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Experto alemán en Marx: «Chile está a la sombra de una potencia en decadencia y peligrosa» CULTURA

Experto alemán en Marx: «Chile está a la sombra de una potencia en decadencia y peligrosa»

El intelectual alemán Wolfgang Streeck será parte del festival Puerto de Ideas, que se realizará durante los días 9, 10 y 11 de noviembre en Valparaíso. «Creo que el capitalismo moderno podría sumirse en una profunda crisis, sin que sepamos hasta ahora qué lo reemplazará finalmente», advierte.


¿Cuánto tiempo se prolongarán  los problemas derivados de un crecimiento económico débil, del aumento de la desigualdad y del endeudamiento crónico? ¿Será posible un sistema social alternativo a largo plazo? ¿Encontraremos nuevos acuerdos colectivos como sociedad? En este contexto, ¿puede la teoría del capitalismo de Marx ser una herramienta vigente para entender el mundo hoy?

Estas son algunas de las preguntas que enfrentará el intelectual alemán Wolfgang Streeck en una de las charlas que serán parte del festival Puerto de Ideas, que se realizará durante los días 9, 10 y 11 de noviembre en Valparaíso.

Streeck hablará en la charla «¿Cómo terminará el capitalismo? 200 años de Marx», que se realizará en la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, el domingo 11 de noviembre, a las 12:30 horas.

[cita tipo=»destaque»]El germano cree que el capitalismo actual es «una combinación de consumismo, endeudamiento y producción ilimitada de dinero, vinculada a una crisis de la hegemonía de Estados Unidos, del sistema internacional de estados y la democracia neoliberal, con un simultáneo crecimiento del poder de una segunda hegemonía, rival, en la figura de China».[/cita]

El germano cree que el capitalismo actual es «una combinación de consumismo, endeudamiento y producción ilimitada de dinero, vinculada a una crisis de la hegemonía de Estados Unidos, del sistema internacional de estados y la democracia neoliberal, con un simultáneo crecimiento del poder de una segunda hegemonía, rival, en la figura de China».

En este escenario, Chile, como aliado estratégico del país norteamericano en la región, está en una posición delicada.

«La ‘comunidad internacional’ no es solo interdependiente, sino que está organizada de forma jerárquica», advierte. «Hay estados hegemónicos y estados no-hegemónicos. No hay recetas sobre cómo lograr un poco de independencia y autonomía cuando uno está a la sombra de una potencia… que en el caso de Chile está en baja, por lo cual se vuelve peligrosa. A un país así uno solo le puede desear tener buen ojo para lo posible y un liderazgo político inteligente».

Wolfgang Streeck.

El final del capitalismo

Streeck sabe de lo que habla. Es sociólogo alemán graduado en 1972 por la U. Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt. Fue investigador del Instituto Internacional de Gestión en Berlín, académico asistente de sociología en el Departamento de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad de Münster; y de sociología y relaciones industriales en la U. de Wisconsin-Madison.

Entre 1995 y 2014 fue director del Instituto Max Planck para el Estudio de las Sociedades de Colonia y fue académico de Sociología de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la U. de Köln. Entre otros libros, ha escrito Comprando tiempo (Katz Editores, 2016) y ¿Cómo terminará el capitalismo? (Traficantes de Sueños, 2017).

Él admite que, a 200 años del nacimiento del Karl Marx (1818-1883), el mayor objeto de sus críticas, el capitalismo, goza de buena salud.

«El capitalismo es flexible, descentralizado, dinámico desde su interior mediante su ‘creadora destrucción’, citando a Schumpeter, y monetización. Durante mucho tiempo sus excesos fueron limitados por la democratización del Estado moderno y el establecimiento de sindicatos fuertes, por ‘reformas'», explica.

Para él, la creciente estatalización de la sociedad mundial en los siglos XIX y XX reprimió a los enemigos del capitalismo y también se sirvió del capitalismo con fines político-estatales, como sucedió en las grandes guerras del siglo pasado o el fascismo.

Sin embargo, gracias a la «globalización», desde los años 70 el capitalismo ha logrado reducir la intervención estatal y la distribución democrática a nivel nacional, advierte.

«Esto ha llevado a una serie de crisis políticas y económicas, de las cuales no sabemos si podrán ser superadas en el marco del capitalismo. En todo caso, el capitalismo es un fenómeno histórico, tiene un comienzo, y todo lo que tiene un comienzo, también tiene un final», apunta.

«Marx no inventó el Muro»

En este sentido, cabe preguntarse si puede aplicarse el análisis de Marx al capitalismo actual, especialmente tomando en cuenta que han pasado prácticamente tres décadas de la caída del Muro de Berlín y el bloque socialista.

«Marx no inventó el muro», comenta Streeck. «Él inventó la teoría de la sociedad moderna, que debido a su avance inicialmente dependía de lograr una acumulación ilimitada de cantidad de capital multiplicable de propiedad privada. Sin embargo, esta relación solo es posible gracias a la aplicación de distintas formas de violencia y en la renovada aparición de nuevos conflictos, de luchas de clases».

Y ahonda: «Marx creía que el vínculo entre el avance social y la acumulación de capital privado no podía ser mantenido a largo plazo, por diversas razones, y que en algún momento la humanidad iba a aprender a disvincularse de la comercialización de su vida y la naturaleza. Esta situación, con la cual aún soñamos, Marx la llamó socialismo o comunismo».

 

La clase burócrata

Streeck también ha analizado el hecho de que el capitalismo haya sobrevivido, mientras el socialismo prácticamente ha desaparecido.

«El socialismo o, mejor dicho, el comunismo, fue incapaz de planificar su economía, incluso tras el surgimiento de los computadores modernos», reflexiona. «Tal vez esto tiene que ver con el dominio de una clase de burócratas y funcionarios de modelo ruso, que nadie pudo anticipar», plantea.

«En comparación con la economía planificada, el mercado capitalista fue más flexible y, a diferencia del fracaso en lo planificado, en el fracaso del mercado aparentemente no hay responsables, por ejemplo, un partido de Estado, a quien se puede culpar», dice.

A eso se agrega que el socialismo en principio significa una economía estacional, que usa su avance productivo para la liberación de trabajo no necesario, y no para la creación de cada vez más productos de consumo, agrega. Sin embargo, «desde los años 60 el capitalismo pasó del capitalismo industrial al capitalismo de consumo, mientras los países socialistas se estancaron. Sus habitantes querían el mismo nivel que en Occidente, por lo cual se convirtió en su modelo».

Medio ambiente y desigualdad

A pesar de todo, el capitalismo actual enfrenta múltiples desafíos. Uno es la resistencia que genera la protección del medio ambiente, con cuyos intereses choca, como ha demostrado en Chile el caso de la minera Dominga o las empresas en Quintero. Por otro lado, la profundización de las desigualdades también le resulta peligrosa a Streeck.

«Mientras la protección del medio ambiente sea rentable, no habrá problema», explica. En cambio, cuando la protección del medio ambiente y la solución de los desastres ambientales solo puede estar en manos del Estado, porque no son rentables (como la extracción del CO2 de la atmósfera), se vuelve muy caro, sobre todo tomando en cuenta que el capitalismo global es cada vez menos imponible, dice.

«En principio, el crecimiento sin fin que requiere el capitalismo es incompatible con la finitud de la naturaleza», subraya. «Sin embargo, gracias a la técnica es posible estirar la explotación de la naturaleza, como demuestra el fracking. ¿Por cuánto tiempo será posible? Nadie lo sabe», dice.

En cuanto a la profundización de las desigualdades, para él «la financialización y la despotenciación económica de los estados nacionales en el marco de la globalización impiden a los políticos instalar metas de igualdad».

«La desdemocratización no es la consecuencia, sino la causa de la creciente desigualdad», remata.

Trump y Bolsonaro

Finalmente, figuras como Donald Trump, Marine Le Pen y Jair Bolsonaro, no le parecen algo nuevo.

«El análisis de Marx del así llamado bonapartismo en (su libro) 18 Brumario de Luis Bonaparte, aquí aún resulta pertinente. En los casos ya nombrados se suma la destrucción de los partidos de la izquierda de centro, que no supo manejar las dependencias generadas por la internacionalización del capitalismo y que perdieron la capacidad de representar de manera eficiente a sus votantes clásicos», asegura.

«Si los autodenominados internacionalistas ya no son capaces de proteger a sus electores de las subidas y bajadas de los mercados mundiales, estos se pasan a los nacionalistas. Que estos tienen la misma incapacidad o, aún peor, lo notan recién después», sostiene.

¿Cómo se imagina Streeck el futuro del capitalismo y de lo que vendrá después?

«No soy un profeta. Creo que el capitalismo moderno podría sumirse en una profunda crisis, sin que sepamos hasta ahora qué lo reemplazará finalmente», advierte.

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