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1989, el año en el que la violación dejó de ser un delito contra el honor BRAGA Créditos: EFEMINISTA

1989, el año en el que la violación dejó de ser un delito contra el honor

El año 1989 fue el de la caída del muro de Berlín, el año en que la Plaza de Tiananmen se llenaba de estudiantes y obreros que exigían democracia y el año que, para algunos historiadores, marcaba el fin del siglo XX. Pero también fue la fecha en la que España daba un paso a favor de los derechos legales de las mujeres con una reforma del Código Penal por la que la violación dejaba de ser considerada un delito “contra el honor” y pasaba a ser un delito “contra la libertad sexual”. Las mujeres conseguían, legalmente, el derecho a decir no.


El 22 de junio de 1989 el BOE publicaba la Ley Orgánica 3/1989 de actualización del Código Penal por la que se modificaba el artículo 338 bis, párrafo primero, sustituyendo la palabra “honestidad” por “libertad sexual” como bien jurídico atacado.

Una modificación que se fraguó a golpe de reuniones, encierros y manifestaciones en las calles de diferentes provincias españolas y que estuvo precedida por los avances del movimiento feminista a lo largo de toda la década de los 80.

Así lo recuerdan, más de treinta años después, algunas de las protagonistas de aquellas movilizaciones, como Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas; Tina Alarcón, presidenta de Fundación Mujeres; o María Durán Febrer, socia de Themis y directora del Instituto Balear de la Dona.

Los 80, década de conquistas feministas

Años antes, en 1981 las mujeres españolas consiguieron sacar adelante la Ley del Divorcio; en 1983, durante la II legislatura, se creó el Instituto de la Mujer bajo sucesivos Planes de Igualdad; en 1985 se despenalizó el aborto, aunque solo en tres supuestos: riesgo grave para la salud física o mental de la embarazada, violación y malformaciones en el feto. Fue una época de “manifestaciones masivas” y “grandísimas conquistas por parte del movimiento feminista”, rememora María Durán Febrer.

“Había un caldo de cultivo de mucha lucha por parte de las organizaciones de mujeres y de una gran unidad porque teníamos un objetivo común”, añade la socia de Themis.

Apenas recuerdan cómo eran capaces de sacar tiempo para todo. Tina Alarcón, por ejemplo, compatibilizaba su trabajo como guionista en TVE con su militancia feminista y reconoce que podía con todo porque eran unos tiempos de “mucho entusiasmo” y muchas ganas de “cambiar el mundo y las leyes”.

Ya en la tercera legislatura de España (1986-1989), con Felipe González en el gobierno y apenas un 10 % de diputadas en el parlamento (33 mujeres de 345), fue cuando varias organizaciones de mujeres se plantearon la necesidad de reformar el código de enjuiciamiento criminal vigente en aquella época.

La sentencia de la minifalda

Para entonces, la coordinadora estatal de mujeres abogadas llevaba ya cuatro congresos pidiendo “que la violación fuera un delito contra la libertad y la indemnidad”, rememora Durán. Como ella, la presidenta de la Fundación Mujeres, Tina Alarcón, recuerda que varios años antes del 89 llevaron a cabo una primera campaña con los representantes de los distintos partidos sin obtener resultados.

En 1989 hubo sentencias escandalosas sobre delitos sexuales. Una de ellas fue la conocida como “sentencia de la minifalda” dictada en febrero de ese mismo año por la Audiencia de Lleida que, a pesar de condenar al empresario Jaime Fontanet por abusos deshonestos, admitió que la minifalda que llevaba la joven de 16 años “pudo provocar, si acaso inocentemente”.

“Fue una resolución injusta porque no analizaba la acción del delincuente, la acción del violador, sino que analizaba el comportamiento de la mujer”, recuerda María Durán, que en aquella época, con 36 años, se dedicaba exclusivamente a la defensa de los derechos de las mujeres y que participó activamente escribiendo publicaciones y artículos de opinión sobre el tema, así como “acudiendo a las concentraciones para pedir la reforma del Código Penal”.

Manifestaciones y encierros en los juzgados

Tina Alarcón y María Pérez del Campo también vivieron muy de cerca estas protestas en Madrid.

“Lo que hicimos fue hacer recogidas de firmas, reuniones con ministros, manifestaciones, encadenarnos a los juzgados e, incluso, hubo un momento determinado en el que nos encerramos en los juzgados de Plaza de Castilla“, cuenta Pérez del Campo, cofundadora de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas en 1973.

De aquel encierro en Plaza de Castilla, en el que estaban integrantes de organizaciones como Mujeres Progresistas, Themis, la Federación de Asociaciones de Asistencia a Mujeres Violadas o de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, recuerdan que lo vivieron “muy juntas y muy unidas”.

“Pasamos toda la noche encerradas”, explica Pérez del Campo, y cuenta que durante esa noche recibieron muchas llamadas: “dijimos que estábamos dispuestas a hablar pero que no íbamos a irnos”.

A la mañana siguiente, las puertas de Plaza de Castilla estaban llenas de gente y de medios de comunicación que se hicieron eco de las reivindicaciones y gracias a los que, admite, trascendió la situación del encierro. En aquellos años de ferviente lucha feminista “la gran aliada de las mujeres, salvo excepciones, siempre fue la prensa“, reconoce la pionera.

Ley Orgánica 3/1989: la violación dejaba de ser un delito contra el honor

Gracias a su empuje consiguieron sacar adelante la Reforma del Código Penal por la que además de sustituir los delitos contra el honor por delitos contra la liberad sexual, el delito de violación se aplicaba a partir de entonces a la penetración anal y bucal y no sólo vaginal. Además, también se tipificaba la violación a hombres.

“Hasta entonces, las mujeres violadas tenían que demostrar que eran dignas de pedir el auxilio judicial, de forma que la reforma fue de gran calado”, sostiene Durán.

Esta reforma abrió el camino para perseguir la violación, que hasta entonces no se hacía, dentro del matrimonio y a incluir a las mujeres en situación de prostitución como sujetos de violación.

Otro de los bloques de enmiendas que se recogieron en esta reforma se refería a los delitos por malos tratos en el seno familiar. Se tipificó la pena de arresto mayor para quienes ejercieran violencia sobre su conyugue o hijos y para los separados o divorciados que incumpliesen su obligación de pagar las pensiones a sus exparejas.

Continuar las reivindicaciones en las calles

Por ello, treinta años después de aquella conquista y con las esperanzas puestas en la llegada al Congreso del anteproyecto de Ley de Garantías de Libertad Sexual, conocida como ley del solo sí es sí, las tres históricas feministas animan a seguir la lucha y la reivindicación “en las calles”.

“Falta mucho por hacer y para que lo que se ha hecho adquiera la condición de irrevocable. Yo considero que puede haber una vuelta atrás en esto y en muchas cosas. Ahora, gracias a los avances que se hicieron, hay muchísimas mujeres que consideran que ya esta todo ganado. Pero lo que no esta consolidado no está ganado y puede haber un retroceso muy importante en este tema”, advierte Pérez del Campo.

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