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Carolina Aspillaga: «El amor romántico es un concepto político» BRAGA Créditos: Foto de Agencia Uno

Carolina Aspillaga: «El amor romántico es un concepto político»

La activista y psicóloga Carolina Aspillaga, conversó con El Mostrador Braga sobre su libro “No existe una forma de amar”, donde aborda las múltiples maneras en que las mujeres pueden verse limitadas por los valores y normas que impone la cultura en torno a las relaciones de pareja. Además, dio a conocer las variadas formas en que los mitos del amor pueden impactar negativamente en las relaciones sexoafectivas. Ejemplo de esto se da en frases como “el amor todo lo puede” o el concepto de “almas gemelas”, ideales sustanciales en la construcción del “amor romántico”.


Según el estudio “Análisis de los estereotipos de género actuales”, las diferenciadas formas de ver a las mujeres y hombres se han ido transformando a lo largo del tiempo, por ende, varios estereotipos tradicionales están dejando de prevalecer en las nuevas generaciones.  No obstante, los medios de comunicación y otros agentes de socialización cotidiana, han contribuido  a que tales características sigan inmersas en nuestra cultura, manifestándose en las distintas circunstancias en que las mujeres se siguen encontrando desfavorecidas, y donde la violencia contra ellas es el máximo exponente.

Una de estas situaciones de desigualdad entre hombres y mujeres, se da en el ámbito de las relaciones sexoafectivas. Sobre esto y el “amor romántico”, El Mostrador Braga conversó con la activista y psicóloga Carolina Aspillaga, autora de “No existe una forma de amar”, libro donde aborda estas temáticas que son el fruto de sus conocimientos como mujer, psicóloga y activista feminista de la agrupación «La Rebelión del Cuerpo”. 

 “¡Cuestionemoslo todo, hasta que el amor nunca más se utilice como excusa para justificar la violencia y desigualdad”.

Con estas palabras, la autora emprende una larga travesía en búsqueda de las primeras señales y acontecimientos que las mujeres enfrentan dentro de una cultura patriarcal que en consecuencia, limita su identidad a través de los estereotipos de género.

Desde sus primeros encuentros amorosos en la escuela, hasta las relaciones adultas y duraderas, el texto feminista ilustra cómo hemos sido influenciadas por el contexto social en nuestras formas de concebir el amor. Aspillaga es tajante en plantear que los roles de género han sido parte fundamental en la consolidación del “amor romántico”, ese que desde que ellas son pequeñas han observado en las películas de princesas y príncipes azules, y que de grandes, vuelven a recordar cuando inevitablemente sueñan con una relación sexoafectiva eterna, o en su defecto, cuando se les critica por elegir estar solteras.

Debido a estas conjeturas, la autora de “No existe una forma de amar” define el amor como un concepto político, que se relaciona con todas las normas y valores sociales aprendidos. “Los afectos los entendemos como cosas muy individuales porque efectivamente es el sujeto a quien le afecta, pero finalmente esto es lo que nos está permitido pensar. Por ejemplo, a quién debemos amar o a quién no, cómo nos debemos comportar cuando nos enamoramos, cuáles son las normas y valores que hay detrás, todos estos factores tienen que ver con un contexto social, por lo tanto, tiene que ver mucho con cómo se articula y distribuye el poder” señala la psicóloga.

Según Aspillaga, lo que trae consigo el “amor romántico” particularmente, es una serie de factores perjudiciales y peligrosos, que se relacionan a la limitación de nuestras libertades personales. “Este modelo conlleva que los proyectos personales pongan en riesgo la relación. Creo que eso puede ser peligroso. Es importante tener nuestra vida personal, la de tu pareja donde seguramente una no esté, y además, una entidad donde estemos juntos. Debemos permitirnos ser diferentes y entender que no somos una sola entidad”. 

Asimismo, explica cuál es la causa de su impacto en la sociedad. “Tiene lo atractivo este modelo del amor romántico porque involucra la  llegada de un príncipe que te va a rescatar. Es por ello que caló tan hondo en la sociedad, porque viene acompañado de una promesa de felicidad, de ser felices para siempre, algo que finalmente se entiende como un mandato”.

En nombre del amor

La psicóloga afirma que existen dos argumentos en torno al «amor romántico”. En primer lugar, “el amor es trabajo”, y en segundo lugar, la idea de que “el amor es algo que te nubla y que te vuelve un poco loco que provoca que no te puedas controlar”.

Este último argumento considera que es peligroso, porque puede justificar cosas, por ejemplo, “los shows de celos y el maltrato físico“, señala. Además, esto incluye el sentimiento de posesión. “En nombre del amor también se justifica la posesión y cuando ocurren escenas de este tipo entonces una dice, no es que él me ama mucho por eso actúa así”, señala.

Entre estos mitos que menciona en su libro, ella apunta a frases romantizadas conocidas, como por ejemplo, la idea de que “el amor todo lo puede”, la idea de que “si te ama va a cambiar”. Por otro lado, se mencionan los conceptos del “amor de la vida” y  “un alma gemela”, que finalmente trae sus consecuencias. Ejemplo de aquello es creer que después que termina esa relación uno/a no podrá estar con nadie más. “Estos mitos se van reforzando entre ellos”, analiza la activista.

En ámbitos extremos, como es la violencia física contra la mujer, Aspillaga comenta las repercusiones que pueden surgir a partir de una relación sexoafectiva bajo la idea del amor romántico. “Cuando pensamos en que debemos fundirnos con nuestra pareja, muchas veces terminamos alejándonos de la amistades y familia, y eso también tiene consecuencias, por ejemplo si una tiene episodios de violencia  tener un entorno cercano aumenta la posibilidad de salir de esa relación, pero si estamos bajo el modelo del amor romántico, se complica la situación”.

Finalmente, la psicóloga destaca la importancia de que las mujeres alcen su voz propia, de no dejarse llevar por las imposiciones que oprimen a las mujeres dentro de las relaciones sexoafectivas y la sexualidad, como por ejemplo; creer que deban comportarse como un sujeto pasivo en el proceso de conquista, que tienen que ser de una forma particular para ser amadas o que deban demostrar no ser “puta” ni “santa”.

“Que te digan constantemente que está mal que quieras verte deseante, tiene mucho que ver con cómo una se va desapropiando de su sexualidad. Los roles de género van diciendo al respecto que el placer sexual es algo importante para los hombres y para las mujeres no”, finaliza Aspillaga.

 

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