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Furia del Libro se negó a recibir fondos públicos como acto de rechazo a violaciones a los DDHH CULTURA

Furia del Libro se negó a recibir fondos públicos como acto de rechazo a violaciones a los DDHH

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Los organizadores enviaron una carta al Ministerio de las Culturas, donde indicaron que, si bien comprendían que poco podían hacer, no asociarían la programación de la feria a fondos públicos. El programa, en efecto, estará volcado a una agenda cultural y política. «Tenemos la intención de generar una conversación en torno al movimiento social y para eso el programa debe ser limpio, sin partidos políticos ni gobiernos de turno entremedio. Como nos gustaría que fuese una verdadera asamblea constituyente», puntualizó el editor Simón Ergas


Este fin de semana, el centro cultural GAM acogerá la décima versión de la icónica Furia del Libro, el principal lugar de encuentro entre las editoriales independientes y su público. Sin embargo, la que iba a ser una fiesta se vio afectada –al igual que el resto del país– por el estallido social iniciado el 18 de octubre, por lo que su realización estuvo en entredicho y algunas editoriales decidieron retirarse del evento.

Pero no fue todo. A raíz de las violaciones de los Derechos Humanos que se han denunciado –y que fueron duramente criticadas por informes de organismos internacionales, como Human Rights Watch–, los organizadores de la Furia decidieron rechazar los fondos públicos disponibles para el evento. La “caja” del Estado disponible para la feria pretendía financiar la participación de invitados internacionales. La decisión se convirtió en una forma de protesta de los editores independientes.

«Concursamos por unos fondos del ministerio que antes se entregaban exclusivamente a la Filsa», contó el editor Simón Ergas. Añadió que «el objetivo era desarrollar una serie de presentaciones en el marco de lo que llamamos ‘Escribir Latinoamérica’; donde seis escritores de distintas nacionalidades, que además publicarían en editoriales independientes chilenas, vendrían a la Furia a presentar sus libros y a participar de distintas charlas temáticas».

[cita tipo=»destaque»]Estos hechos son solo un ejemplo de la relación entre los actores culturales y el Estado, cuya última muestra fue declarar desierto el Premio de la Música, lo que ocurrió esta semana. Varios músicos habían manifestado que, aunque fueran premiados, no estaban dispuestos a reunirse con el Presidente de la República Sebastián Piñera en La Moneda, donde habitualmente se entrega el galardón.[/cita]

Ergas explicó que el problema no fue la adjudicación de los fondos, pues estos efectivamente fueron asignados. Pero tras un debate entre la organización, se optó por rechazarlos. «La policía chilena está actuando de manera criminal y el Gobierno no hace nada para detenerlo. El exministro del Interior, Andrés Chadwick, se declara inocente, pese a su proceso constitucional. Alguien que puede dormir después de haber apoyado casi 30 mil torturas y más de 3 mil asesinatos, no le significan nada trescientos ojos ni veinte muertos. Bajo este régimen inhumano, invitar extranjeros es un riesgo, por no usar la palabra vergüenza», afirmó el editor.

Los organizadores de la Furia enviaron una carta al Ministerio de las Culturas, donde indicaron que, si bien comprendían que poco podían hacer, no asociarían la programación de la feria a fondos públicos. El programa, en efecto, estará volcado a una agenda cultural y política. «Tenemos la intención de generar una conversación en torno al movimiento social y para eso el programa debe ser limpio, sin partidos políticos ni gobiernos de turno entremedio. Como nos gustaría que fuese una verdadera asamblea constituyente», puntualizó Ergas.

Otros casos

La actuación de la Furia no es algo aislado. Previamente, a fines de octubre, la Cooperativa de Editores del mismo grupo decidió restarse de la Feria Internacional de Guadalajara, también en protesta por las violaciones de los Derechos Humanos en ese país. «Como agentes culturales nos parece imperativo no colaborar con instituciones de un Estado que se ha mostrado represivo y violento en contra de su propio pueblo, violando sus Derechos Humanos en plena democracia», señaló la entidad en esa oportunidad.

A esto sumó un fanzine (una revista especializada hecha por fans) bautizado como Chile furioso, que será presentado el sábado 21 de diciembre a las 16:00 horas en plaza zócalo del GAM. La publicación recolecta perspectivas editoriales y personales sobre el estallido social. «Son reflexiones sobre cómo muchos anticiparon este proceso y lo necesario que era. Lamentablemente los que tenían que ver el mensaje no lo hicieron, o tal vez no leen», señala Paula Gaete, presidenta de la Cooperativa.

«Para un Estado neoliberal, las expresiones culturales son un ‘estorbo’ que han debido aceptar, esa ha sido nuestra relación histórica. Por lo mismo, las manifestaciones han estado cargadas de creatividad, son la expresión de nuestras culturas que se niegan a morir homogeneizadas. La relación entre Estado y cultura no ha hecho más que tensarse. Es sorpresivo, de hecho, que algunos digan que no lo vieron venir, porque el mundo de las artes lleva años denunciando lo que este año ha explotado», reflexionó.

«El fanzine que produjimos en la urgencia de denunciar las violaciones de los Derechos Humanos y la represión del Estado responde a esa relación histórica. El arte está en una posición donde incomoda, pero nunca será parte porque es también política, es político, autónomo y transformador. Hacen falta profundos cambios para que el arte retome su lugar imprescindible en la sociedad. El Estado neoliberal se ha preocupado de anularlo», agregó Gaete.

Estos hechos son solo un ejemplo de la relación entre los actores culturales y el Estado, cuya última muestra fue declarar desierto el Premio de la Música, lo que ocurrió esta semana. Varios músicos habían manifestado que, aunque fueran premiados, no estaban dispuestos a reunirse con el Presidente de la República Sebastián Piñera en La Moneda, donde habitualmente se entrega el galardón.

Antes, la presión del Cabildo Cultural y algunos parlamentarios del Congreso también logró poner fin a la idea del Museo de la Democracia, uno de las iniciativas emblemáticas del Mandatario.

Mario Rojas, presidente de la Unión Nacional de Artistas, mencionó, entre otros efectos colaterales, la suspensión de la Convención Nacional de Cultura –oficialmente, por motivos de seguridad– y critica, de paso, que Piñera haya reducido las agregadurías culturales de 13 a 3.

Admite, eso sí, que al ministerio le ha jugado en contra estar en plena instalación, «en el peor momento», junto a un Gobierno «que no siente una especial sensibilidad por la cultura».

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