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Texto destapa aspectos ocultos de Vicente Huidobro y su fuerza política

»Vicente Huidobro, ¿poeta, político o intelectual?» ve la luz en enero, mes en que el poeta nació y murió, para presentar una investigación totalmente inédita en Chile. Historiadora y analista política residente en Washington indaga en los aspectos más irreverentes del vate tras descubrir periódico de 1925.


Probablemente, esté demás decir que sobre Huidobro muy poco se sabe. Poeta, creacionista, intelectual, surrealista, olvidado y tal vez un poco excéntrico son algunas palabras que intentan describirlo, pero que de poco sirven cuando se desconoce la importancia de su trayectoria, más allá del Altazor y sus ya vistos caligramas.



A raíz de los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York y como se sucedieron los acontecimientos en ese país, la historiadora y analista política residente en Washington Montserrat Nicolás tomó la figura del presidente Bush, su uso del poder y el conocimiento a su placer, "lo cual es muy normal", usando como ejemplo de una "trata" de intelecto las presiones que ejerció ante los mandos medios de la CIA para buscar responsables.



Sumó a esto la tendencia de las sociedades a encasillar a las personas "poniéndole nombre: tú eres periodista, eres historiador, eres intelectual, eres poeta, cuando el ser humano es mucho más que eso, no es un título", dice, y el resultado -aunque parezca descabellado inicialmente- es un análisis de la figura del poeta como crítico del poder, centrado en la figura de Vicente Huidobro, lo que se convirtió en libro gracias a la editorial DKDNT.



"Me llamó la atención cómo funcionaba el mundo cultural chileno, cuáles eran considerados los buenos pintores, los buenos poetas, escritores, etcétera. Y también que era una plataforma muy mediocre, en que no se usaban ni parámetros de análisis", asegura Nicolás. Así, comenzó a investigar la vida de Huidobro y a construir ideas, particularmente a partir del descubrimiento de un periódico que el poeta creó en 1925: "Acción. Diario de Purificación Nacional".



"Empecé a armar mi hipótesis: que hay una diferencia entre poeta e intelectual, pero no en el sentido en que normalmente nosotros entendemos al intelectual, el que sería un académico, entendido, especialista, sino que el intelectual es una persona cuyo conocimiento lo convierte en mercancía y lo vende al mejor postor", dice la autora y explica que, de esta forma, el conocimiento pasa a ser saber.



Por el contrario, el poeta sería un ser como cualquier persona, pero que rehúsa vender su conocimiento "y vive de una forma bastante particular dentro de lo que uno podría llamar masa, pueblo, sociedad. El poeta usa el conocimiento que es colectivo, que viene de generaciones y tradiciones, lo usa y no lo vende, lo usa y lo da de vuelta. Por ejemplo, la poesía en sí no es para hacerse rico, es una necesidad de comunicar. Y esa necesidad proviene también de lo grande, de la sociedad", añade Montserrat Nicolás.



Acción y reacción



"El poeta no copia, vive ahí (en la sociedad), nace de ahí, es de ahí. El intelectual copia y vende". La diferencia sería entonces una postura de vida, que en Huidobro se manifiesta claramente al revisar las escasas ediciones del diario que creó junto a otros poetas como Miguel Hidalgo o Miguel Ángel Vergara.



"Acción. Diario de Purificación Nacional" circuló por las calles del centro de Santiago en 1925 y no tuvo más que una quincena de ediciones. "Es un diario absolutamente loco", comenta Nicolás sobre las raídas ediciones que tuvo oportunidad de ver y fotografiar en la Biblioteca Nacional.



Según la autora, "’Acción’ no tenía un background político como muchos de los diarios de esa época", tampoco fines misioneros ni relaciones con partidos políticos. Su función, dada a través del lenguaje mismo y de su diseño, era denunciar "a los que se benefician del estado, a la Iglesia Católica, etcétera", cuenta Nicolás, agregando que luego de publicado el tercer número, Huidobro recibe "una paliza bastante grande" a raíz de lo publicado.



Los afanes de denuncia del poeta no sólo se manifestaron con "Acción". Ya estaban presentes en su primera obra -y siguieron estándolo a lo largo de toda su trayectoria- "Pasando y pasando" (1914), en que realizó fuertes críticas a la Iglesia Católica, lo que llevó a su oligárquica familia, entre ellos algún tío sacerdote y su propio padre, a realizar una quema de los ejemplares.



"A Vicente siempre lo comparan con Neruda, que Neruda era del pueblo y por eso hay que quererlo a él. Y Neruda terminó con no sé cuántas casas, fue agregado cultural, etcétera. A Huidobro nada, no lo pescaban porque era un cuico, entonces no calzaba en ninguna parte, ni siquiera tenía el apoyo de su mundo", puntualiza Nicolás.



Del diario actualmente queda poco: ediciones en mal estado de conservación y restauradas con scotch que Nicolás pretende rescatar presentando un proyecto en el futuro, dada la importancia de los diarios como registro histórico de una idea totalmente vanguardista e inédita de desafío a la política y el poder nacional.



"Huidobro vuelve a Chile (desde Europa) en momentos en que pasan muchas cosas (1924-1925). No solamente trae obras de Picasso que aquí ni siquiera sabían que existía, porque la institución cultural chilena no buscaba cosas nuevas, sino que trae todas las novedades", postula la autora.



Y agrega que "la teoría literaria sitúa a Huidobro o como un tipo que transformó el lenguaje a través del creacionismo, o un tipo que innovó con sus pictogramas. Pero siempre está el típico trauma Latinoamericano de compararse con Europa. Y muy pocos han dicho que, quizás, por las cosas que pasaban en ambos continentes, Huidobro estaba a la par, porque somos resultado de lo que pasa la sociedad en la historia".



Montserrat Nicolás sostiene que Huidobro estaba haciendo las mismas cosas que se estaban haciendo en Europa, "se atrevía a hacer cosas tan locas, que después en Europa se llamaron surrealismo y que empezó con el dadá".



"La diferencia que tiene Vicente Huidobro con el resto es que no es un copión, le nace a él mismo. Y con eso claro, me crucificaron", puntualiza sobre un texto que inicialmente presentó como tesis de grado y que causó estupor entre los académicos que la evaluaron.

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