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Ganador del Pulitzer y Grammy presenta en Chile Inuksuit, pieza musical que invita a oír el Planeta La permorance será presentada en el 12 de noviembre durante el Festival Puerto de Ideas

Ganador del Pulitzer y Grammy presenta en Chile Inuksuit, pieza musical que invita a oír el Planeta

A los 63 años de edad, John Luther Adams sigue innovando con su música que compone basada en su percepción acerca de la naturaleza y del cambio climático que cada día más amenaza la existencia de los seres vivos. Adams ya fue activista político de las causas ambientales y ahora se dedica exclusivamente a la música, donde propone despertar la consciencia colectiva acera del tema a través del arte.


El Parque Cultural de Valparaíso será palco de una nueva experiencia coordinada por “unos de los pensadores musicales más originales del nuevo siglo” de acuerdo con The New Yorker Magazine. Se trata de John Luther Adams, ganador del Premio Pulitzer de Música 2014 y del Grammy a la mejor composición contemporánea en 2015 por su obra orquestal Become Ocean.

Adams llega a Valparaíso para el Festival Puerto de Ideas que se realiza del 11 a 13 de noviembre en diversos puntos de la icónica ciudad patrimonio. Además de presentar una charla titulada Música para preservar el planeta, en la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso junto al investigador especializado en música Álvaro Gallegos, John Luther Adams interpretará la performance musical Inuksuit, en compañía d 18 músicos nacionales de Grupo Percusión Valparaíso.

Como una pieza sonora diseñada para ser realizada al aire libre utilizando más de 100 instrumentos, Inuksuit ha recorrido todo el mundo. En entrevista a El Mostrador C+C, Adams declaró estar muy contento de visitar Chile por primera vez y grandes expectativas acerca de la presentación en el Parque Cultural.

“Yo nunca he estado en América del Sur antes. Yo no sé bien qué esperar de la performance en Valparaíso. Pero de eso es lo que la pieza se trata. Inuksuit es sobre la idea de oír donde estamos. Es una llamada de atención, una invitación a escuchar profundamente al mundo que nos rodea – donde quiera que estemos”. dice.

Para escuchar el ambiente se requiere también silencio y eso es una parte importante en el contexto de la performance. “La música de Inuksuit emerge del silencio y, al final, vuelve a silenciar, eso significa que vuelve de nuevo a la música ambiente que no tiene fin en el lugar en el que se lleva a cabo”, explica Adams.

Cada concierto es único, ya que los timbres, colores y complejidad rítmica varían conforme el paisaje sonoro en que se presenta Inuksuit. Pero a fin de cuentas, ¿que es un Inuksuit? Para los inuítes, inupiat, yupik y otros varios pueblos de la región ártica de Norte América, el Inuksuit es una figura de piedra que utilizan para orientarse en medio a la tundra cuya geografía dispone de escasas señales naturales.

Adams utiliza el símbolo del Inuksuit para dar nombre a su composición con la idea de recordarnos que, ante un planeta en crisis, no debemos perder el rumbo.

“Inuksuit se inspiró en las figuras de piedra que los inuit han construido en el Ártico durante incontables siglos. Al componer la pieza, imaginé cada músico y cada oyente como una de esas figuras solitarias. La palabra «Inuksuit» se puede traducir como ‘actuar en la capacidad del ser humano’. Yo no estaba preparado para el extraordinario sentido que esa experiencia compartida de esta pieza parece crear. Así que lo que imaginaba era una pieza sobre la soledad y resultó en ser una pieza sobre la comunidad”, destaca de manera sorprendida el músico.

John vivió en Alaska durante la mayor parte de su vida, y según él mismo, todo lo que hace como artista se ha visto influenciado por la presencia que ese lugar ocupa en su vida. “Mis experiencias de soledad como estar solo en un vasto paisaje, están en el corazón de Inuksuit, y en todo el trabajo de mi vida”.

El tema de los cambios ambientales por el calentamiento global está presente de manera sobresaliente en el trabajo de Adams. En verdad su música refleja de manera profunda la percepción que tiene del escenario ambiental de nuestros días. Cómo él destaca: “Música no es lo que hago. Es la forma en que entiendo el mundo. Mi música es una respuesta a los cuarenta años de vivir en Alaska. Pero más allá de eso, mi música es una expresión de lo que significa ser un ciudadano preocupado de la tierra en nuestros tiempos difíciles”.

Además de su música con apego ecológico, John también ya fue activista del tema pero hace algunos años decidió dejar la militancia para contribuir de otra manera. Con 63 años, cuenta que cuando era más joven, trabajaba como activista ambiental a tiempo completo, pero un día estuvo en una situación en que tenía que elegir entre una vida en la política y una vida en la música. Adivine cual eligió:

“Hice esto con la fe que, a su manera, la música puede importar tanto como la política. Y con los años he llegado a creer que, fundamentalmente, la música es más importante que la política”, justifica el músico.

Pero aún así John insiste en decir que no hace “arte político”.

“Creo en el valor inherente y poder de la música por ella misma. Sin embargo, creo que la música también puede servir como un poderoso modelo de resonancia de la renovación de la conciencia humana, de la cultura y de la sociedad. Hacer música es dar voz al pensamiento creativo. Y el pensamiento creativo es esencial para resolver los problemas que enfrentamos como la guerra, la injusticia, el cambio climático y la extinción en masa”, confiesa convencido.

El reconocimiento de su trabajo anterior Become Ocean con el Grammy y un Premio Pulitzer, hicieron que John avanzase con su obra y saliera de un estudio para poners en contacto con la naturaleza y las personas, cómo efectivamente lo hace en Inuksuit.

“Toda mi vida he hecho música inspirada en el aire libre. Pero siempre se escuchó en el interior. Inuksuit es la primera vez que compuse música para ser interpretada y oída en un ambiente exterior. En una sala de conciertos tratamos de cerrarnos al mundo, y concentramos nuestra atención en los sonidos producidos. Al aire libre, somos invitados a dirigir nuestra atención hacia el exterior, a la música sin fin de este mundo en el que vivimos milagrosamente”.

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