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“La literatura es un lugar para procesos de autodeterminación de género” BRAGA

“La literatura es un lugar para procesos de autodeterminación de género”

Natalia Figueroa Sepúlveda
Por : Natalia Figueroa Sepúlveda Periodista de la Universidad de Chile. Diplomada en Memoria y DDHH, así como en Periodismo de Investigación. Especializada en movimientos sociales, migración, violencia de género y cultura. Actualmente es encargada de Comunicaciones del Observatorio Ciudadano, fundación de derechos humanos. Desarrolla, además, un proyecto sobre memoria y feminismo en mujeres víctimas de femicidio.
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Literatura, activismos y sexo-disidencias son las temáticas que convergen en el proyecto “Transtextualidades Disidentes”, de la filosofa feminista y activista trans, Débora Oníria de Erewhon: será estrenado el próximo 7 de diciembre.


Construir un puente entre la academia y el activismo sexo-disidente, un puente que antes no estaba. De esta manera Débora Oníria de Erewhon, filósofa y activista trans, fija uno de los horizontes con el que ha trabajado el equipo de “Transtextualidades Disidentes” durante el último año.

Este proyecto financiado por el Fondo del Fomento del Libro y la Lectura Convocatoria 2023 está a poco de ser estrenado por Youtube, Web e Instagram, buscando ser una vitrina para autores LGBTIQ+ que han sido publicades recientemente.

Si bien la propuesta inicial no fue aceptada dentro de la academia, vio una nueva versión en este proyecto que se adjudicó fondos públicos y que pretende tener más de una temporada de autores y aliados/es de las disidencias sexogenéricas; dentro de ellos/e, la abogada trans y actual consejera del INDH Constanza Valdés, la artista e investigadora escénica Cheril Linett, autora del proyecto de performance Yeguada Latinoamericana, y Shane Cienfuégos, activista trans no binaria cuya solicitud de cambio de datos registrales fue la primera entregada por el Registro Civil en nuestro país. Una apuesta que, asegura Débora, supone ejercicios de “decodificación de imaginarios” diseñados a partir de la experiencia situada del activismo que busca sumar nuevos lectores.

-¿Cómo nace este proyecto? ¿Con qué propósito?

A partir del Área de Género y Subjetividades Trans de la ONG CERES, la unidad de investigación e inscidencia social que coordino, generamos una primera y segunda propuesta para el Fondo del Libro y la Lectura. La primera no fue aceptada, mientras que la segunda, rearticulada, contiene la experiencia del activismo transidentitario, de los procesos de investigación y las labores disciplinares que cosntituyen y son afines al equipo de dicha Área. La propuesta está definida por la creación de cápsulas audiovisuales de autores y aliades LGBTIQ+ del contexto nacional, con el fin de favorecer la divulgación y promover la representación cultural de los derechos de las diversidades y disidencias sexo-genéricas, para esto generamos una instancia de investigación interdisciplinar (Fase 1) a partir de la cual se elaboró un guion de preguntas focalizadas (Fase 2) que enmarcara la narrativa del prodaje (Fase 3), la cual realizamos en lugares distintos de la municipalidad de Recoleta: en la plaza San Alberto, en Patronato, y en el Parque Almagro. Actualmente nos encontramos en el periodo de postproducción (Fase 4), ad portas de transicionar hacia la implementación del plan de difusión (Fase 5).

Es importante recalcar que este es un proyecto pensado desde criterios transafirmativos y género-inclusivo, es decir, contiene metodologías vinculadas a la intervención, en línea con principios de derechos humanos, la teoría crítica feminista y las ciencias sociales. Su finalidad es promover la sensibilización cultural, la diversificación en temáticas trans y sexodisidentes, a través de un trabajo focalizado la producción y circulacion literaria de autores chilen*s .

-¿Qué otras experiencias vieron?

Tenemos un proyecto hermano, liderado por el equipo de Cultura de la ONG, cuyo nombre es “Sonidos Disidentes”. Elles están desarrollando la segunda temporada centrada en la generación de contenido audiovisual del área musical, relevando cantautores y musiques emergentes. Soy de las que insisto en sembrar una buena interacción inter-equipo e inter-área al interior de CERES. Con “Sonidos Disidentes” tenemos en común la puesta en práctica de criterios transafirmativas que son transversales para la ONG. Cada proyecto está empapado de la experiencia y las competencias de quienes los dirigen. Para el caso de “Transexualidades Disidentes” se trata de mi crecimiento como activista e investigadora trans, crecimiento el cual se dió en paralelo al proceso de ingreso a un Doctorado en Teoría Crítica. Curiosamente, el título “Transtextualidades” lo utilicé en mi primera propuesta de investigación en noviembre de 2019, propuesta la cual fue rechazada. Para la postulación del siguiente año, trabajé de manera ardua para dar con un perfil más acorde que me permitiera desarrollar una investigación en torno a temáticas trans*, en el proceso hubo la necesidad de hacer un sinúmero de modificaciones, entre ellas el título. La noción de “Transtextualidades” desapareció del mapa de mi investigación, por ende esta tiene un valor residual. No habiendo sido aceptada por la academia la recuperé de entre mis archivos, para reorientarla y darle cuerpo a un proyecto cuyo telón de fondo es la justicia social transafirmativa.

-Tomando esta experiencia en la academia cuando presentaste ese proyecto, ¿qué debates abrió?

En primer lugar, es necesario mencionar las inmensas dificultades que atravesamos las personas trans para ingresar a carreras de formación de posgrado en Chile. Para nosotres, la oferta de formación se reduce drásticamente, dado que no todos los programas cuentan con políticas de inclusión ad hoc, ni protocolos activos capaces de prevenir situaciones de discriminación. Si ya es inusual encontrar investigadoras que estén produciendo lecturas sobre temáticas trans* o LGBTIQ+ con lineamientos afirmativos, más lo es que se trate de personas de la comunidad. El lugar que hemos tenido en el ámbito del conocimiento es el de ser objetos de estudio, no sujetos de saber. De ahí que sea decidor que mi primera propuesta de investigación como persona trans no haya ingresado, esto refleja el estado actual del reconocimiento epistémico que tienen estas temáticas en la academia, el cual va de la subrrepresentación hasta el tokenismo, el pinkwashing y la segregación. No hay que olvidar que nos encontramos en un contexto generalizado de aumento de la violencia LGBTIQ+fóbica. Informes de derechos humanos, nacionales e internacionales, han sido enfáticos a este respecto. Es necesario generar las condiciones para no reproducir los prejuicios sexuales patriarcoloniales. Mirado desde ahí, la experiencia resulta significativa, puesto que habla de la reinstalación de un concepto rechazado que levanta una reivindicación en el ámbito de los emplazamientos discursivos, pero también lo es por la posibilidad en sí misma de gestar un mundo que estamos construyendo todes aquell*s que buscamos la transformación social bajo un horizonte de justicia transfeminista.

-¿Cómo ha sido la experiencia para ti de impulsar este proyecto y trabajarlo colectivamente? ¿Qué particularidades adquiere?

Ha sido sumamente bonito, pero también un desafío Lo que he intentado cultivar desde mi posición es generar un puente entre el ámbito de la investigación dura y la promoción de los derechos LGBTIQ+. Suscitó el compromiso de autores que, en buena medida, movilizan la crítica activista sexo-disidente, como es el caso de Juan Pablo Sutherlad, Constanza Valdés o Shane Cienfuegos. Las obras que fueron escogidas para las cápsulas audiovisuales de les autores son muy recientes, la mayoría de ellas fueron publicadas en 2021 siendo la más antigua de 2018.

-Cuéntame sobre las personas autoras de esta primera temporada…

En el caso de Leufü Manke, quien se identifica como un poeta marika mapuche, su poemario es bilingüe, en castellano se nomina “El río que llevo adentro” y en mapudungun “Ti Leufü Ñi Yeniel Pomwi Mew” , y está compuesto por un conjunto de poemas escritos a lo largo de varios años. En él se encontrarán poemas dedicados al rechazo amoroso, a la remembraza de encuentros homosexuales, así como de declamación situada de elementos simbólicos de alta carga cultural en el mundo mapuche y el estar en contacto con la madre naturaleza. Esa obra está caracterizada por la generación de un puente que cruza las fronteras de lo intercultural y que desplaza sesgos asociados a la “identidad mapuche”, haciendo uso de un bilinguismo, “la champurria”, que viene a revalorar el sentido de imaginarios ancestrales.

En el caso de Constanza Valdés, abogada trans y actual consejera del INDH, su libro “Un cuerpo equivocado” recoge la pregunta en torno al significante que ha establecido los parámetros de la autodeterminación de sí misme en las personas trans, en sus procesos de transición, hormonales y no hormonales, psíquicos y sociales, políticos y familiares. La metáfora del cuerpo equivocado ha funcionado como un pilar simbólico que establece una narrativa maestra sumamente nociva, cuyo efecto es encapsular el proceso de transición de género hacia coordenadas prestablecidas, asociadas a la esfera de lo masculino/femenino como esquema dicotómico que establece los roles y significaciones del reparto social de las identidades sexo-genéricas. Desde la investigación y en la experiencia de diálogo me ha tocado verlo replicada tanto por adolescentes como adulteces, activistas y aliades. A partir de esta pregunta, Constanza establece puntos de encuentro vinculados a su experiencia personal, al ingreso con el mundo político y al examen de los parámetros de acción que ha tenido la ley de identidad de género en el país. Como vez, el cruce entre lo expriencial y los imaginarios políticos es fundamental, asimismo sucede con tod*s l*sautores de la primera temporada.

-Mencionaste esta idea de hacer un puente entre lo académico y el activismo, ¿ese puente fue la literatura?

De entrada, soy de las que cree que el arte está allí para correr el cerco de lo posible. La literatura tiene una particular relación con la experiencia vivida, sus procesos de socialización y autodeterminación, cuestión absolutamente central para las personas y trans y LGBTIQ+. Ahora bien, no creo que las personas trans deban solo escribir de modo testimonial como si la función social esperada de una persona trans fuese la de comunicar su transición, de hacerla “plausible” a través del espacio literario, sino más bien que la literatura es una plataforma a partir de la cual pensarse y surcar aquellos abismos que son constitutivas del desarrollo psicocognitivo y la comprensión de sí. En este sentido, labrado por Transtextualidades, la literatura funciona como lo que Gilles Deleuze, filósofo francés, llamó “plano de consistencia”, esto es, un espacio para procesos de autodeterminación de género que hacen, ponen en acción componentes semióticos y narrativos, líricos y ficcionales, reflexivos y testimoniales, orientados a generar nuevas conexiones que remueven los imaginarios entrampados en los paradigmas de subyugación cisheteronormativos. No podemos desatender el hecho de que pese a los avances en términos legislativos, las comunidades LGBTIQ+ estamos expuestas a una gran cantidad de acoso institucional que afecta la vida individual y en sociedad. La literatura viene así a ser un espacio-tiempo de socialización de subjetividades históricamente marginadas por motivos sexo-genéricos, permitiendo conceder el ser-con-otr*s.

-Estos elementos, ¿cómo convergen en la construcción de un universo narrativo dentro del contexto latinoamericano?

Cuando concebimos la implementación de criterios transafirmativos y de género-inclusivos suponemos no solamente generar una figura equilibrada que contenga distintas aristas de experiencias que intersectan marcadores de desigualdad, como puede ser la raza, el género, la etnicidad, el color de piel, sino también la necesidad de pensarnos desde aquí en un yo situado. Esto se refleja bastante bien en una de las obras que será parte de una de las cápsulas que es el libro “Nación Marica: prácticas culturales y crítica activista latinoamericana”, de Juan Pablo Sutherland publicado en 2019 y luego 2021, por editorial Perros Románticos, que establece una posición opositiva a los paradigmas tradicionales respecto a cómo se concibe la nación, una nación expurgada de todo reducto marginal en el cual caben solamente ciudadanos “de bien”, porque bajo ese parámetro históricamente avalado por el Estado chileno y por otros, hemos sido personas indignas. Así lo constata la historia.

-¿Qué espacio ocupa la literatura trans actualmente y desde ahí qué relevancia adquiere la apuesta que hacen?

Me parece que el campo literario latinoamericano es un lugar sumamente prolífico para establecer códigos de acción e interacción con los imaginarios socioculturales. Actualmente hay una muy buena circulación de escritura de mujeres mapuche. Nosotras también somos lectoras de lo que está pasando en otras partes de Abya Yala, de cómo esto conecta con otras disciplinas del ámbito creativo, como es el cine, el teatro, la danza o la misma filosofía, y cómo esto incita la aparición de gestos cuyo atrevimiento favorezca inhibición heredada a través de los siglos. Somos conscientes del escenario desafiante en el que nos instalamos. A diferencia de los que ocurre en México, Argentina o España, la circulación de literatura chilena es bastante reducida, tenemos muy bajos índices de consumo libresco y comprensión lectora. Este es un desafío contextual que por supuesto determina el hacer y el deshacer de las obras que hemos escogido y así como la trayectoria profesional de l*s escritores con quienes hemos trabajado la primera temporada.

A su vez, una cuestión determinante es que la literatura LGBTIQ+ está orientada únicamente a aliades o personas LGBTIQ+. con poder adquisitivo o cuya sostenibilidad de vida depende de cierta diplomacia con los valores cisheteronormativos. Escribir, supone pasar por formas de codificación propias de las lógicas del mercano literario, que muchas veces no favorece sino que dificulta su llegada a otros públicos. En buena medida los libros que hemos escogido son una muestra de que es posible resistir a esas lógicas sin restarle fuerza a la irreductibilidad del activismo y el deseo de justicia social. Algo que tenemos a favor es que hemos detectado un interés creciente por explorar estos imaginarios. De allí que hayamos apostado por trabajar el potencial de su eventual circulación.

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