En relación a la carta publicada en El Mostrador, firmada por mujeres del Colegio Médico, donde denuncian la situación de abuso y acoso sexual en la práctica médica, y la debilidad de los protocolos que hoy existen en el sistema de salud, quisiera aportar información relevante para que en Chile se pueda avanzar hacia una cultura de seguridad en este tipo de organizaciones.
Debido a la vergüenza, al miedo, al desconocimiento o a una lealtad mal entendida hacia el médico, los pacientes que han sido víctimas de abuso sexual en instituciones de salud rara vez denuncian. En Chile no existen cifras con una estimación acerca de la frecuencia de estos abusos sexuales ni en los centros de salud ni en la práctica médica en general.
[cita tipo=»destaque»] Es necesario alertar a los pacientes y padres o acompañantes sobre comportamientos sospechosos, comentarios sexuales inapropiados o contacto físico innecesario. [/cita]
En Estados Unidos, el estudio “Sexual Violation of Patients by Physicians: A Mixed-Methods”, de 2017, reveló que la conducta sexual inapropiada en la medicina va mucho más allá de los incidentes “típicos” sobre los límites sexuales y el sexo consensuado con los pacientes, y puede incluir no solo comportamientos, insinuaciones, roces, tocaciones, presión corporal o comentarios fuera de lugar, sino también delitos graves de abuso de menores, sodomía y violación, vulneraciones que pueden ser repetidas durante años antes de ser descubiertas.
Actualmente se encuentra en el Congreso chileno un proyecto de ley destinado a sancionar el abuso sexual en la práctica médica, que entre otras materias contempla la obligatoriedad de que las organizaciones de salud cuenten con protocolos estrictos para evitar la ocurrencia de estos hechos en estas organizaciones.
Mientras esperamos que el proyecto avance en su trámite legislativo, Praesidium ha elaborados cinco consejos para crear una cultura de seguridad en estas organizaciones, tanto para los pacientes como para todo el personal de salud, porque estas conductas sexuales inapropiadas pueden ser efectivamente prevenidas.
Límites: Discutir y construir mejores límites profesionales. Identificar los límites profesionales que se deben tener con pacientes permitirá a la organización definir un marco de referencia de comportamientos aceptables y ayudará a identificar cuándo se considerará que esos límites han sido traspasados. Una vez definidos, es importante ponerlos por escrito y difundirlos ampliamente para conocimiento de todos los miembros de la organización, incluyendo a los pacientes.
Chaperones: El simple hecho de tener un chaperón o asistente presente durante los exámenes físicos no asegura que se elimine el riesgo de abuso. Es fundamental que reciban una capacitación formal sobre cómo respetar la privacidad junto con dar una supervisión adecuada, y que tengas disponibles medios de denuncia cuando el comportamiento sea sospechoso o parezca inapropiado.
Educar a los pacientes: Crear una sólida educación y retroalimentación para el paciente. Es necesario alertar a los pacientes y padres o acompañantes sobre comportamientos sospechosos, comentarios sexuales inapropiados o contacto físico innecesario. La organización debe difundir información acerca de lo que los pacientes pueden esperar o no durante su consulta y desarrollar y promover canales institucionales de denuncia, que permitan a los involucrados hacer llegar sus quejas de manera accesible, sencilla, rápida y confidencial.
Respuesta: Ampliar los procedimientos de respuesta y minimizar las barreras a la hora de informar. Si una organización recibe información sobre una sospecha o denuncia de algún paciente debe actuar de manera rápida y con determinación para reducir el riesgo de un daño mayor. En el caso de los establecimientos de salud, si un paciente menor de edad es agredido sexualmente, la entidad tiene obligación legal de denunciar al ministerio público, Carabineros o PDI, dentro de las 24 horas de conocido el hecho. En el caso de mayores de edad, la denuncia la deben realizar ellos mismos.
Compromiso: Para establecer una cultura de seguridad dentro de la organización, los líderes deben demostrar un compromiso con la prevención del abuso, públicamente y con frecuencia, tanto en palabras como en acciones.
Tanto las escuelas de medicina, como los colegios médicos y las instituciones estatales y privadas relacionadas con la salud, tienen la responsabilidad de proteger a los pacientes mediante la formación en prevención del abuso y en la detección y respuesta oportunas, para lograr evitar la ocurrencia de un abuso y así proteger a los pacientes de la pequeña minoría dentro del personal de salud que participa en actos de abuso sexual.