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El rock latinoamericano cumplió su fiesta en el Vive Latino

El Festival Internacional mexicano Vive Latino se convirtió en una fiesta multitudinaria de rock en la cual casi 46.000 personas vibraron por 12 horas con 20 bandas de América Latina y una de Estados Unidos.


Considerado uno de los principales festivales musicales del continente, el Vive abrió poco después del mediodía del sábado con la agrupación cubana Havana, que tuvo muy buena aceptación y prendió el ambiente festivo en el estadio de béisbol Foro Sol.



Desde el grupo caribeño hasta el argentino Pericos, encargado de cerrar el festival a la medianoche del sábado, los invitados hicieron magia para en cortas presentaciones de entre 25 y 50 minutos, deleitar a los rockeros con lo mejor de sus obras.

Una de las más seguidas fue la mexicana Resorte y entre las que más hicieron arder al auditorio estuvieron Genitálica y Los de Abajo, con letras relacionadas con consignas de la campaña presidencial del presidente de México, Vicente Fox, y en contra del ataque de Estados Unidos a Afganistán.



Vestidos muy originales y peinados raros abundaron entre los jóvenes rockeros que con gran energía hicieron llamados a la paz. «Hagamos el amor, no la guerra», pregonaba un cartel sobresaliente entre otros muchos con mensajes positivos.



Durante el festival se alternaron 21 bandas, todas fueron capaces de contar con muchos seguidores, muy conocedores del trabajo de grupos como los venezolanos de Desorden Público, los chilenos de Lucibell, o los argentinos de Pericos.



Save Ferris, de Estados Unidos, fue seguido con el clásico Come on Eileen, y también resultaron aclamados los grupos Moderatto, Liquits, El Gran Silencio, Estrambóticos, José Fors, y algunas bandas nuevas como Verbena Popular, de Monterrey.



Fue la tercera versión del Vive Latino, la primera en una sola jornada y que esta vez sobresalió por una mejor organización y un ambiente más alegre que en los años 2000 y 1998, cuando el festival se hizo en dos días.



Estuvieron ausentes bandas exitosas el año pasado como Jaguares, de México, y Los Fabulosos Cadillacs, de Argentina, pero la calidad fue buena y hubo nuevas propuestas como una carpa que se dedicó a la música electrónica y también tuvieron sus espacios «grafiteros» y exponentes de otras manifestaciones como disfraces, malabares y los denominados «performances».



Los organizadores mostraron su satisfacción por el éxito del festival y aseguraron que ya pasaron la prueba de hacerlo anual, por lo que en el 2002 irán por un proyecto más ambicioso.



EFE

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