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El cuarto amor Yo opino Créditos: Karolina Grabowska en Pexels

El cuarto amor

Elisa Massardo
Por : Elisa Massardo Licenciada en Historia y Estética y diplomada en Periodismo Cultural, Crítica y Edición
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“El 4to amor hubiera podido volverlo loca”

-Kiss and Cry, 2023

Todos/as nos enamoramos alguna vez y el amor, generalmente, conlleva sufrimiento, pero también goce, entretención y miles de emociones que parecieran salir disparadas del cuerpo.

[cita tipo=”destaque”] El primer amor debería ser el mejor. El más sano, honesto e ingenuo, puede ser la base de lo que esperas para el futuro y lo más perfecto posible. El dolor, que siempre trae implícito, es fulminante. Pocas veces he escuchado que terminen bien o sanamente, por lo general, hay drama. [/cita]

Los invito a pensar un poco más en el amor real. No en el Síndrome de Enamoramiento Post Coital (SEPC), o en esos ligeros de Tinder. Recordemos lo que implica ser pareja, compañero/a de alguien que te ama. Es curioso, porque hace un par de semanas vi la obra, Kiss and Cry, de Jaco van Dormael y Michèle Anne de Mey, un novedoso espectáculo donde los actores eran los dedos de distintas personas que, mediante un juego de planos y escalas, relataban la vida de la protagonista a través de sus amores. Y, más allá de la calidad de la obra, no he dejado de darle vueltas a esta frase sobre la locura, sobre la condicionalidad ¿Por qué?, ¿por qué el 4to amor hubiera podido volverla loca? Bueno, la vida es sencilla y bastante egocéntrica, probablemente la respuesta sea porque a mí también hubiera podido volverme loca.

El primer amor debería ser el mejor. El más sano, honesto e ingenuo, puede ser la base de lo que esperas para el futuro y lo más perfecto posible. El dolor, que siempre trae implícito, es fulminante. Pocas veces he escuchado que terminen bien o sanamente, por lo general, hay drama.

El segundo, puede ser más jugado y entretenido. Ya conoces la “realidad” y la tristeza, no eres tan ingenuo/a, todo es más negociado y pactado. Quizás es una relación abierta, aunque el primer amor también pudo serlo. La monogamia está cada vez más obsoleta, hay que asumirlo. Y el término de esta relación, puede ser incluso poco relevante.

El tercero es, probablemente, más seguro. Después de terminar dos relaciones tienes el corazón más frío y mayor claridad sobre lo que te gusta y lo que no. Sobre lo que quieres, lo que debes, entre otros. Quizás, te demoraste un poco más en recaer en el eterno loop del ser pareja, de conocer a alguien, salir a un par de citas, tener sexo en cualquier momento, disfrutar de la maravilla de conocer al otro; luego, viene la monotonía, las discusiones, el adiós y vuelta a empezar.

De todas formas, es probable que en tu caso (así como en el mío), alguno de estos tres amores fuera desenfrenado, una locura que no quieres vivir nuevamente. Hubiera podido volverte loco/a, pero de mala manera, quizás, hubo celos, violencia, dramas. Ahí aprendes lo que no quieres repetir, pero… ¿Qué pasa con el cuarto?

No sé ustedes, pero yo no cuento a los amores según la cantidad de pololeos ni en orden cronológico. Cuento siempre a todas mis amistades, pero también -en el caso de las relaciones sexoafectivas-, según el sentimiento e independiente de si fuimos pareja o no; del tiempo que pasamos juntos; de si soñábamos con el futuro o si solo estábamos por placer. Los cuento por amor.

Y es así, como ese cuarto amor hubiera podido volverme loca. Porque había independencia, madurez y, sobre todo, mucho compañerismo. Porque no había proyecciones ni sueños irrealizables o ilusiones. Había realidad, total realidad, buena conversación, risa, sexo y vino. El loop no parecía loop y era encantadora esa sensación de compartir la vida con tranquilidad, con seguridad, cuando la ingenuidad ya no existe y las mentiras tampoco. Porque se priorizaba la verdad y no dolía, porque había respeto, porque había una sencilla decisión: estar juntos/as y acompañarse. Existía eso y la sensación de que no importaba el futuro porque la compañía era desde el presente y desde la libertad individual, en una relación que no era de poder porque era pareja.

Es que el amor no tiene que ver con esa sensación de mariposas en el estómago, sino, probablemente, con esa promesa individual de estar tranquilo, de estar bien con uno/a mismo/a para estar con otro/a, de entender que cada uno es como es y no pretender cambiarle: “No importan sus locuras, mientras calce con la tuya”. Y claro, un cuarto amor siempre te pilla más maduro/a, ya conoces tus gustos y prioridades, no las dejarías por otra persona; al contrario, puedes enseñarlas.

Cómo iba a pensar que justo ahora, cuando estaba pensando en escribir solamente desde la soltería porque siempre me ha fascinado bastante, me iba a acordar de este cuarto amor que acabó hace tiempo. Porque todos terminan. Ya sea en vida o en la muerte, terminan.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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