BRAGA
Créditos: Afiche de @maca.migno
El sistema penitenciario chileno tiene una serie de restricciones, además de profundas falencias económicas que se traducen en vulneraciones directas a los derechos de las personas privadas de libertad. En el caso de las mujeres, el porcentaje de visitas que reciben es mucho menor, permaneciendo marginadas del exterior y de sus familias.
Con el fin de exhibir una selección de cine de alta calidad, realizado por cineastas chilenas, en centros de cumplimiento penitenciario femeninos, se lanzó el proyecto “Históricas: ciclo de cine mujeres tras la cámara”, que se desarrollará hasta el 20 de mayo en San Antonio, Quillota y Valparaíso.
“Nos interesa conectar a la comunidad regional con la que habita la cárcel, ya que es importante generar identidad local, así como diálogo”, señalan las organizadoras del encuentro.
El sistema penitenciario chileno tiene una serie de restricciones, además de profundas falencias económicas que se traducen en vulneraciones directas a los derechos de las personas privadas de libertad. No existe legislación sobre la comunicación con el exterior, por lo que las y los internos viven desconectados de la realidad social y política de nuestro país, así como también de la de sus familias.
En el caso de las mujeres, el porcentaje de visitas que reciben es mucho menor, permaneciendo marginadas del exterior y de sus familias durante su condena.
Por esta razón, el ciclo de cine abre una ventana hacia el exterior. En vista de que no existen instancias similares de exhibición de cine, o nada parecido en términos artísticos culturales, este proyecto llega a suplir una necesidad de programación de cine y de actividades de mediación cultural en un espacio de encierro y vulneración social.
“No solo visibilizamos la realización de cine hecho por mujeres, sino que, además, permitimos el acceso a cine de autoras y de alta calidad, a comunidades históricamente segregadas”, comentan las precursoras de la actividad.
La curatoría de las muestras contempla la exhibición de seis largometrajes y cuatro cortos; busca visibilizar las problemáticas que tienen las mujeres, expuestas desde el punto de vista de realizadoras como: Camila José Donoso, María Paz González, Karin Cuyul, Carolina Moscoso, Valentina Reyes, Nicol Ruiz, Victoria Giesen, Natalia Luque y Catalina Alarcón.
Esto adquiere un gran valor en la cárcel, donde ser mujer es una característica de doble complejidad, no solo por la vulneración social, sino también por las cuestiones intrínsecas al género.
Por otro lado, la comunidad externa a las cárceles involucradas en el ciclo, que incluye a familiares de privadas de libertad y excarceladas, tiene un básico acceso al cine. Este público pertenece a un grupo de la sociedad con una participación prácticamente nula en actividades culturales y escasos ingresos económicos. Por esta razón, el proyecto se instala como una actividad gratuita y de fácil acceso para las familias.
