Desenchufado retorna el denominado Padrino del grunge, quien tras superar un aneurisma cerebral muestra una placa que resulta una perfecta antesala a las presentaciones de Pearl Jam en Santiago.
En un delicioso entremés para esperar el plato fuerte que por doble trae a Chile Pearl Jam puede convertirse el último disco del cantautor oriundo de Canadá Neil Young, quien retornó a los estudios con la sólida placa Prairie Wind.
Un dato no menor es que el denominado Padrino del grunge, que celebrará 60 años este 12 de noviembre, se dio el lujo de tocar su recordado Mirror Ball con el quinteto como banda de compañía, en el apogeo de éstos en 1994, tras el lanzamiento de su tercer LP, Vitalogy.
El mentor de los muchachos de Seattle -que de paso, agotaron los boletos para sus presentaciones del 22 y 23 de este mes en Santiago- logró superar un aneurisma cerebral detectado a partir de deficiencias en su visión y satisfizo a sus incondicionales.
En su último larga duración, registrado en Nashville -la capital de la música vaquera-, Neil Young se desenchufa y retoma con sonidos acústicos estilos explorados en discos precedentes, como el country, soul y folk.
Condimentado con evocaciones a su padre – un reconocido periodista deportivo- recién fallecido, poesía y paisajes de la tierra que lo acogió, la melodía del álbum recuerda a las de Silver and Gold o Harvest Moon.
Prairie Wind aparece básicamente como un trabajo muy honesto del influyente músico, que este 12 de noviembre celebrará 60 años, que en cierto modo pretende reafirmar su liderazgo en la escena musical y decirle a todo quien quiera escucharle que está de vuelta por mucho tiempo.
