algo que para mí era muy natural entregarlo y que para ellos fue una fuente de crecimiento”, destacó la investigadora en el conversatorio de Punta Arenas.

Hace ya cinco años se realizó el último Taller de Cine para Niños, una herencia y lucha de tres décadas que sin duda trascenderán en la historia, porque Alicia Vega no llevó simplemente el cine a las poblaciones, sino que llevó el arte y la cultura a miles de niñas y niños que han sido privados del acceso a este derecho humano.

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