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Luciana Peker: “Hoy las redes sociales son enemigas de las mujeres” BRAGA

Luciana Peker: “Hoy las redes sociales son enemigas de las mujeres”

Para la periodista, escritora y activista feminista argentina Luciana Peker, “hoy las redes sociales son enemigas de las mujeres” aunque reconoce que estos espacios posibilitaron la democratización y apertura de los discursos feministas de la cuarta ola que, como señala, comenzó en 2015 en América Latina con el impulso de las reivindicaciones del movimiento Ni Una Menos.


“Cuando las redes o las corporaciones creían que era una cuota de género, una cosa simbólica, lo dejaron pasar. Pero cuando se dieron cuenta de que realmente se trataba de transformar el poder, hoy las redes sociales son enemigas de las mujeres”, puntualiza Peker durante una entrevista con Efeminista con motivo de su reciente visita a España para participar en el Encuentro Internacional Feminista organizado por el Ministerio de Igualdad.

La escritora de “La revolución de las hijas” y “Putita golosa”, entre otros títulos, participó en la mesa sobre violencia política contra las mujeres, una violencia que ha saltado a la red y que ya está desalentando a las jóvenes a ingresar en la política, pero cuya máxima expresión es el feminicidio, ha recordado Peker.

“El feminicidio es el castigo más claro por llegar al poder”

Pregunta (P)-. ¿Qué entiende por la violencia política contra las mujeres?

Respuesta (R)-.  La violencia política contra las mujeres es la violencia física o verbal que atenta contra la participación política de las mujeres y hay muchos ejemplos. El más grave fue el feminicidio político de la concejala brasileña Marielle Franco, cuya hermana, Anielle Franco, es ahora la ministra de Igualdad Racial del Gobierno de Lula en Brasil. El feminicidio es el castigo más claro a las mujeres por llegar al poder. Marielle era una mujer que vivía en una favela, era lesbiana, socialista y luchaba por otras mujeres racializadas.

Y en la Argentina hubo un intento de feminicidio político contra la vicepresidenta actual, Cristina Fernández de Kirchner, por dar un marco a las situaciones más graves, pero después hay muchísimos ejemplos.

P-. Otro ejemplo es el de la legisladora bonaerense de 22 años, Ofelia Fernández, quien se hizo con un escaño con apenas 19 años y sufre constantemente agresiones verbales.

R-. Sí, la violencia contra Ofelia Fernández es la violencia política verbal más fuerte. Porque en Argentina se dio lo que llamo y, escribí un libro con ese nombre, la revolución de las hijas. Ofelia es parte de esa revolución de las hijas. Ella genera una verdadera revolución para nuestras hijas, para las estudiantes de secundaria y además genera el ingreso a la política de las jóvenes. Es un cambio radical. Pero, ante eso, Ofelia sufre violencia política por parte de partidos de derechas argentinos similares a VOX. Y esto ya desalentó a las jóvenes a que sigan ingresando en la política. El problema de la violencia política no es una amenaza, es una realidad y ya estamos retrocediendo.

Redes sociales, enemigas de las mujeres

P-. ¿Cómo se puede hacer frente a esta violencia política que salta a las redes sociales?

R-. Las redes sociales no son fantasmas, son corporaciones que en un primer momento en Argentina y en América Latina, donde los medios son monopólicos, generaron una apertura de los discursos feministas y una democratización. El movimiento Ni Una Menos surge en el 2015 en Argentina y el #MeToo, que surge en el 2017, es posterior. La cuarta ola feminista empieza en el sur y en las redes sociales.

Cuando las redes o las corporaciones creían que era una cuota de género, una cosa simbólica, lo dejaron pasar. Pero cuando se dieron cuenta de que se trataba de transformar el poder, hoy las redes son enemigas de las mujeres. Y no quiere decir que no estemos en las redes, sino que están bloqueando nuestro contenido y permitiendo explícitamente que nos agredan.

Garantizar los avances y no retroceder

P-. Hablaba de retrocesos, y es que también se están dando pasos hacia atrás en lo que respecta al derecho al aborto en diversas latitudes. ¿Cuál es el diagnóstico que hace en Argentina a más de dos años de su despenalización?

R-. Después de la aprobación del aborto en Argentina, se despenalizó en Colombia y en México a través de los tribunales constitucionales, y eso significa un gran avance. Más recientemente hemos visto el retroceso en Estados Unidos.

Hoy, por primera vez, el sur del mundo está delante del norte. Pero esto también ha generado una enorme reacción contraria con organizaciones conservadoras en contra del aborto. Aun así, el aborto en la Argentina se está realizando. Hubo más de 17.000 abortos en el último año. Es un balance positivo.

P-.  ¿Cuáles diría que son los retos que apremian dentro del movimiento feminista argentino?

R-. El gran reto es no retroceder. El gran reto es lograr una ley de cuidados que requiere presupuesto y ahí se arma el sur global, con una economía que tiene una inflación del 100 % y que depende del pago de la deuda externa. Es un problema porque para que las mujeres avancemos necesitamos presupuesto. El gran reto es que quede por ley lo que llamamos la jubilación de las amas de casa y el reconocimiento de tareas de cuidado que le da un año de aportes jubilatorios a las mujeres por cada hijo. Creo que los retos son fortalecer el sistema de cuidados y por sobre todo, como movimiento político, garantizar lo que logramos avanzar y no retroceder.

Frenar la violencia para poder disfrutar

P-. Ha escrito varios libros sobre el feminismo del goce y el deseo. ¿Por qué es tan importante esta reivindicación?

R-. El feminismo del goce es un feminismo profundamente latinoamericano, un feminismo que quiere frenar la violencia sexual, pero disfrutar del sexo; que quiere frenar el acoso, pero disfrutar del cuerpo; que quiere frenar los estereotipos de belleza, pero disfrutar de las identidades sexuales. Es muy importante porque el feminismo norteamericano tradicionalmente fue más punitivo y conservador. Y algunas voces de actrices francesas querían decir que el feminismo era moralista, que venía a suprimir el sexo y en realidad era todo lo contrario. Unos años después del #MeToo lo vemos: las mujeres están más liberadas, deseantes y festivas que nunca. Eso lo que muestra es que necesitamos frenar la violencia para poder disfrutar.

P-. ¿Tiene alguna próxima publicación entre manos?

R-. Mi sueño es escribir un libro que cuente la historia de América Latina. Por supuesto, también los hitos en Europa y muy especialmente en España. Porque la relación entre periodistas y feministas de España y América Latina ha sido mucho más potente y con una mirada menos eurocéntrica que la del resto de Europa. Es necesario contar todos nuestros logros para entender por qué hay una reacción tan fuerte. En ese sentido la escritura tiene que tomar dimensión, no de cada estrellita perdida, sino del cielo que hemos logrado.

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