Los derechos de las mujeres encuentran eco en «La omisión», de Sebastián Schjaer, filme que se ha estrenado en la Berlinale y que al cuestionar los papeles de género asignados en la sociedad se enmarca «casi de manera inconsciente» en un movimiento reivindicativo «cada vez más grande» en Argentina.
La cinta, que se proyecta dentro de la sección Panorama, la segunda en importancia del festival, está centrado en el personaje de Paula, una veinteañera que viaja al frío sur de Argentina para trabajar durante la temporada de invierno en empleos ocasionales con el fin de reunir dinero.
El objetivo es poder pagar un visado para emigrar junto a su compañero y su hija a Canadá.
«No queríamos hacer una película de denuncia o de moral diciendo lo que está bien o lo que está mal», explicó hoy Schjaer en una entrevista a Efe, al aludir también al «final desconcertante» del filme y que «tal vez incomoda alguna sensibilidad».
En ese sentido, agregó, una de las apuestas de la película era poder apartarse de «ese prejuicio que está tan instalado» en la sociedad y de «ese lugar que parecen haber asignado a las mujeres como si fuera un lugar natural, el de ser madres antes de cualquier otra cosa», mientras que los hombres no tienen «ese mandato de ser padres antes que cualquier cosa».
La filmación de la película hace dos años coincidió en Argentina con un movimiento «cada vez más grande y que va creciendo a una velocidad muy vertiginosa» de reivindicación de los derechos de las mujeres que empezó con la marcha de Ni una menos contra la violencia hacia las mujeres, explicó.
«De algún modo, la película se enmarca casi de manera inconsciente en este contexto mayor que es el que nosotros estamos atravesando en este momento de nuestras vidas y creo que nuestra generación tiene una responsabilidad bastante importante para con esa causa o esa discusión o esas ideas», subrayó.
En «La omisión», Schaer trata de «intentar seguir durante una hora y media a un personaje sin juzgarlo para intentar entender qué es lo que hay más adentro de ella».
La sensación en el filme de que todo se va «desvelando muy de a poco» ayuda un poco a entender, según el director, el modo que tiene Paula de verse a sí misma en ese momento de su vida, «confuso», en el que las cosas se van «superponiendo» y «apareciendo en diferentes momentos».
«Todo eso va armando una bola en la medida en que se van acumulando las cosas y esa bola desemboca en el final de la película», dice.
Para Sofía Brito hacer el «supercomplejo» papel de Paula fue, visto a día de hoy, «muy revelador».
La actriz dijo sentirse «orgullosa» de «haber podido transitar a Paula» y hacer un personaje que cree que es «revolucionario para una mujer», al mostrar la capacidad de «ir en pos de su deseo» y más allá de lo que la sociedad espera de ella.
En ese sentido, dijo, uno ya está tan «subjetivado» que ve como sus propios deseos lo que en realidad le es impuesto por el sistema.
En su momento, lo que más aprendió del rodaje con Paula fue a «estar firme», a «hacer lo que hay que hacer», mientras que hoy cree que lo que le enseñó su personaje fue a decidir quién quiere ser, agregó.
El filme muestra otra «situación desgraciadamente muy común» en Argentina, la de tener que trabajar de cualquier cosa para juntar dinero y la de tener que emigrar a otros países, apunta Schjaer.
Canadá como ansiado destino de sus personajes le daba precisamente una idea de «circularidad» a la historia, la de ir del extremo sur, de la ciudad de Ushuaia, la más austral del continente, al extremo norte, «de la nieve a la nieve», lo que pone de manifiesto «algo de lo absurdo de esa idea que tenía que ver con un escapar de algo», señala.
Mientras saborea su presencia en la Berlinale, un festival que «tiene algo muy bueno que es que las películas están en contacto con el público de la ciudad y no sólo con la industria del cine», Schjaer está trabajando ya en su nuevo proyecto, todavía sin título, pero con un tono «totalmente distinto».
«Es en verano, en Buenos Aires, y es una película en un aspecto más luminosa. Pero a mí me gusta mucho la sensación de sentir que había que hacer ‘La omisión’ para después poder hacer otras cosas», concluyó.