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Ni un paso atrás: derecho a la identidad en la nueva Constitución Yo opino Créditos: Foto de Agencia Uno

Ni un paso atrás: derecho a la identidad en la nueva Constitución


Cada año que pasa aumenta considerablemente la violencia hacia diversidades y disidencias sexuales y de géneros. En el año 2020, los crímenes y agresiones odiantes aumentaron en un 14,7%. El 2021 y lo que va del 2022, a pesar del logro del matrimonio igualitario, ha quedado claro que nos siguen matando, de formas alevosamente crudas, a plena luz del día y con un amargo sabor de impunidad. Con el proceso constituyente se abre una gran puerta de oportunidad de cambiar una de las raíces de esta discriminación: la falta de derechos y protección explícita. 

Con 18.058 apoyos de la ciudadanía ingresó como norma popular constituyente el llamado derecho a la identidad (incluyendo características sexuales, identidades de género, expresiones de género y orientaciones sexuales). Fueron más de 50 organizaciones y activistas autoconvocadas de la coordinadora DURAS, que construyeron la propuesta en un esfuerzo inédito por reconstruir las alianzas disidentes sexopolíticas en Chile. La población LGBTIQA+ ha estado presente dentro de la constituyente con 7 representantes de la Red Disidente, pero también desde la sociedad civil con esta propuesta, cabildos regionales, espacios de conversación con la academia e incluso recogiendo experiencias internacionales, que dan un sustento a la norma presentada conforme a estándares de derechos humanos de la Convención de Derechos de Niño, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y numerosos pronunciamientos de la misma índole. 

[cita tipo=»destaque»]Nuestro ordenamiento jurídico por fin otorgará a nuestra existencia la calidad de sujetos de derechos para saldar una deuda histórica con la dignidad de las disidencias sexogenéricas.[/cita]

La solución a este problema se encuentra en nuestras manos al votar hoy el derecho a la identidad.  “Artículo 12. Toda persona tiene derecho al libre desarrollo y pleno reconocimiento de su identidad, en todas sus dimensiones y manifestaciones, incluyendo las características sexuales, identidades y expresiones de género, nombre y orientaciones sexoafectivas. El Estado garantizará el pleno ejercicio de este derecho a través de acciones afirmativas, procedimientos y leyes correspondientes”. Una redacción de síntesis del proceso de acuerdos y consensos tanto de la Comisión de Derechos Fundamentales como del arduo trabajo de congeniar expectativas e intereses de cada una de los colectivos de la constituyente.

La consagración de la identidad como derecho fundamental, referido a nuestras experiencias disidentes -hasta ahora, completamente marginadas- permitirá un reconocimiento que esperamos eduque en la diversidad como valor, aliente a niñeces y juventudes a afrontar una vida digna, y permita reparar la discriminación que por todo el pais se ha regado hasta ahora de forma impune. Nuestro ordenamiento jurídico por fin otorgará a nuestra existencia la calidad de sujetos de derechos para saldar una deuda histórica con la dignidad de las disidencias sexogenéricas.

Es tiempo de superar la falta de reconocimiento de derechos, que ha sido consecuencia directa de los ataques sistemáticos hacia LGBTIQA+. A 10 años del asesinato de Daniel Zamudio, y del pronunciamiento del caso Karen Atala, todos los avances que han/hemos conseguido las organizaciones por fin tendrán cabida en nuestra democracia. Por eso les llamo a aprobar la norma sin duda alguna que contribuirá a un mejor Chile. No daremos ni un paso atrás. 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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