Basament Jaxx presentó el segundo disco bajo el nombre de »Rooty». La placa se aleja un poco del house clásico y eufórico y bien podría transformarse en éxito en las disqueras, por esa reorientación semi popera con la que viene dotada.
El dúo inglés conformado por Félix Burton y Simón Ratcliffe lanzó Rooty, el segundo disco que porta la promesa de mantener la tendencia y conseguir un éxito equivalente a la que obtuvo con la placa anterior, Remedi.
B.J. continúa en la punta de la lanza de un house sofisticado. Acá no están ese sampler parejo ni las repeticiones de frases del house clásico, salvo en Jus l Kiss, el único tema del disco que se ubica en las meras tradiciones house.
La sucesión de canciones compiladas difícilmente pasan inadvertidas. Así B.J. confirma que viene a mantener su posición por encima de otros. Y apoyados en la imagen de copito de nieve en la portada (el gorila albino) elevan cánticos a diestra y siniestra en una serie recomendada para devotos.
La placa arranca con Breakaway y sigue con SFM. Pero no todo queda ahí, la tendencia latina continúa su marcha con Juskiss, I want u y Broken dream, entre más material de esta rueda.
Tal ha sido el éxito de Basement Jaxx que componentes de Daft Punk han declarado que ésta es una de las pocas bandas actuales que se molesta en escuchar.
El nuevo material parece diseñado para una sesión electrónica o para amantes del buen house, por esa versatilidad temática que caractreiza a B.J. Rooty se presta para abrir las fronteras y olvidarse de localismo sin perder ese tono que los faculta a no pasar inadvertidos.
Basement Jaxx esta vez bordea el pop, alejándose del tono brasilero que marcaron al inicio. Viene a dar sólo diversión y a pegar duro, alejándose del house rabioso. La propuesta bien podría arrasar en las disqueras y llenar cualquier ambiente con sus sonoridades. Mal que mal nunca aspiraron a ser cantantes ni hablan de la creación como piezas cabezudas. Lo declaran en esta segunda señal de vida: Divertirse no es malo.
