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Un viaje, una historia: Rolando, y la carretera fluvial en aguas patagónicas En la Región de Aysén

Un viaje, una historia: Rolando, y la carretera fluvial en aguas patagónicas

Los viajeros que llegan a turistear a la Patagonia, saben que buscan una experiencia salvaje en esta esquina del sur del continente; lo que muchos no saben que este trozo de tierra está tan desmembrado que para conocer se debe hacer una travesía en medio de ensenadas, fiordos, islas, estrechos, senos, cabos, etc. Rolando conoce casi todos y te puede transmitir cada lugar como lo haría una persona que acaba de ver el paraíso.


Los brazos me dolían, estaba navegando sobre aguas que provocan hipotermia en menos de 5 minutos. A mi lado maravillosas cavernas de mármol con miles de años de antigüedad, fui a tomarles una foto, era lo que me llevó a ese lugar; me giro para hacer clic y el kayak se tambalea, sentí como me daba vuelta. ¿Por qué no le dije que no sabia nadar?

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El día antes llegue a Puerto Guadal, una localidad de la región de Aysén a orillas del General Carrera, que solo pude ubica gracias a internet, ya que nunca antes la había escuchado. Resultó ser uno de los pueblos más acogedores y bellos en los que he estado, de esos que uno elegiría para la vejez. Debía encontrar a Rolando Toledo, un kayakista con devoción. La tarea no fue difícil, su casa era la única que tenía más yayak que árboles.

Sinceramente nunca he visto una persona tan dichosa de hacer lo que hace. Rolando es de esas personas que uno puede dar fe que es feliz. Te recibe con sonrisas y un mate. Cada palabra que pronuncia lo hace con amabilidad, algo que resulta increíble para quienes venimos de ciudades grande donde esa particularidad  parece estar en extinción.

“Primera clase, súbete al kayak y aprende a girar por completo por si te das vuelta en el agua”, dice con amabilidad, pero (siempre existe un pero) siempre le he tenido miedo al agua, no a bañarme sino que ahogarme. Me dedique a ver cómo enseñaba a los demás, es un profesor de vocación, con el aula más bella del mundo.

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De fondo las montañas, de frente el lago como un espejo y las nubes que partían el cielo. Rolando parece haber nacido en el agua, mientras está remando cuenta la historia del lugar, explica sus bellezas, apunta los lugares que debes ver y te da instrucciones para utilizar de mejor manera el Kayak.

¿Cuántas personas tienen la posibilidad de vivir a profundidad de aquello que hablan? Rolando ha bajado el río Backer tantas veces como turistas ha llevado, conoce rincones que nadie más ha visto, ha dormido sobre su Kayak entre témpanos milenarios en plano Glaciar Steffens; ha visitado cada lengua que sale de Campos de Hielo Norte.

Los viajeros que llegan a turistear a la Patagonia, saben que buscan una experiencia salvaje en esta esquina del sur del continente; lo que muchos no saben que este trozo de tierra está tan desmembrado que para conocer se debe hacer una travesía en medio de ensenadas, fiordos, islas, estrechos, senos, cabos, etc. Rolando conoce casi todos y te puede transmitir cada lugar como lo haría una persona que acaba de ver el paraíso.

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Él pudo haberse quedado en EE.UU. trabajando o haber ido a Las Torres del Paine donde llegan el triple de turistas que en la región de Aysén, pero prefirió quedarse. Inventó su propia empresa, AguaHielo Expediciones, optó por darle la oportunidad a los demás de conocer lo que a él le maravilló, el Backer, los glaciares, navegar entre témpanos y ser un espectador desde una carretera fluvial. No todos están tan locos para empezar donde no hay nada, o más bien donde está todo por crearse.

Cuando sales de la carretera y comienzas a navegar nada se ve igual, es que la región de Aysén no parece haber sido tocado por el hombre, una característica que mantiene a Rolando en esta parte del mundo y la cual reitera mil veces a los aventureros, para que entiendan que la Patagonia puede ser el último lugar prístino que nos quede en Chile.

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El día de navegación que tuve con Rolando duró casi más de 7 horas, fuimos a las cavernas de mármol que se formaron durante la glaciación, un sitio difícil de ver si no es por vía acuática; se puede entrar en los kayak como si entraras en las fauces de un lobo. Atardecía, los rayos del sol salían detrás de las montañas, teñían el cielo de vainilla y las nubes ya no estaban. Cuando por fin llegué a la orilla, mucho después que Rolando, me di cuenta que se me olvidó tomar la foto que quería.

 

 

 

 

 

 

 

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