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El ejemplo para el mundo de dos mil mujeres mayores en Suiza BRAGA CADTM

El ejemplo para el mundo de dos mil mujeres mayores en Suiza

Este precedente internacional reconoce la grave amenaza que la crisis climática representa para la salud y calidad de vida, especialmente para mujeres y personas de edad avanzada.


Como jóvenes activistas, recibimos con alegría la reciente noticia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que falló por primera vez a favor de una demanda climática, presentada por una asociación suiza de más de 2.000 mujeres de alrededor de 70 años en contra de su gobierno. En la demanda, ellas manifestaron que, por su edad y género, las olas de calor provocadas por el cambio climático afectan más a su salud y a su calidad de vida, poniéndolas en peligro de muerte.

Defensoras ambientales y de derechos humanos lo venimos denunciando hace mucho tiempo: la crisis climática es una amenaza a nuestras vidas. La realidad es alarmante, no es el doble o el triple, sino 14 veces más probable nuestra muerte en desastres ambientales y somos el 80% de las personas desplazadas por la crisis climática (ONU, 2020). ¿Qué podemos soñar las niñas ante estas cifras?

La demanda de las mujeres suizas, su admisión y el fallo a su favor, marcan precedentes de relevancia internacional en la conexión que existe entre los derechos humanos y la acción climática. Esto es un paso importante para todas, en todos los países y territorios. Los derechos humanos son interdependientes y hoy en Chile muchos derechos se ven seriamente afectados por la crisis ecológica: no podemos contar con salud y derecho a la educación si las clases son suspendidas por los altos niveles de toxicidad en comunas como Quintero y Puchuncaví. No podemos acceder al derecho a una vida libre de violencia si mujeres defensoras sufren amenazas por defender la tierra. No podemos alcanzar un pleno desarrollo en un país que lidera la crisis hídrica y donde hay miles de personas que no cuentan con acceso al agua.

Vivir en un medioambiente libre de contaminación es un derecho que requiere acciones y cooperación global para ser garantizado, por lo que este fallo, por más lejano que pueda parecer, puede tener grandes repercusiones en la responsabilidad climática que tienen los Estados de tomar medidas de mitigación y reparación ante pérdidas y daños. Hace años que las meras promesas dejaron de ser efectivas, necesitamos soluciones.

La crisis climática tiene rostro de mujer, pero el liderazgo en las soluciones en adaptación y mitigación también. Esta demanda en Suiza fue liderada por más de 2000 mujeres, pero en la lucha climática somos muchas más. 

De hecho, en marzo pasado Tremendas fue la única organización chilena reconocida por su compromiso con la Acción Feminista por la Justicia Climática (FACJ), en un informe de Generación Igualdad de Naciones Unidas, que reconocía 55 historias de cambio. El informe destacó particularmente a nuestra Academia Climáticas, en la que han participado más de 1400 lideresas ambientales de 19 países, y que mediante la educación de las niñas forja la resiliencia de las mujeres y las niñas ante los efectos del cambio climático, los riesgos de desastre, las pérdidas y los daños desde el impacto de sus propias comunidades.

Esta es la primera demanda climática que llega a su etapa final en este tribunal de derechos humanos, pero también es una puerta de entrada de una generación mayor a la nuestra. Uno de los tribunales más importantes del mundo nos da un claro mensaje: la falta de acción y de medidas climáticas, junto con el no cumplimiento de acuerdos que buscan frenar la crisis climática implican una vulneración de derechos humanos, de la cual los Estados se deben hacer cargo.

A las 2.000 en Suiza: gracias por abrirnos el camino, las niñas seguiremos tocando todas las puertas que sean necesarias para asegurar nuestro derecho a poder soñar con un futuro posible.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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