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Adriana Varela, muñeca brava del tango

La cara más actual del tango conversó con El Mostrador desde Buenos Aires sobre su nuevo disco y los planes que la mantendrán ocupada este año. La artista, que en sus comienzos fue apadrinada por Roberto "Polaco" Goyeneche, se presentará en nuestro país el próximo 26 de abril en el Teatro Oriente, en el marco del ciclo Latinas en Vivo.


En abril saldrá a la venta el sexto disco de Adriana Varela, apodada Muñeca Brava porque ese fue el primer tango que cantó en público. La placa se titula simplemente Más tango. "Para mí es un documento porque están los grandes intérpretes de antes y ahora: Néstor Marconi, Franco Domínguez, Osvaldo Berlingier, Rodolfo Mederos, entre otros", explica esta tanguera que se ha dedicado a cantar la poesía de los grandes. Su anterior disco Cuando el río suena, en que se dio una apertura genuina a los ritmos rioplatenses como el candombe y la murga, consiguió el platino en Uruguay y ha tenido excelente venta en argentina.



Tiene, además, la agenda copada para este año: a su primera actuación en Chile, en el marco del ciclo Latinas en Vivo, se suman la edición de su próximo disco, tres fechas ya programadas en el Teatro Chaillot de París, un recital en Madrid junto a Julio Bocca y participará, como ya se le ha hecho costumbre, en el Festival Grec de Barcelona.



Adriana es una mujer profunda que junta corazón y tripas al momento de cantar "Como dos extraños". Sabe como expresar autenticidad, incluso en su relación con los periodistas. "Yo no doy entrevistas, hago catarsis" concluye la intérprete argentina que actualizó el tango y se convirtió en una figura clave dentro del éxito que este estilo tiene actualmente en el resto de los países hispanos. No es moda, nostalgia o simple capricho, el tango golpea fuerte y permanece como una corriente transgresora en los escenarios de la música.



-Dices que el tango es políticamente incorrecto, ¿qué es para ti transgresor en el tango?
-Lo transgresor del tango tiene que ver con que no es época donde escuchar una poesía trascendente tenga éxito masivo. Es época para lo tramposamente fácil, el marketing y esas cosas. En cambio, el tango viene a mostrar filosofía de vida en sus poemas.



-Tú tenías musicalmente una tradición rockera. ¿Cómo aprendiste el lenguaje del tango?
-Cuando me cantaba un rock en casa no había mucha diferencia con un tango. El lenguaje propio del tango es universal. Tiene que ver con lo que siento, lo que me hace vibrar. Cuando me canté el primer tango (porque primero se canta hacia dentro), yo sentía que estaba cantando un rock and roll porque fue muy fuerte para mí. Tiene que ver con la pasión. El rock para mí tuvo toda la dosis de pasión que tiene el tango en su fin, su cuestionar la realidad y denunciar lo que está tácito. El tango no es panfletario pero denuncia permanentemente.



-Entonces, ¿en el fondo estos dos lenguajes no son tan diferentes?
-El rock que yo escuchaba en el 60 y 70 tenía un contenido social mucho más interesante que el rock que se hace hoy, no porque falten músicos o poetas sino porque no llegan a mostrarse, no llegan a lo popular.



A finales de los 80, Adriana rompió con su marido tenista, con quien recorrió los diferentes centros del tenis a nivel mundial. Este quiebre provocó una crisis que esta fonoaudióloga supo sortear con gran astucia. Ahí fue cuando descubrió a Roberto "Polaco" Goyeneche como el hombre de barrio que aparecía en la película Sur de Pino Solanas. "En realidad no es por la película que me enamoro de esta expresión ciudadana sino por un personaje de esta película que es Roberto Goyeneche, un ídolo nuestro. Yo no escuchaba tango, me capturó este personaje que era tremendo interpretando estos tangos alucinantes que conocí a través de él. Luego me puse a buscar al tango. Cuando lo vi a él dije: ¡Guau! esto es como un rock and roll pero de barrio. Entonces, me acerqué al tango como hobbie y él me vio por casualidad en el Café Romero, y a partir de ahí él me llamó y me apadrinó. Se armó un vínculo muy interesante donde yo empiezo a conocer el tango de una manera mucho más interna y genuina. Lo que había escuchado hasta el momento tenía que ver con los restos del tango y no con el tango escencial. Hoy él tendría la edad que tiene mi padre. Nuestra relación era algo muy fuerte a nivel afectivo, era como una hija".



-¿Qué cosas del Polaco quedan en tus canciones?
-Queda la herencia de lo que es una persona que vive en un barrio, que está hecho en la calle, en lo mejor de la calle y que no puede traicionar.



-¿Por qué?
-Tiene que ver con el tema de la identidad. Cuando uno entra en una crisis parece que ve la vida de otra forma. Cuando me separé hice una crisis profunda, individual, más allá de la pareja. Ahí empecé todo el tema de la identidad, sobre todo la mía, y terminé buscando la identidad en lo nuestro.



-Goyeneche decía que las nenas no deben cantar tango, ¿qué hizo que él cambiara su opinión?
-El siempre dijo que había conocido en mí a una persona actual (el decía jóven) que sabía lo que estaba diciendo, que no escuchaba en ese tiempo gente así. Y el lenguaje, que no es solamente lo que se dice sino cómo se dice, es lo que a él lo capturaba de mí.



-¿Cómo asumes la marginalidad del tango?
-Lo marginal es un tema que desde chica me capturó, y hablo de lo marginalidad no en un sentido vital, sino que siempre me gustó lo que no está mostrado, lo que no es obvio, lo que de alguna manera está oculto. En este sentido, lo marginal es lo que está tapado, enmascarado, lo que no está dicho, romper las trampas que ocultan aquellas cosas que tienen que ver con las raíces. Termina siendo marginal porque obviamente hay un sistema que permanentemente está tapando las raíces de uno, hay que ser muy luchador para poder destaparlas. Pero esto para mí no es un mérito sino que es una característica personal que desde siempre me marcó en todos los aspectos.

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