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¿IA como otro medio para seguir normalizando la violencia de género? BRAGA

¿IA como otro medio para seguir normalizando la violencia de género?

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La Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres, aprobada este año por el Congreso, incluye en su artículo 12 que los establecimientos educacionales reconocidos por el Estado deberán promover una educación no sexista.


Recientemente el Colegio Saint George hizo noticia luego que estudiantes del establecimiento crearán imágenes falsas de sus compañeras desnudas, usando Inteligencia Artificial. El año pasado, el Colegio San Ignacio El Bosque también estuvo en la palestra luego que 50 estudiantes de enseñanza media fueran acusados de acosar y abusar de compañeras de séptimo y octavo básico. Distintos colegios, distinta temporalidad y distintos escenarios, la consecuencia sigue siendo la misma: niñas y jóvenes que ven en sus colegios, y en sus propios compañeros, una amenaza contra su integridad. En el caso de la IA, aun cuando lo que más se destaca son sus ventajas, debemos vigilar los usos que se le den para generar instancias de acoso y violencia.

Una de las preguntas fundamentales que debemos hacernos es: ¿por qué, ante las inmensas posibilidades que ofrece la inteligencia artificial para aprender y crear, hay estudiantes que optan por utilizar estas herramientas para denigrar y dañar a sus compañeras? Este comportamiento no solo refleja una falta de empatía y respeto, sino también un alarmante vacío en la enseñanza de la ética digital y el uso responsable de la tecnología. La educación en ética digital debe trascender el simple uso ”correcto” o ”seguro” de Internet. Debe incluir una comprensión profunda de cómo las acciones en el mundo virtual afectan el mundo real, destacando la importancia de la privacidad, la consciencia sobre el consentimiento y la integridad personal y colectiva. La idea de ciudadanía digital debe ser imbuida en los estudiantes, haciéndoles ver que son parte de una comunidad más amplia donde sus acciones tienen un impacto.

Es responsabilidad de los y las investigadoras investigar no solo las potencialidades de estas nuevas tecnologías para una enseñanza más justa sino que también sus riesgos en reproducir injusticias, como la violencia sexual contra mujeres. Si bien hoy se ha destacado la necesidad de una formación docente inicial que entregue herramientas y capacidades para el uso de estas tecnologías, no podemos quedarnos en sus ventajas. La Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres, aprobada este año por el Congreso, incluye en su artículo 12 que los establecimientos educacionales reconocidos por el Estado deberán promover una educación no sexista. Para esto, como investigadoras e investigadores debemos trabajar en responder a ¿qué significa una educación no sexista cuando incluimos el campo de la Inteligencia Artificial? Sin duda que estas preguntas son complejas y requieren de esfuerzos importantes, en particular desde la investigación que nutre lo que ocurre en los espacios de formación. Es nuestro deber como comunidad científica, complementar los contenidos curriculares de estas nuevas tecnologías con consideraciones éticas que nos permitan, como sociedad, erradicar la violencia sexual, no sólo con su penalización, sino que con el objetivo de formar sujetos críticos a la hora de tomar decisiones frente a nuevas tecnologías.

Sería una gran decepción que la IA, con todas las garantías y avances que propone, se convierta en un recurso más, para violentar la integridad de las mujeres.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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