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Proyecto de Ley de Conciliación Familiar: la crisis de cuidados no se aborda con luchas de poder Yo opino

Proyecto de Ley de Conciliación Familiar: la crisis de cuidados no se aborda con luchas de poder

Esta semana, la vicepresidenta de la CUT, Karen Palma, publicó una columna en este medio para mostrar la postura del espacio sobre el proyecto de ley de Conciliación de la vida laboral, familiar y personal que inició su tramitación en el senado. Como coordinadora de EntreTod@sAvanzamos, creemos que sus dichos son preocupantes: si bien el proyecto no es perfecto, estas declaraciones faltan a la verdad y entorpecen la discusión. Hemos participado más de 160 agrupaciones sociales, quienes afirmamos que no nos representan: no nos estamos peleando, sino organizando.


Con fecha 9 de agosto, Karen Palma, Vicepresidenta de la Mujer de la Central Unitaria de Trabajadores(as), publicó en este mismo medio una columna dando cuenta la postura de la CUT sobre el proyecto de ley de Conciliación de la vida laboral, familiar y personal que, en estos días, inició su tramitación a través del Senado.

Como #EntreTod@sAvanzamos, coordinadora que agrupa a diversas organizaciones de mamás, papás y cuidadoras(es) de personas con discapacidad y/o en situación de dependencia, tanto del sector público como privado de todo Chile, creemos que comunicaciones de esta índole son preocupantes, donde se establece que este PDL está hecho a medida de los intereses del empresariado y que no contó con la incidencia de las y los trabajadores, y que entre otras cosas, sostendría la discriminación de género.

Si bien este proyecto no es perfecto, y ya hemos dado a conocer oportunamente que existen aspectos necesarios de incluir para su mejora, es un inicio para el debate, y declaraciones como esas, no solamente faltan a la verdad, sino que entorpecen y retrasan la discusión parlamentaria sin propuestas concretas, y a total destiempo.

Nos preocupa que, mientras se lleva a cabo la discusión en la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado por este proyecto, fuera de sus puertas, se reparten un botín político, no sólo el empresariado y los medios que les rinden pleitesía, sino parte de algunas organizaciones de la sociedad civil y asociaciones gremiales que se dicen representantes de millones de trabajadoras y trabajadores del país, como la CUT y la ANEF.

Y lo que es más abrumador, es que no existe prueba alguna de su real representatividad, pues hemos sido testigos de organizaciones que forman parte de sus espacios, que sí apoyan este proyecto y que han trabajado en él, confirmando con ello, que son sólo ciertos sectores y representantes, que más bien velan por intereses ideológicos que por sus bases. La lucha de poder, por quién aparece en el titular como “dueño” de esta postura, pretende avasallar a una ciudadanía que exige derechos y adaptabilidad laboral que permitan lidiar con la crisis de cuidados que enfrenta nuestro país, y de la que realmente, nadie se hace cargo.

Esta vez, ese pequeño margen de pugnas políticas y de egos lo están levantando las llamadas organizaciones “históricas”, que, a falta de liderazgos concretos, inclusivos y empoderados de sus bases, salen con megáfono a representar causas y motivos que nadie les ha pedido.

Vemos, mediante artículos más, artículos menos, con total falta de juicio, cómo intentan apoderarse de un trabajo y discusión donde participamos más de 160 organizaciones sociales y sindicales del país, en conjunto al trabajo técnico de la OIT, para avanzar en mecanismos que se responsabilicen de las abismantes tasas de ausentismo a causa de licencias médicas, renuncias a los empleos, y enfermedades psiquiátricas por falta de redes de apoyo y excesiva carga de trabajo que no permiten una verdadera realización personal, familiar y laboral.

Qué decir de la falta de inclusión y retención en el mercado laboral de personas cuidadoras y cuidadores de personas con discapacidad y/o en situación de dependencia, que ni siquiera pueden ser parte de esta discusión, porque no cuentan con mecanismos que les permitan insertarse en estos ambientes por la compleja paradoja de la presencialidad, y el no poder dejar solas(os) a quienes cuidan y protegen.

Resulta doloroso, artificial y carente de legitimidad, que hoy, aparezcan nombres, hombres y mujeres, que se arroguen nuestro trabajo, nuestras decisiones y nuestras necesidades sin siquiera una llamada. En el Sector Público trabajamos más de 430 mil funcionarias y funcionarios, ANEF dice representar a 70 mil, ergo, no apoyan este proyecto, no se sientan en las mesas de trabajo, y no conectan con sus bases en temas urgentes, sensibles y demandados. La CUT por su lado, el mismo día de publicación de su columna, estaba invitada a establecer un diálogo en la comisión del Senado, y no se presentó.

Organizaciones de trabajadoras/es públicos y privados, remuneradas y no remuneradas, decimos fuerte y claro: no nos representan. 

Esperamos que el diálogo se desarrolle con la urgencia necesaria y en especial también que incorpore al sector público, para poder dar respuestas a las millones de personas que ejercen roles de cuidado remunerado y no remunerado, donde al fin de la alerta sanitaria no todas/os tendrán la posibilidad de consensuar con tanta libertad con su empleador los mecanismos de adaptabilidad para ejercer sus tareas y su vida con conciliación familiar, laboral y personal.

En el intertanto, las organizaciones con disposición a avanzar con seriedad y sentido de urgencia, no nos estamos peleando, sino organizando, trabajando con fuerza colectiva, y por sobre todo, apoyando entre mujeres, para todas y todos.

Adhieren a esta columna de opinión algunas organizaciones en representación de #EntreTod@sAvanzamos:

-Asociación Nacional de Trabajadoras/es María Ester Feres Nazarala de la Dirección del Trabajo, ANTRAMEF.

-Fundación Ronda.

-Mamá Legal.

-Mamá Abogada.

-Movimiento Trabajadoras Públicas, Stop MOBBING Maternal Laboral.

-Organización Maternidad Vida y Mujer.

-Organización Postnatal de Emergencia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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