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Entre lo siniestro y lo cotidiano: las apuestas chilenas más transgresoras presentes en Ch. ACO La Feria de Arte Contemporáneo se mantendrá abierta hasta el domingo 5 en la Estación Mapocho

Entre lo siniestro y lo cotidiano: las apuestas chilenas más transgresoras presentes en Ch. ACO

Las colecciones de Mariana Najmanovich, que presenta la galería Metales Pesados Visual, son una evocación al sentido perturbador de la guerra, pero sin violencia explícita. La instalación La playa, de la galería Local Arte Contemporáneo, consiste en trasladar un pedazo de playa al stand de Chaco, donde un escultor de arena realiza con este material efímero reproducciones de las obras más emblemáticas del mercado internacional del Arte. Ambas producciones se definen como de “resistencia al mercado del arte en Chile”.


Obras que se definen como de resistencia al mercado del arte, que mezclan lo siniestro con lo cotidiano, o que desafían la institucionalidad artística chilena mediante la exposición de piezas efímeras que no resistirán la fuerza del viento, son las apuestas más transgresoras que se presentan este año en la Feria de Arte Contemporáneo, Chaco 2014, que se inauguró ayer y se mantendrá abierta al público hasta el domingo en la bóveda central del Centro cultural Estación Mapocho.

La primera de estas obras corresponde a las colecciones Cuadros de Honor, El archivo, Plasticidad del desarrollo y El juego sobre el fenómeno de la guerra, de la artista visual Mariana Najmanovich, presentadas por la galería Metales Pesados Visual. Sergio Parra, dueño de la galería, cuenta que las obras de Mariana son una provocación al mercado del arte, porque representan conceptos que van más allá de lo convencional y decorativo. “Las pinturas de esta artista tienen un peso emocional y político difícil de encontrar en obras de otros artistas”, puntualiza el galerista.

plasticidad 2

Ese carácter provocador, similar al de la apuesta estética presentada por esta galería el año pasado en el trabajo del pintor Nicolás Franco, es definido por Parra como obras de “resistencia al mercado”, concepto que sintetiza su línea curatorial. Esa transmisión de emocionalidad desgarradora en los cuadros de Najmanovich, llevaron a que sus pinturas fueran compradas rápidamente por coleccionistas extranjeros, tal como ocurrió en la versión 2013 de Chaco.

“Estamos contentos, pero no sorprendidos. Estas obras fueron adquiridas por coleccionistas extranjeros, que difieren del coleccionista chileno, en su compromiso con el riesgo. No nos sorprendemos, porque el coleccionista chileno es más convencional, en cambio en el extranjero apuesta más por la ruptura. Desde ese punto de vista tiene una visión cultural más amplia”, sostiene el también dueño de la Librería Metales Pesados.

 La violencia no explícita de la guerra

Para Najmanovich, esta apuesta visual surgió de la idea de reflexionar sobre la manera en que el ser humano se relaciona con sus propios aspectos agresivos.

prototipo 1939

“Me interesa trabajar la comunión entre lo siniestro y lo cotidiano, sin imágenes literales de violencia. Generalmente elijo escenas que corresponden a rutinas tradicionales de soldados y sobre esta base utilizo distintas herramientas pictóricas que deforman y tuercen la cotidianidad.  Este contraste genera aspectos de incertidumbre o confusión en el espectador, invitando muchas veces a una conexión de carácter sensorial con el trabajo”, explica la pintora.

En estas colecciones, afirma la artista, lo que se busca es restablecer “el elemento perturbador por medio de la pintura, el que está asociado a la realidad histórica de las fotografías de guerra”.

Una de las características de estas pinturas, además de la emotividad de la violencia no explícita, es que parecen diluidas e incompletas. Najmanovich, sostiene al respecto que utiliza esa técnica para alterar la información de la imagen original, acentuando o distorsionando determinadas referencias de lugares o tiempos. “En este sentido, la mancha es una herramienta vertebral y polifacética que actúa deformando las figuras como metáfora de la deformación psicológica (individual y colectiva) vinculada a la guerra”, afirma.

 El arte efímero

Una obra que también se distancia de otras expresiones presentes en Chaco 2014, es la instalación conocida como La Playa, de los artistas Javier González Pesce e Ignacio Murua, dueños de la galería Local Arte Contemporáneo.

La diferencia de esta obra con el resto es que es efímera. Se trata de una instalación en que los artistas depositaron en su stand 6 toneladas de arena de playa, donde una artesano que hace esculturas de arena realiza en vivo réplicas de obras escultóricas emblemáticas del último siglo, como La Fuente, de Duchamp; El Plinto del Mundo, de Piero Manzoni, y DS, de Gabriel Orozco, entre otras.

playa

“Nosotros de alguna manera estamos replicando o citando a las piezas más costosas del mercado actual, las que hacen presencia física en nuestro stand, pero al ser de arena su condición es frágil y perecedera; digamos, entonces, que son opuestas a la mercancía. Creo que este proyecto es un gesto de resistencia absurdo y romántico que propone que el valor de la reflexión y trabajo artístico está en el acontecimiento mismo y no en las cosas, la experiencia del arte no se puede reducir a su condición de cosa”, explica Javier González.

Esta resistencia a la mercancía del arte lleva a estos artistas a afirmar su falta de “fe en el mercado del arte en Chile”. Aunque les encantaría que algún coleccionista chileno les comprara la obra, piensan que tal posibilidad es más que remota.

“Nosotros no demonizamos al mercado vinculado al arte, pero en Chile ni siquiera intentamos vender, no creemos que nos pueda funcionar. Trabajar para vender el arte que nos interesa dentro del país sería muy frustrante, el mercado es pequeño y está capturado, nosotros preferimos hacer lo que nos entretiene. Algún día convenceremos al mercado local”, opina González.

La galería Local Arte Contemporáneo es un proyecto que se inicia en el 2011 –explican los galeristas– “como espacio independiente para el cuestionamiento, desde la práctica del arte, de algunos vicios que son parte del gran sistema del arte a nivel local, desde nuestra subjetiva mirada”.

Para estos artistas, Chile es un país en que la institucionalidad funciona “de maneras muy curiosas”.

“Nosotros intentamos generar nuestra propia institución –por humilde que esta pueda ser– porque la gran institucionalidad no nos cautiva ni nosotros a ella. Cuando a uno no le acomodan los sistemas hay que inventarse los propios. En un principio organizábamos exposiciones colectivas en que proponíamos a artistas que asumiesen temáticamente el cuestionamiento de ciertos asuntos que tenían que ver con nuestra muy particular institucionalidad artística”, explican.

Algunas de las temáticas tratadas en esas exposiciones fueron la legitimación de artistas por instituciones, la falta de presupuesto y recursos para la producción artística y la sobrepoblación de escuelas universitarias de arte.  “Siempre nos aproximamos a estos temas con ganas de reírnos un poco, nunca tenemos una postura demasiado seria frente a lo que nos aproblema. Ante la desilusión que padecemos se puede ser serio y enojado o irónico, nosotros tomamos la segunda postura”, precisan.

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