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La frenética carrera de los gigantes de la biotecnología para lograr una vacuna contra el virus SARS-COV-2 CULTURA|CIENCIA

La frenética carrera de los gigantes de la biotecnología para lograr una vacuna contra el virus SARS-COV-2

La cantidad de heridos obligó, en medio de la Segunda Guerra Mundial, a rescatar una droga relegada: la penicilina. Fue un ejemplo de cómo, bajo presión, la ciencia ha hallado soluciones para salvar vidas. Esto se podría repetir con la actual pandemia del nuevo coronavirus, que ya ha dejado 1,4 millones de infectados y 60 mil muertos en todo el mundo. Actualmente unas 40 entidades científicas de varios países, asociadas con grandes empresas, compiten por crear una vacuna contra el virus SARS-CoV-2. En esta competencia se sitúa el caso de la alianza entre CanSino Biologics Inc. y el Beijing Institute of Biotechnology, los que están desarrollando una vacuna de tecnología avanzada, en la que introducen el antígeno viral dentro de un vehículo portador, que suele ser un virus o una bacteria que no causan enfermedad. El resultado es un patógeno artificial sin capacidad de enfermar, pero que sí puede gatillar una respuesta inmune.


Fue en 1943, en medio de la alta mortalidad de soldados heridos en la Segunda Guerra Mundial, que los científicos lograron la producción masiva de una medicina que ya llevaba casi dos décadas de existencia, aunque estuviera casi en el olvido: la penicilina, creada en 1928 por el escocés Alexander Fleming. Fue la urgencia por salvar vidas lo que hizo que su uso se multiplicara.

Esa emergencia es uno de los ejemplos en los cuales la biotecnología, apremiada por las circunstancias, ha otorgado soluciones. Una situación que se podría repetir con la actual pandemia del nuevo coronavirus, que ya ha dejado 60 mil muertos alrededor del mundo.

Actualmente, unas 40 entidades científicas de todo el mundo, asociadas con grandes empresas, compiten por crear una vacuna contra el virus SARS-COV-2, en una carrera contra el tiempo. Algunas ya han tenido éxito en los ensayos con animales y se preparan para ensayos con humanos.

Entre ellas se cuentan Moderna (EE.UU.), Universidad de Queensland (Australia), alianza Johnson & Johnson-Novavax (ambas de EE.UU.), Sanofi (Francia) y CureVac (Alemania), entre otras, que trabajan en una carrera frenética, cuando ya hay más de 1,4 millones de infectados.

«Es verdad que esto genera una presión en los laboratorios que están investigando el desarrollo de la vacuna, pero no lo veo como un factor negativo. Los grandes hitos biotecnológicos que han cambiado la medicina se han logrado en condiciones de urgencia», dice María Isabel Oliver, directora de la carrera en Ingeniería en Biotecnología de la Universidad Nacional Andrés Bello (UNAB).

El precio de las acciones de Novavax subió un 70% este año tras anunciar progresos en una nueva vacuna.

Grandes alianzas

Generalmente los institutos o centros biotecnológicos tienen alianzas con las grandes compañías farmacéuticas, logrando combinar las capacidades de desarrollo, regulatorias y comerciales con la capacidad de investigación biotecnológica.

Esta alianza potencia o acelera el desarrollo de nuevos fármacos o vacunas, en una de las etapas más complejas, como es la producción a gran escala. Sin este tipo de producción, la solución no tiene el impacto mundial deseado, explica Oliver.

Algunas de estas alianzas entre científicos y empresas van en etapas bien avanzadas y ya han sido autorizadas para iniciar ensayos clínicos.

En el mundo ya hay 1,4 millones de infectados de coronavirus.

Dificultades para la vacuna

Una de las mayores dificultades en este caso es que es una enfermedad muy reciente y, aunque se tiene la información a nivel molecular del virus, a nivel clínico hay todavía muchas interrogantes respecto a su comportamiento y resultados contradictorios en la evolución de la patología.

Por ejemplo, se tenía la certeza de que un paciente recuperado de la enfermedad no debía volver a tenerla. Sin embargo, hubo reportes en China e Italia de pacientes que volvieron a contraer la enfermedad.

«Los coronavirus son virus con una capacidad de adaptación importante, mutan. Hasta ahora no se ha demostrado que la tasa de mutación sea muy alta, pero claramente esta característica podría dificultar mucho la obtención de una vacuna efectiva y que dure en el tiempo», afirma la especialista.

La otra gran dificultad es de índole económica y es propia de todos los desarrollos de vacunas: la producción en grandes cantidades.

«Nos enfrentamos a una pandemia, eso quiere decir que si queremos frenar el avance de la enfermedad debemos ser capaces de inmunizar a toda la población mundial. Un desafío inmenso para las alianzas entre los laboratorios y las compañías farmaceúticas», subraya.

Algunas empresas, tras realizar tests exitosos en simios, ahora probarán sus productos en humanos.

Vacuna china

Un ejemplo es la alianza del CanSino Biologics Inc. y el Beijing Institute of Biotechnology, que se encuentran desarrollando una vacuna de tecnología avanzada, que es una recombinante.

«Estas vacunas desarrolladas por biotecnología utilizan técnicas que introducen el antígeno viral dentro de un vehículo portador, que suele ser un virus o una bacteria que no causan enfermedad. El resultado es un patógeno artificial sin capacidad de enfermar, pero que sí puede gatillar una respuesta inmune potente contra su estructura, en la cual se encuentra el antígeno del SARS-CoV-2, que es el objetivo», detalla Oliver.

Este grupo ya ha realizado ensayos en monos y demostró que produce inmunidad. Se comenzará un ensayo clínico fase I con 108 voluntarios sanos, entre 18 y 60 años de edad, en los que se probarán dosis distintas administradas vía intramuscular.

«Hay que tener claro que la vacuna es una estrategia de prevención de la enfermedad, no es para curarla. En el caso de una enfermedad infecciosa con el altísimo nivel de contagio que COVID tiene, es la única manera de frenarla», advierte la científica.

«El desarrollo de cada vacuna existente ha significado un hito para la medicina. Recordemos casos como la vacuna que se descubre en 1977 y en 1980 es declarada como la primera enfermedad (la viruela) erradicada del planeta por la Organización Mundial de la Salud. El impacto de las vacunas en salud pública es reconocido como uno de los más importantes. Al respecto la OMS informa que las campañas de vacunación evitan entre 2 a 3 millones de muertes al año en el mundo».

La película Contagio (2011) aborda el desafío de poder distribuir la vacuna de manera equitativa, a través de una lotería con las fechas de nacimiento para acceder a la vacuna, por el stock limitado.

¿Cómo se crea una vacuna?

Para la creación de una vacuna hay dos etapas principales: los ensayos preclínicos y los clínicos.

La primera etapa es conocer la estructura y entender el mecanismo de infección del virus (es la etapa de mayor investigación científica). Una vez conocido esto, se busca un componente del virus al cual se dirige la vacuna, es decir, se determina el antígeno que se va a utilizar para la activación del sistema inmune (SI).

Generalmente en esta etapa se estudian varios antígenos candidatos y luego se inician los ensayos in vitro (en cultivos celulares por ejemplo) y en animales de experimentación. Se evalúa su capacidad de estimular una respuesta inmune y que sean inocuos. Los antígenos seleccionados pasan a la siguiente etapa.

La siguiente etapa, la clínica, es la más larga, porque se realizan los ensayos en humanos. Esta etapa requiere de la aprobación de una organización que la autorice, como agencia farmacéutica FDA en Estados Unidos, cuya misión es proteger y promover la salud pública.

Primer y Tercer Mundo

Aunque hay temores de que en caso de desarrollarse una vacuna los países más ricos se aseguren de tenerla, perjudicando a los más pequeños o pobres, Oliver espera que haya un reparto equilibrado.

«Detrás del desarrollo de esta vacuna contra una enfermedad que ha impactado nuestro planeta de una manera que creo que aún no hemos dimensionado, hay organizaciones mundiales y de cada país implicado en esto, que velarán para que la distribución de la vacuna sea equitativa», asegura.

«Tal como lo han mencionado en varias oportunidades funcionarios de la OMS, esta vacuna no debe ser solo para los que tienen, debe ser para aquellos que no pueden pagarla también».

Oliver recomienda ver la película Contagio (2011), de Steven Soderbergh, que aborda el desafío de poder distribuir la vacuna de manera equitativa, a través de una lotería con las fechas de nacimiento para acceder a ella, por el stock limitado.

«Es una película muy bien lograda desde el punto de vista científico. Muestra tal cual lo que nos está pasando, con un poco de efectos Hollywood, pero toca muchos temas que hemos hablado», concluye.

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