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Poeta Amanda Varín: “Necesitamos elaborar estéticas en las artes con las cuales identificarnos y sentirnos retratadas como lesbianas” BRAGA

Poeta Amanda Varín: “Necesitamos elaborar estéticas en las artes con las cuales identificarnos y sentirnos retratadas como lesbianas”

Alejandra Villarroel
Por : Alejandra Villarroel Periodista Investigadora en Cultura, Educación y DDHH. Fundadora de «Activa tu Presente con Memoria», programa de educación artística no formal con enfoque de Derechos
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Varín es cocreadora de “No olvido porque”, una instalación visual y sonora que busca visibilizar y concientizar sobre la problemática de los lesbofeminicidios a nivel nacional. El montaje, se compone de 800 pañuelos simultáneos con los nombres de mujeres que han perdido la vida por la violencia femicida. ”La intolerancia masculina al rechazo es un punto en común entre los lesbicidios y femicidios. La incapacidad de algunos hombres para aceptar un ‘no’ es algo que nos tendrá siempre en riesgo”, opina Varín.


Tras un verano hecho cenizas, llegamos a las movilizaciones del 8M y a los cincuenta años del golpe comprobando que en Chile tanto el territorio como el cuerpo de las mujeres son zonas de sacrificio. Así lo evidencia la última temporada de incendios forestales cuya expansión en tres regiones del país depredó 457 mil hectáreas de bosques nativos, y el registro de 6 feminicidios consumados más 33 frustrados en lo que recién va del año.

Pensadas de modo imbricado, ambas formas de violencia sistémica, en tanto resultan del modelo neoliberalista patriarcal profundizado por el Estado chileno, dan cuenta de la cultura de muerte instalada a fuego desde el golpe cívico militar de 1973 hasta hoy -bajo una narrativa de progreso nacional mediante la cosificación como metodología- para degradar, desproteger y llevar a la condición de desecho el cuerpo de niñas, mujeres, disidencias sexuales, pobres, tratándolos como residuos que pueden extinguirse o exterminarse tal como se extinguen y exterminan las riquezas naturales y los pueblos preexistentes.

En esa permanente dinámica sociopolítica de búsqueda de justicia, las formas de resistencia desarrolladas por las mujeres contra la subordinación, el olvido y la impunidad se convierten en herramientas vitales para la reconfiguración de su rol político y de las múltiples historias de violencias que las habitan, memorias colectivas que pugnan por el derecho de ser, expresar y organizar sus pluralidades.

Precisamente, sobre esto reflexiona la instalación visual y sonora No Olvido Porque cocreada por la artista visual y performer Lorena Muñoz Bahamondes conjuntamente con la poeta y activista Amanda Varín, con foco especial en el lesbofeminicidio a nivel nacional, mediante el montaje de 800 pañuelos simultáneo el registro octofónico de los nombres de las víctimas y la resignificación vectorial de la imagen del pañuelo como ícono de incesantes luchas e impunidades transitadas por generaciones de niñas y mujeres latinoamericanas, en el imaginario chileno la Cueca Sola.

En torno a esas experiencias trabajará la poeta, profesora, escritora, editora, costurera y activista lesbiana Amanda Varín -seodónimo que homenajea a la escritora Stella Díaz Varín, cuya obra investiga- durante el encuentro creativo de mujeres No Olvido Porque pensado como un ejercicio mnemotécnico previo a la inauguración que se llevará a cabo el 14 de marzo, en la Sala de Artes Visuales de Artistas del Acero, en Concepción, Región del Bío Bío.

Entendido como una instancia de mediación, el encuentro traza el doble objetivo de acercar la obra a diversas comunidades de mujeres del Bío Bío vinculadas al activismo, la investigación, la educación, el feminismo comunitario, la justicia, el arte entro otros ámbitos y, por otra parte, propiciar en ellas la exploración performática, el lenguaje poético y sonoro proceso espontáneo cuyo resultado culminará la instalación “usando la retórica para sanar. Por ejemplo, observando otra perspectiva del fuego, el fuego interno bajo el que fuimos moldeadas todas nosotras, la llama interna, esa fuerza que es distinta a la del fuego utilizado por otros para violentar” explicó Varín.

Sobre su toma de posición artística, educativa y feminista, reflexiona Amanda Varín en la siguiente entrevista realizada en la bahía Tomé, durante los meses de enero y febrero de 2023.

¿Cuál crees que es el rol de la perspectiva feminista en la reflexión artística?

Para mí el rol principal es retorizar para sanar. También recordar, denunciar, instalar temas que nos importan en el arte. Al conocer a otros/as escritores/as, de diversos círculos de Concepción y Santiago, comencé a notar esta división que se hace con la poesía política, esa distancia que toman algunos escritores más conservadores que consideran la poesía feminista como poesía menor o panfletaria. Como si la belleza del lenguaje poético no pudiera unirse con el lenguaje político feminista. Ciertamente no todos los poemas logran esa armonía, ni conservar el lenguaje poético bien trabajado, pero poetas como Rosy Sáez o Elvira Hernández nos demuestran que es posible. El feminismo instaló una visión política que vino a cuestionar modelos de escritura masculinos a los que siempre aspiramos, desde los reconocimientos y valoraciones sociales sobre lo que es “un buen escritor”. Eso siempre será un gran triunfo del feminismo no sólo en la literatura, sino en todas las áreas del conocimiento que actualmente están visibilizando a creadoras arrinconadas por la tradición masculina. Es muy fuerte crear desde la pérdida, desde la indignación, desde la rabia, dialogar con esos hechos sangrientos, macabros, es desgastante y necesario visibilizar las masacres desde el arte, sólo las feministas debemos justificarnos por hacerlo, por recordar a nuestras muertas.

Y en relación al activismo ¿qué esperas de los feminismos en este proceso de nebulosa transición hacia una posible nueva constitución política del Estado?

Espero que logremos poner a una feminista en la presidencia. No soy una creyente de la democracia, ni del Estado, ni el voto porque me parece un proceso totalmente manipulado, pero de todas maneras debemos ocupar los espacios estratégicos, instalar los temas, poder tener alguien a quien exigir consecuencia en todos los ámbitos del poder, estar en todas partes, aunque despreciemos el poder. Una constitución feminista es urgente, que no se pierda lo ganado pues las demandas del feminismo y lesbofeminismo en Chile no han cambiado mucho desde el 80’. Ojalá la nueva constitución amarrara algo de forma definitiva. También estuve mirando material audiovisual del Primer Encuentro Lesbofeminista en Chile en los 90`, facilitado por Lilian Inostroza y Susana Peña de la Colectiva lésbica-feminista Ayuquelén, son impresionantes las similitudes con las discusiones y demandas actuales. Estoy consciente de que se ha logrado instalar el tema del maltrato como algo incuestionable e inaceptable y eso es un triunfo en el sentido social. Pero los derechos que tenemos las mujeres y disidencias son muy frágiles, basta un cambio de gobierno, el fomentar ideas retrógradas por los medios de comunicación de derecha para hacerlos tambalear. Siempre estamos a un paso de retroceder. De los feminismos espero que no se pierda la capacidad de autocrítica y que siempre nos resistamos a la mercantilización del movimiento.

¿Cómo vives la relación dinámica entre olvidar una situación traumática y recordar para la no repetición?

Una lucha interna, constante entre querer paz y buscar respuestas. Indignarse y enojarse recordando, querer olvidar y pensar otras cosas, hacer otras cosas. El patriarcado hasta nos marca lo que estamos creando, todo es una respuesta a la provocación, al trauma, a veces es agotador vivir para reaccionar y responder a la violencia que recibimos. Particularmente me he dado ese trabajo, escribir desde el trauma y como sobreviviente de una situación específica de violencia masculina en mi primera y única relación heterosexual. Sé que otras también, entonces me pregunto qué estaríamos creando, de qué estaríamos hablando, dónde andaríamos si no tuviéramos que defendernos constantemente de la violencia machista. Nosotras deberíamos descubrirlo, darnos el tiempo y la calma de ir más allá, sobrepasar el tema. Descubrir otras partes de nuestra espiritualidad, sin género, sin sexo, sin identidad. Pienso que todo necesita un descanso, la memoria también, más siempre vuelve, nada es definitivo y eso es un consuelo.

¿Cómo crees que No Olvido Porque aporta a la reflexión del lesbicidio hoy?

Es muy impactante ver la cantidad de pañuelos con los nombres de las mujeres asesinadas, escuchar una representación de sus voces también en la instalación sonora ayuda a cuantificarlas. Son una multitud realmente, muchas de ellas lesbianas víctimas de violaciones correctivas. No olvido porque…aporta en la medida que contribuye a la creación de estéticas artísticas lesbianas, con las que podemos identificarnos. También invita a reflexionar sobre la heterosexualidad obligatoria de alguna manera, sobre la heteronorma que no es lo mismo que la heterosexualidad. La intolerancia masculina al rechazo es un punto en común entre los lesbicidios y femicidios. La incapacidad de algunos hombres para aceptar un No es algo que nos tendrá siempre en riesgo.

Cuando hablas de estéticas propias de las lesbianas que les permitan identificarse ¿sientes que falta una construcción colectiva, una apuesta simbólica grupal?

No creo que falte, pues tenemos una historia que nos precede, pero sí creo que las creadoras lesbianas no estamos siendo estudiadas como merecemos. El arte lésbico no ha sido abordado con tanta fuerza desde la teoría del arte, desde la academia, desde curatorias con perspectiva LGBT+ en general y lésbica en particular. Lo digo porque socialmente se nos nombra como “minorías” pero esas minorías estamos muy educadas desde las estéticas heteronormadas, despolitizadas, preciosistas, crecimos con referentes masculinos, nos hemos identificado con ellos. Cuando una mujer, lesbiana o disidente sexual habla desde su humanidad como voz universal, me pregunto si se identifican desde el íntimo cuestionamiento sobre su identidad u orientación sexual. Tomó décadas para que se explicitara la lesbiandad y disidente identidad de género de Mistral, de Sor Juana Inés, entre otras, se nos han negado esos referentes históricamente y es lamentable, pues, esas voces han trascendido, han logrado representar sentimientos y temáticas universales desde la lesbiandad. Lo conversamos hace poco con la activista y poeta transfeminista Claudia Rodríguez durante un encuentro político artístico del colectivo “Disidencias aquí y en la quebrada del ají” de Temuco, ella decía: “estamos construyendo cultura LGBT+”  y es así. Y así como se teoriza sobre otras estéticas, se podría teorizar más y con más fuerza e importancia sobre nuestras estéticas lésbicas, qué es lo que se repite, cuál es la constante como movimiento artístico en particular. Esperaría que los trabajos que ya existen sean incluidos en el currículum educativo de universidades y colegios, pues es en nuestros primeros años de formación cuando necesitamos saber que otras lesbianas lo lograron.

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