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Viajes en el tiempo: una idea del género fantástico con base teórica en la física En Puerto de Ideas de Antofagasta se dará la charla «Viajes a través del tiempo: ¿Ciencia o ficción?»

Viajes en el tiempo: una idea del género fantástico con base teórica en la física

“El tiempo fluye distinto en distintas partes y en distintos momentos”, afirma Andrés Gomberoff, físico y divulgador científico, quien dará la charla en el marco del Festival Puerto Ideas de Antofagasta. El físico intentará responder la pregunta que da título a su exposición como complemento científico a un ciclo de cine de ciencia ficción sobre viajes en el tiempo, que es parte de la programación de este festival de ideas científicas. Admite que sí es posible viajar al futuro, pero que es casi imposible viajar al pasado.


viajestiempo5¿Será factible, científicamente, que suceda algo así como lo que ocurre en la película Terminator, en la que los protagonistas viajan desde el futuro para tratar de modificar el presente y así no se produzca lo que ya se produjo en el futuro? ¿Cabe la posibilidad de hacer viajes entre realidades o universos paralelos? ¿Habrá en el futuro agencias de turismo temporal?

Interrogantes como estás y muchas otras apasionantes abordará en su charla Andrés Gomberoff, doctor en física de la Universidad de Chile, columnista de la revista Qué Pasa y autor del libro Hay onda entre nosotros (Qué Leo, 2012), como complemento científico al ciclo de cine que ofrecerá el Festival Puerto Ideas Antofagasta, en el que se exhibirán películas que abordan el tema de los viajes espacio-temporales bajo la mirada de directores contemporáneos de diferentes países.

El ciclo contempla las películas La máquina del tiempo (2002) de Simon Wells, Looper (2012) de Rian Johnson, Cronos (1998) de Guillermo del Toro y El sonido del trueno (2005) de Peter Hyams (2005).

 El tiempo no es un flujo constante

La teoría de la relatividad de Einstein de 1905 mostró que el tiempo no era un continuum, un flujo constante, sino algo distinto a lo que se entendía hasta esa fecha. Aquella línea que era para todos igual y que era además absoluta, se derrumbó. Desde ese entonces se comenzó a hablar que el tiempo era una “cantidad que dependía del sistema de referencia con el que fuera medido, por lo tanto el tiempo no era algo que fluía de la misma forma para todo observador”, comenta Gomberoff.

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“El tiempo fluye distinto en distintas partes y en distintos momentos”, agrega. Con esta idea revolucionaria la ciencia inició el siglo XX, muy contraria hasta lo que por entonces entendía la física clásica: el tiempo como una flecha irreversible lanzada hacia el infinito, la entropía.

“El tiempo es lo que mide el reloj” dijo Einstein, de esta manera Gomberoff resume las ideas actuales que maneja la ciencia contemporánea sobre el tiempo, dejando entrever la paradoja que insinuó la famosa respuesta del alemán. El reloj no mide lo mismo para cada persona.

Más tarde, con la teoría de la relatividad general el tiempo se constituyó en uno de los protagonistas de la física, y pasa a ser “una cuestión dinámica, elástica, que depende esencialmente de la materia que está cerca”, explica el científico, como panorama general de su charla.

Subraya que esta característica del tiempo es importante no sólo a nivel científico sino también a nivel tecnológico, y da como ejemplo el problema que se presenta con los satélites, actualmente, que se adelantan al tiempo y hay que estarlos sincronizando en forma constante.

Andrés Gomberoff

Andrés Gomberoff

Explica que los satélites ocupan tecnología GPS, que es un sistema de medición mediante nanosegundos es decir, un 1 con 9 ceros, o, un segundo dividido en mil millones. “Mientras más arriba, el tiempo circula más rápido”, aclara, y como éstos están una altura ostensiblemente superior a la terrestre, el tiempo pasa más rápido.

 Viajar al futuro sí, viajar al pasado no

El tema de viajar en el tiempo ha sido fuente de inspiración para diversas obras literarias y cinematográficas, y está en la imaginería de cualquier mortal. Desde la clásica novela de H.G. Wells, La máquina del tiempo (1895), pasando por el muy viajero y chileno Mampato con su cinto espacio-temporal hasta el ya mencionado argumento de Terminator, en el que los personajes viajan desde el futuro para modificar el presente y así no suceda lo que ya sucedió en pasados años venideros.

Sobre la posibilidad de hacer viajes al pasado, este científico es categórico y admite que es imposible, al menos si tomamos una masa como la nuestra, un cuerpo como el de cualquier ser humano. Afirma que la mecánica cuántica ha demostrado que sí es posible, pero con una masa muy inferior a un átomo.

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A nivel microscópico sí sería posible, “porque son cosas que ocurren muy localmente, en tiempos muy pequeños, en distancias muy pequeñas y van más allá de nuestro vivir”, sentencia con cierto tono enigmático. “A escalas más pequeñas las cosas pueden ser aún más complicadas en la mecánica cuántica, y la verdad es que no sabemos muy bien lo que pasa. Sabemos que pueden haber pequeñas fluctuaciones y una partícula elemental podría incluso experimentar un pequeño viaje al pasado”, pero a nivel humano esto es imposible, ya que “nosotros estamos constituidos por una enorme cantidad de partículas”, afirma.

Aunque no hay teorías, hasta el momento, que puedan explicar cómo eso podría ser posible, admite que siempre es posible discutir si esta teoría es correcta o es la última palabra. Sobre descubrir alguna manera de viajar al pasado, que se usa mucho en la ciencia ficción -esto de poder ir hacia atrás y matar a los padres para que alguien no nazca-, argumenta que sería una contradicción absoluta porque suponemos que la causa nuestra es la existencia de nuestros padres. Desde el punto de vista científico presentaría un grave problema de causalidad, tan lógico y fundamental para la ciencia.

“Todas las teorías científicas que conocemos son causales… lo que planteo es que sería muy raro que una teoría científica lo permitiera y no sé cómo podríamos salir de este loop inconsistente. A lo mejor uno podría ir al pasado, pero puede ir por muy poco rato y no alcanzar a hacer nada, por tanto viajar al pasado sería plantear la posibilidad de que las causas influyen en los efectos”, dice.

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Por el contario, según Gomberoff viajar al futuro sí es posible, o al menos así lo demuestra la teoría. Cita el ejemplo de un cohete que viaja a un lejano planeta que queda a diez años luz de la Tierra. Si va y vuelve, para la gente de la tierra  va haber pasado al menos 20 años si va a una velocidad cercana a la de la luz, pero para quien va en ese cohete puede haber pasado muy poco tiempo. «Entonces el piloto puede llegar en un año, pero al volver verá que aquí han pasado 20, eso es viajar al futuro», afirma.

Se produce entonces un fenómeno que se llama la dilatación del tiempo, y aquí cobra sentido la frase de Einstein respecto a los relojes. Cita otro ejemplo, el de un espectador de un partido de fútbol, sentado en el estadio, en relación a alguien que pasa en un transbordador muy rápido: para el primero el partido dura una hora y media, para el segundo puede durar un siglo.

Otra forma de viajar al futuro sería el manejar alguna forma de criogénesis, vale decir, la posibilidad de congelarnos por 500 años. “También sería un viaje en el tiempo hacia el futuro, porque despiertas biológicamente igual como estabas”, dice.

 La mecánica cuántica como el jardín de los senderos que se bifurcan

Otras ideas relevantes y apasionantes acerca del tiempo que abordará en su charla Gomberoff en el Puerto Ideas de Antofagasta son las relativas a la mecánica cuántica y algunas más extrañas o locas de la ciencia reciente, como los positrones o los universos paralelos.

unpositronLa mecánica cuántica, según la interpretación de Hugh Everett, dice que el tiempo es como «El jardín de los senderos que se bifurcan» de Borges. “Paralelamente pueden ocurrir muchas historias. La evolución temporal no es única, sino que se va desplegando dentro de todas las posibles probabilidades que tiene”, repasa el científico.

Una de las teorías más llamativas y excéntricas es la de los positrones. El positrón adquirió fama en las diferentes novelas de robots de Isaac Asimov, así como también está presente en el cine, utilizado en diferentes películas o series como fuente de energía de armas y poderes. Por nombrar sólo dos famosas: los Cazafantasmas, quienes usan rayos de positrones para atrapar a las criaturas ectoplásmicas, y en Star Trek, el androide Data está construido con un cerebro positrónico.

“Los positrones son antipartículas asociadas a los electrones, Heynan dijo que eran partículas que se estaban moviendo hacia atrás en el tiempo”, explica. ¿Cómo se comprueba esto? “Si cambias la dirección del tiempo y cambias todas las cargas de positivas a negativas y miras el universo en un espejo, si haces esas tres cosas, el universo se ve igual. Así se puede interpretar una antipartícula como una partícula viajando hacia atrás en el tiempo. Es una cosa loca…” comenta.

Esquema del Multiverso

Esquema del Multiverso

Actualmente la física aborda el tema de los universos paralelos, aunque como explica este científico, esto está muy en boga ligado a la inflación, materia un poco alejada del tema del tiempo, pero que es fascinante en cuanto al debate que genera (incluso religioso) y al ejercicio de imaginería que representa y da pábulo. “El universo podría más bien parecer un gran universo, el multiverso, del cual nacen globos que se agrandan de manera rápida y forman distintos universos, con distintas propiedades”, explica, lo cual daría pie para admitir la existencia de múltiples realidades paralelas, de millones de universos o más bien, como precisa, «de una cifra de universos representada por un 1 con 500 ceros».

Iniciativas como la de Puerto Ideas Antofagasta, consagrada a la divulgación científica, según Gomberoff, sin dudas son muy relevantes. Comenta que tan importante es el que los científicos devuelvan a la sociedad el mucho dinero invertido para hacer ciencia en forma de adelantos científico-tecnológicos, como tan importante y necesario es el que lo hagan también en forma de cultura científica. Su parecer es que la sociedad debe exigir a los científicos este aporte, ya que es la única manera que el pensamiento y la cultura científica permeen o invadan a ésta de manera más fluida.

 

 

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