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Olga Poblete, la «educadora clandestina» en dictadura y su incansable lucha por la paz y autonomía de los pueblos BRAGA

Olga Poblete, la «educadora clandestina» en dictadura y su incansable lucha por la paz y autonomía de los pueblos

Elena Caffarena definía a Olga como “esa mujer que dio un extraordinario aporte en la batalla por la paz, por la igualdad de las mujeres, por la felicidad de los niños y para conquistar la democracia” y es que el legado de Poblete es indiscutible y transversal. Dejó su marca en la educación nacional y se consolidó como una histórica activista feminista del siglo XX en Chile.


Olga Poble Poblete nació en Tacna en 1908, cuando esta cuidad seguía bajo el control chileno. En 1915, Olga y su familia, compuesta por su madre, su abuela y su tío, se trasladaron al norte de la capital. En Santiago, Poblete estudió en el Liceo de Aplicación de Niñas, establecimiento educacional al que volvió recibida como maestra.

En dicho establecimiento, impartió clases de educación cívica y posteriormente, desde 1930 a 1934, fue nombrada profesora de historia y geografía del Liceo de Aplicación de Niñas y del Liceo Nº 3 de Niñas de Santiago.

Se tituló como profesora de historia, geografía y educación cívica en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile en 1928. Tras hacer clases recintos educacionales, asumió la dirección del Departamento de Ciencias Sociales del Liceo Experimental Manuel de Salas, el cual fue creado en 1932 y cuya primera directora fue Amanda Labarca. Esta institución se fue “transformando en un centro de cambios de la educación, con cursos secundarios mixtos y novedades como consejos de curso o centros de alumnos”, se señala en Mujeres Bacanas.

Por esto, en un nuevo Mujeres Inolvidables, destacamos a Olga Poblete Poblete, quien no sólo dejó su legado como educadora, sino que también fue una importante activista del feminismo del siglo XX en el país y una luchadora por causas pacifistas.

En 1938, Olga Poblete fue invitada a participar en el Movimiento de Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH), el cual había sido fundado hace pocos años por pioneras del feminismo chilenos como Elena Caffarena, Graciela Mandujano y Marta Vergara.

Olga fue miembro activa de la organización, posicionándose como una de sus dirigentes históricas, donde no sólo se abogaba por el derecho al voto femenino, el cual se consiguió en Chile en 1949, sino también por los derechos de las mujeres sobre su cuerpo, el divorcio y más inclusión en el mundo social y político chileno.

En 1945, Olga se ganó una beca la cual la llevaría a territorio estadounidense, específicamente hasta la Universidad de Columbia. Al llegar, aún estaba latente en Estados Unidos lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki.

Cuando Poblete arribó nuevamente a Chile, volvió convertida “en una antiimperialista y una incansable trabajadora por la paz”, destacan en Mujeres Bacanas.

Olga Poblete se convertiría así en una activa participante y organizadora de encuentros por la lucha pacifista, siendo galardonada en 1962 con el Premio Lenin de la Paz, el equivalente al Nobel que otorgaba anualmente la Unión Soviética.

Según se consigna en el Programa Patrimonio y Género del Ministerio de Cultura, en 1971 Poblete fue la única mujer nombrada por el presidente Salvador Allende en la Comisión organizadora la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNTAC III), la cual se llevó a cabo en Santiago en abril-mayo de 1972.

Sin embargo, pese al rol y compromiso de Olga Poblete con las causas de la paz, la descolonización y la transformación social, este no ha sido documentado ni investigado en profundidad.

Durante la dictadura en Chile, Poblete  organizó canastas de alimentos para ir en ayuda de las personas. Con 65 años, Olga también daba charlas, montó exposiciones e impulsó «con su ejemplo a las organizaciones de mujeres transformándose, tal como ella misma definiría, en una educadora clandestina«, relata Yolanda Acevedo en Radio Universidad de Chile.

Asimismo, junto a Elena Caffarena, se reunieron con jóvenes mujeres para relatarles sobre la lucha que habían dado décadas atrás. Tras ese encuentro generacional, nació el MEMCH 83, una instancia de coordinación de organizaciones de mujeres. El movimiento es la «culminación de un proceso de búsqueda por parte de las mujeres para encontrar caminos de unidad y convergencia que les permitieran enfrentar los difíciles momentos que se vivían en Chile», se señala en el sitio web de MEMCh. Así, los esfuerzos en esa época se centraban en la oposición a la dictadura, velando por el respeto a los derechos humanos y la lucha por el retorno a la democracia.

Olga Poblete falleció en julio de 1999. En su condolencia, señala su hijo Humberto Espinosa en el Club Andino de Chile, Elena Caffarena le trasmitió a su familia que su profunda amistad surgió de la lucha “por conquistar un mejor porvenir para los seres humanos”.

Agregando:

“Olga, ese ser tan extraordinario que sabía convencer de las razones de la lucha, que incendiaba los corazones con su pluma fácil y sencilla, que llegaba no solo a la inteligencia sino también al corazón. Olga, esa maestra que tuvo la clarividencia de enseñar con el ejemplo. Esa mujer que dio un extraordinario aporte en la batalla por la paz, por la igualdad de las mujeres, por la felicidad de los niños y para conquistar la democracia.

Con mi cariño y admiración por Olga”.

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