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Tenor Jonathan Boyd, y el estreno de “La carrera de un libertino” en Chile: “Esta es una ópera diabólicamente hermosa»

Tenor Jonathan Boyd, y el estreno de “La carrera de un libertino” en Chile: “Esta es una ópera diabólicamente hermosa»

El tercer título de la temporada lírica 2015 del Teatro Municipal de Santiago (que comenzó a exhibirse ayer) presenta el montaje inédito en los escenarios nacionales, de esta obra compuesta por el músico ruso Igor Stravinsky, y cuyo libreto fue escrito por el gran poeta inglés W. H. Auden. La Orquesta Filarmónica será dirigida por el británico David Syrus (de la Royal Opera House, de Londres), y la puesta en escena estará a cargo del régisseur trasandino Marcelo Lombardero.


El tenor lírico estadounidense Jonathan Boyd (34) es un tipo simpático, un treinteañero que interrumpe lo que nos dice cada dos minutos, con una carcajada amistosa y agradable de escuchar: un hombre franco y de mundo, en pocas palabras. Criado y educado en Nueva York (“amo el cine de Woody Allen”, confiesa), vive a las afueras de aquella ciudad, en Long Island, en una pequeña casa ubicada al lado de mansiones blancas e imponentes, tal como lo hacía Nick Carraway, el narrador de El gran Gatsby, en el argumento de la famosa novela de Francis Scott Fitzgerald, ambientada en esa zona.

Desde este lunes 20, el cantante encarnará, arriba del capitalino escenario de la calle Agustinas, al personaje de Tom Rakewell, el protagonista de La carrera de un libertino (1951), una pieza del creador ruso Igor Stravinsky (1882 – 1971), y uno de los nombres insoslayables del canon docto contemporáneo.

Fotografías: Patricio Melo

Fotografías: Patricio Melo

Esta es la cuarta vez, en su trayectoria profesional, que Boyd participará de una producción basada en la partitura del eslavo quien, luego de la Revolución, se radicó para siempre en Norteamérica: “Antes lo hice en Francia, en Portugal, y hace poco, hace unos meses, en Portland, Estados Unidos”, precisa el intérprete lírico, a El Mostrador Cultura+Ciudad.

Aunque todavía no ha debutado en el Metropolitan Opera House (conocido por sus siglas, MET), Jonathan Boyd se ha presentado con regularidad en el Carnegie Hall de la Gran Manzana, y también ha mostrado sus cualidades vocales en compañía de la Orquesta Filarmónica de Nueva York (la más antigua del Estado de la Unión). Su agenda venidera incluye espectáculos en Colorado, New Jersey, Virginia y Baltimore.

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Fotografías: Patricio Melo

Cantada íntegramente en inglés, las melodías de La carrera de un libertino citan invariablemente al repertorio británico, y sus motivos musicales se parecen bastante a los mejores títulos de Benjamin Britten, un clásico de las partituras anglosajonas del siglo XX.

-Podríamos decir que, siendo ésta la cuarta representación del rol de Tom Rakewell en su carrera, usted ya es un experto en abordar al personaje. ¿Cuáles son las claves dramáticas para entender esta ópera?

“La historia de Tommy y su caída libre no deja de ser paradigmática, en un tópico que interroga a los hombres desde siempre, y más todavía, a los que poseen una mentalidad religiosa: el de la intervención del diablo, del demonio, en los asuntos humanos.

Una variante que en esta oportunidad se manifiesta en la figura de una persona cordial y amable (Nick Shadow), y que aparece de repente para ayudar a ese muchacho apático y trivial que es Rakewell, con el propósito de cambiar su vida, sus costumbres y su mentalidad. Y eso, lo hace, como creemos todos que realizaría dicha labor “el maligno”: hablándole al oído, en el modo que lo haría un amigo cercano, poseyendo su conciencia, influyendo drásticamente en sus decisiones más íntimas y trascendentales.

Fotografías: Patricio Melo

Fotografías: Patricio Melo

Se trata de un relato del siglo XVIII, pero totalmente aplicable a nuestra actualidad como sociedad occidental, en una puesta en escena pensada a fin de ser expresada a través de diversas interpretaciones artísticas. Y los diálogos y las canciones escritas por un poeta de la calidad de W. H. Auden, no hacen más que dejar esto en claro: que el demonio pide algo a cambio, que nunca exterioriza o dice claramente, y que su acción, efectuada desde los más diversos ángulos, busca eternizar esa lucha perenne que podríamos llamar entre el bien y el mal, teñida del significado y el cuestionamiento acerca del amor verdadero, de la traición, de la fidelidad y de la locura.

Creo que fue Dostoievsky quien escribió que el corazón humano es el campo de batalla entre Dios y Satanás, y eso se cumple aquí a la perfección.

En definitiva, ésta es una ópera diabólicamente hermosa, audaz, inspirada en las mil caras del demonio y sus influencias, y cuyo simbolismo me recuerda mucho a La flauta mágica de Mozart”, opina Boyd.

-¿Qué le ha llamado la atención del montaje preparado en esta ocasión por el Teatro Municipal, a cargo del régie argentino Marcelo Lombardero?

“Antes de venir, escuché muy buenos comentarios -lo leí a través de críticas especializadas-, de lo que se hizo con Madama Butterfly, y la verdad es que yo he podido observar que aquí se trabaja de una forma bastante afiatada, muy profesional, con la gente involucrada y comprometida en sacar adelante esta obra, hasta en sus más mínimos detalles. No es por caer bien ni para que me llamen otra vez, pero se trata de decir la verdad.

Fotografías: Patricio Melo

Fotografías: Patricio Melo

Creo que lo de Lombardero es de una gran teatralidad, entendido en que se me ha exigido bastante desde mis capacidades actorales y dramáticas. La distancia entre un cantante lírico y un actor de teatro son mínimas (te lo digo yo, que también adoro las piezas de Shakespeare), y en La carrera de un libertino, tanto por el argumento, los tiempos de la música y por cómo lo ha dispuesto la régie; los intérpretes somos aquí trasladados por todos los estados emocionales existentes, y por dos disposiciones anímicas tan contrapuestas como podrían serlo, la vida mirada por un joven de provincias taciturno y aburrido, y quien luego es transformado en un adulto vividor, en un gozador y en un seductor indomable.

La riqueza escénica de este título es maravillosa, y Marcelo ha entendido muy bien las intenciones artísticas de Stravinsky, por un lado, y de W. H. Auden, por el otro: que el diablo actúa en cualquier época, y que el deseo de cambiar (para mejor) nuestras biografías, se haya siempre latente en la mente de cada ser humano… y que cuando aparece la ocasión, muy pocos son capaces de decir que no, aunque sepan que la tentación puede ser falsa, ilusoria y engañosa. El trabajo de la dirección de arte, para teatralizar aquello, me parece espectacular”, piensa Jonathan Boyd.

UNA RÉGIE PARA TIEMPOS HEDONISTAS

Esta inaugural versión de La carrera de un libertino en Chile, contará, según lo adelantamos, con la puesta en escena del argentino Marcelo Lombardero, quien desplegará arriba de las tablas, la concepción de una realidad dramática moderna y contemporánea, ambientada en el Londres de fines del siglo XX.

Lombardero aspira a reflejar en su régie, la estética y los comportamientos de una sociedad de consumo, y las consecuencias negativas que ésta tendría sobre la cotidianidad de la población: “Si bien la ópera se encuentra contextualizada en el siglo XVIII, en el rococó, ésta tiene muchos contactos con nuestros días, porque justamente esa época era muy nihilista y hedonista. Así, lo que haremos sucede en algún momento de los años ´50, hasta hoy, con olor a nuestros tiempos”, dice el artista trasandino.

Junto a Lombardero, el británico David Syrus estará a cargo de la dirección musical de la Orquesta Filarmónica de Santiago, con la misma dedicación y profesionalismo, que exhibe desde hace cuatro décadas en el Royal Opera House, de Londres. El maestro, además, ha conducido créditos líricos en otros importantes escenarios europeos, norteamericanos y asiáticos. También, trabajan en este equipo, el connotado director de arte argentino Diego Siliano (encargado de idear la escenografía), y su compatriota Luciana Gutman, quien diseñó el vestuario de los actores-cantantes.

Andrés Rodríguez Pérez, director general del Teatro Municipal, en tanto, invita al público santiaguino a no perderse esta ópera, un estreno absoluto en Chile: “Estamos en presencia de una partitura maestra del repertorio lírico universal, cuyas melodías pueden sonar sorpresivas para nuestras audiencias, acostumbradas al sonido de un Stravinsky de comienzos del siglo XX, pero recomiendo verla, deben asistir de todas maneras. Magistral es el aria “No Word from Tom” (“Sin noticias de Tom”), que canta la novia abandonada del protagonista, Anne Trulove, en el primer acto, interpretada por la soprano australiana Anita Watson (en el elenco internacional) y por la cantante chilena Catalina Bertucci (en el elenco estelar)”, analiza el abogado con estudios musicales en Italia.

Igor Stravinsky

Ópera en tres actos con libreto de W. H. Auden y la colaboración de Chester Kallmann.

Elenco

Tom Rakewell: Jonathan Boyd/ Santiago Burgi*

Anne Trulove: Anita Watson/ Catalina Bertucci*

Nick Shadow: Wayne Tigges/ Homero Pérez-Miranda*

Baba la turca: Emma Carrington/ Evelyn Ramírez*

Trulove: Hernán Iturralde

Mother Goose: Evelyn Ramirez

Sellem: Pedro Espinoza

Keeper: Pablo Oyanedel

Director de escena: Marcelo Lombardero

Escenografía: Diego Siliano

Vestuario: Luciana Gutman

Iluminación: José Luis Fiorruccio

Coreografía: Edymar Acevedo

CORO DEL TEATRO MUNICIPAL

Director: Jorge Klastornick

ORQUESTA FILARMÓNICA DE SANTIAGO

Director: David Syrus / José Luis Domínguez*

Lunes 20 de julio / 19:00 horas / C1

Jueves 23 de julio / 19:00 horas / C2

Viernes 24 de julio / 19:00 horas / C6*

Sábado 25 de julio / 17:00 horas / C3

Lunes 27 de julio / 19:00 horas / C5*

Martes 28 de julio / 19:00 horas / C4

MÁS INFORMACIÓN EN WWW.MUNICIPAL.CL

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