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Lorenza Quezada: “Es importante quién y cómo se cuenta la experiencia de vida de las disidencias” BRAGA

Lorenza Quezada: “Es importante quién y cómo se cuenta la experiencia de vida de las disidencias”

Francisca Palma Arriagada
Por : Francisca Palma Arriagada Periodista de la U. de Chile.
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A días de una reunión con autoridades de gobierno para conocer los avances de dos instancias que buscan responder a diversas demandas, incluyendo una de las más sentidas para la comunidad trans –el derecho a la salud-, y del estreno de la obra de teatro inspirada en los 50 años de la primera protesta homosexual de la que hay registro en Chile –Yeguas Sueltas-, Lorenza Quezada revisa para El Mostrador Braga estos hitos de la memoria LGBTIQ+ local y de la respuesta institucional del actual gobierno en el mes de las disidencias sexuales.


Una experiencia en la que convergen dos de sus más importantes actividades es lo que vivirá Lorenza –Lola- Quezada este 22 de junio en Matucana 100. Primero, su trabajo artístico, como actriz del elenco del próximo estreno de Teatro Sur, Yeguas Sueltas, inspirado en la primera protesta homosexual de la que hay registro en Chile; y segundo, su rol de activista trans, como parte de la Colectiva Pies Disidentes y como vocera de la Articulación Nacional Salud Trans para Chile.

Y es que su trabajo artístico, señala, está atravesado por el activismo. “Hay un cruce importante para mí. Creo que ambas tienen un posicionamiento político potente. En el teatro cada quien tiene un pensamiento crítico, al igual que en el activismo, donde hay un hambre de querer dar respuesta a urgencias y a exigencias no solamente personales, sino que colectivas. Esto es importante porque en ambos espacios está la finalidad del colectivo, de llegar a comunidades, a otras mentes y corazones. Se conecta la pasión en ambas aristas”, explica. 

La también integrante de la Mesa de Salud Trans del Ministerio de Salud y de la Mesa Gubernamental LGBTIQA+ del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, es parte del equipo Women in Global Health-Chile, movimiento mundial de mujeres líderes en salud que trabajan por la igualdad y equidad de género. Ambas instancias locales están por presentar sus avances. “Desde el Ministerio de Salud estamos a la espera de la respuesta para ver cómo se concreta esta política de salud trans para Chile, que va a ser un programa con sus propias orientaciones técnicas. Por otro lado, con la mesa gubernamental estamos próximas a tener otra reunión en la cual debiesen dar respuesta a la creación de alguna institucionalidad LGBTI+ que nos respalde dentro del Estado y dentro del aparato estatal. Ambos fueron un compromiso del gobierno actual de Gabriel Boric”, relata. 

En este mes de las disidencias, recorre estas demandas y el contenido de su próximo estreno para El Mostrador Braga. 

¿Cómo explicar a las personas por qué es importante instalar la salud para las personas trans como un derecho?, ¿qué gana la sociedad con este paso? 

La demanda de salud en Chile no es algo de otro mundo. Es algo básico que debiésemos tener,  que el sistema público nos debe como a cada quien le pertenece tener una salud digna en general. La vida de las personas trans existen desde siempre.

Cuando hablamos de salud trans no hablamos de salud mental porque hay que decirlo fuerte y claro: no se trata de problemas mentales, porque ya estamos en otra etapa en la cual la patologización debe quedar atrás. Es entender que para tener un desarrollo y una vida digna, necesitamos también trabajar nuestras urgencias y las prestaciones específicas de salud trans como son, por ejemplo, las hormonas. Otra urgencia de las más graves son las siliconas industriales en compañeras adultas mayores trans, que en un mundo tan heteronormativo, antes la única salida fue esta para lograr una imagen de sí mismas como cualquier persona quisiera. Esas compañeras están en un problema gravísimo, por ello ahora toca devolverles la mano, la contención, ese vacío que la sociedad entera entregó durante mucho tiempo. 

 

¿En qué se basa la lucha por la salud trans para Chile?

Entre los conceptos claves están la transdiversidad, la interseccionalidad, la descentralización y territorialidad y el curso de vida. En base a esos conceptos, junto con la despatologización, se crea la articulación nacional de salud Trans para Chile. Esos conceptos claves nos llevan a entender las dificultades y las urgencias de cada persona trans; porque no es lo mismo ser una persona mayor trans en situación de calle, o trabajadora sexual en Arica, que ser trans masculino adolescente en territorio militarizado, como ser una persona no binaria en la isla de Rapa Nui, y así montón de ejemplos que pueden surgir. 

Creo que en base a eso hay una insistencia también en el respetar, por ejemplo, la ley de identidad de género, y esto se pasa por alto siempre. Es increíble la manera en que la gente se pasa por alto la misma ley y la misma circular que existe en los servicios de salud. O sea, no hay un respeto a la identidad de la persona, siendo que es más fácil que cualquier otra cosa. La gente se complica demasiado al pensar en la salud trans, por ejemplo, en pensar en la identidad de otra persona. Basta con preguntarles su nombre y cómo quieren que le llame y listo.  

 

¿Es una barrera más social? 

Sí, es una barrera mental y social ridícula. Creo que muchas cosas han cambiado, pero hay  que seguir evolucionando, no hay que rigidizarse, porque nunca dejamos de aprender y eso es importante que la gente lo reconozca, que debemos tener una vida óptima hasta el final de nuestros días, entender la vejez también, porque cuando se cruza esa intersección se vuelve aún crítica a la realidad. Por ejemplo, si tú piensas en una persona trans que además tiene capacidades distintas y usa silla de ruedas, y que además es pobre, y que además no tiene una red de apoyo, y ahí suma y sigue… vas a encontrar un millón de contextos que son difíciles de visibilizar y también de apoyar. 

Por ello, la articulación de salud trans para Chile también tiene ese objetivo que es articular, porque no es una organización, no es una fundación, es un colectivo de muchas organizaciones en conjunto con los gremios de la salud, del Colegio Médico, del Colegio de Matronas, el Colegio de Psicólogos, con el apoyo de la red diversa que reúne a las oficinas de género de los municipios. 

 

¿En qué etapa están de diálogo con las actuales autoridades? 

Cronológicamente, se creó la articulación, luego se hizo un levantamiento nacional territorial y luego se creó el octubre trans, que fue el mes de agitación nacional por la despatologización a propósito del mes del estallido social, queriendo decir que nosotros también somos parte de esa revuelta social. 

Luego de eso exigimos que el gobierno entrante pusiera esta temática como una de sus 100 primeras medidas. Y así fue. Convocaron a la mesa de salud trans, luego nos invitaron a la mesa gubernamental LGBTIQ+ desde la Dirección Sociocultural de la Presidencia en conjunto con el Ministerio de la Mujer y también la Diputación de Emilia Schneider. El 2022 trabajamos todo el año en la política de salud trans, entregando también nuestro conocimiento y experiencia territorial. Así mismo sucedió con la mesa gubernamental, en la cual la temática de salud trans fue muy importante. Ahora este segundo semestre debiésemos tener respuestas con respecto a ambas partes.

 

Hablando de demandas, el ámbito laboral es una de ellas. Una de las particularidades que tiene la obra de teatro Yeguas Sueltas es que el elenco es integrado por personas de la disidencia. ¿Cómo influye esa decisión de la compañía en el teatro local?

Tiene una gran importancia porque hay un antes y un después en la representatividad en las artes escénicas. Para mí hubiese sido muy lindo ver a alguna travesti o alguna persona trans e intérprete del arte escénico. O sea, ver gente como yo, poder sentirme identificada y decir “sí, soy yo, quiero ser como ella”. Tener un elenco disidente es muy importante para una representatividad trans dentro de las artes escénicas, y con esto no le estamos quitando la pega a nadie. De hecho, cualquier persona puede interpretar cualquier cosa. Nosotros como personas disidentes podemos interpretar cualquier cosa, pero cuando hablamos de la experiencia de vida de personas trans  y de las disidencias sexuales, primero es quién las cuenta y cómo las cuenta, porque estas historias las han contado  durante mucho tiempo de una manera tan estigmatizante, tan violenta, que nos ha seguido teniendo en la marginalidad, entonces nosotros también hacemos una reivindicación de esta historia, de esta experiencia cruda, violenta, pero también sin romantizar y sin entregar un mensaje tan esperanzador –que también lo hay, pero más profundo, más político- queriendo cambiar la cultura, trabajando con la comunidad y con las compañeras. Creo que este es un trabajo que puede servir de referencia a otras compañías, a otras intérpretes, en cualquier temática.

 

Sobre los 50 años del golpe, ¿qué aporta que se visibilice este hito de la primera protesta?

Creo que es la temática fuerte que se habla en la obra con respecto los 50 años, que también atraviesa estos años con respecto a estas fuerzas de orden que siempre nos han violentado como pueblo. En estos 50 años también hay un eslabón perdido respecto a quién cuenta la historia y qué cuenta. O sea, esta es una historia súper trágica y violenta, pero dentro de esa historia también hay otras historias que no fueron contadas. O sea, dentro de las personas de la primera marcha también hay personas torturadas y presas políticas durante la dictadura militar, pero a eso se le suma la interseccionalidad de que eran  travestis, entonces en todos los registros de detenidos desaparecidos, los que hay por lo menos, nunca va a aparecer una travesti,  nunca va a aparecer una mujer trans con su nombre, por lo tanto nunca vamos a llegar a saber del paradero de esa persona. Entonces hay un eslabón perdido dentro de estos 50 años que no se ha contado y eso es lo que queremos contar, o sea, queremos atravesar estos 50 años también con otra historia que no todo el mundo conoce. 

De esta reparación por supuesto que se tiene que hacer cargo el Estado, pero también como comunidad tenemos que hacernos cargo, porque somos una gran familia disidente. Hay muchas personas de la comunidad LGBTIQA+ que no tienen familia y que se sustentan en esta red de apoyo, y eso es lo que entregamos en ese tejido de memoria y de amor colectivo disidente.

 

¿Qué invitación harías a los públicos a que vayan a Matucana 100 a ver Yeguas Sueltas?

En primera instancia a la comunidad: obviamente nosotros tenemos que conocer nuestra historia, tenemos que hilar nuestros cables perdidos, porque hay un montón de historias que se entrecruzan; pero también invitar al público en general a conocer parte importante de un contexto difícil. O sea, estamos hablando de niñeces y adolescencias que fueron vulneradas y que fueron discriminadas, que fueron violentadas.  La invitación es más amplia que la comunidad porque la idea es que el mundo conozca esta experiencia y por qué exigimos lo que exigimos.

Yeguas Sueltas es una bonita experiencia, es un viaje sensible, humano y político. Es un rescate de memoria muy importante, no sólo para la disidencia sexual, sino que para completar estos 50 años con otra parte de la historia. 

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