El Premio Nobel de Economía, el estadounidense Joseph Stiglitz, realizó sus declaraciones en el marco de una charla magistral en el Congreso Futuro 2021, el principal encuentro de científicos e intelectuales de Chile, que termina este jueves. En ese sentido, el economista llamó a modificar no sólo las políticas, sino el marco «dentro del cual hacemos esas políticas» para enfrentar la pandemia. «Lo que hoy necesitamos es mejores marcos de presupuesto. mejores marcos para pensar políticas monetarias. Necesitamos espacio para políticas más consideradas, de libre disposición, que respondan necesidades a medida que se van revelando», afirmó.
El Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz (Indiana, 1943), dijo este miércoles que «la pandemia ha demostrado las consecuencias de 40 años de neoliberalismo».
Economista y profesor de la Universidad de Columbia, realizó sus declaraciones en el marco de una charla magistral en el Congreso Futuro 2021, el principal encuentro de científicos e intelectuales de Chile, que termina este jueves.
Han sido «40 años de denigrar la importancia del gobierno, la importancia de la acción colectiva. El resultado de estos 40 años de denigrar el rol del gobierno es que el gobierno estaba menos preparado para lidiar con la pandemia, y (antes) menos preparado para otras crisis», como la financiera de 2008.
«El gobierno se debilitó. Todos acudimos al gobierno en el evento de la pandemia, así lo hicimos con la crisis financiera mundial. El gobierno de Estados Unidos no fue capaz de responder de manera efectiva. La ironía es que los mercados tampoco fueron capaces de responder. Que, al mismo tiempo, el neoliberalismo estaba hablando de los mercados y debilitando a los gobiernos», señaló.
«Las normas que se establecieron en esta era del neoliberalismo resultaron en mercados ineficientes, de corto plazo. Lo vimos en 2008, donde las instituciones financieras miraron hacia donde podían obtener ganancias en el corto plazo, incluso tomando riesgos excesivos, manipulando el mercado de prestamos depredatorios», afirmó.
De hecho, «nos hemos asombrado que en Estados Unidos nuestros mercados no podían fabricar productos simples, como equipos de protección o mascarillas, y mucho menos algunos productos más complicados como exámenes o ventiladores». Y comparó la situación con comprar un auto sin neumático de repuesto; se ahorra un poco, pero si uno queda varado en mitad de la nada, el costo «puede ser enorme».
«Lamentablemente el mercado reestructuró las reglas del mercado, lo que tuvo como consecuencia que el gobierno se volvió menos efectivo, igual que los mercados», aseguró.
«La pandemia ha resaltado una serie de problemas. Afectó a muchos países, pero respondieron de distintas maneras», con éxitos «en Nueva Zelanda, Corea del Sur y Taiwán, donde incluso países pobres como Vietnam han hecho enormes esfuerzos para controlarla», y fracasos como «Estados Unidos y Brasil».
Para el economista, los países con éxito han sido aquellos «con gobiernos efectivos, instituciones robustas y buena ciencia», pero también enfatizó la importancia de la confianza «de los ciudadanos, el gobierno y entre ambos».
«Los altos niveles de desigualdad debilitan la confianza», advirtió.
Con miras al virus, destacó que este afecta más a aquellos que tienen mala salud, con bajos ingresos, algo que, dijo, sucede especialmente en los países sin acceso universal al sistema de salud y sistemas «deficientes» de protección social. Por eso mismo, señaló, es que Estados Unidos ha sido uno de los más afectados, con un 25% de los casos, a pesar de ser sólo el 4% de la población mundial.
Atribuyó esto a que «tenemos muy malos sistemas de seguridad social, un país «que no reconoce el derecho a acceder a la salud como un derecho humano básico», cuyo resultado es la «enorme» diferencia entre los que están arriba y abajo de la estructura social. Un ejemplo es que la expectativa de vida es menor a cuando asumió el presidente Donald Trump, en 2017, «a pesar de todos los avances en ciencia y medicina.
De hecho, los sectores bajos «han sufrido más muertes, mayor exposición a la enfermedad y mayor pérdida de ingresos».
«La principal lección de esas crisis es que los problemas no se pueden solucionar únicamente por los mercados. Necesitamos trabajar juntos» en una «acción colectiva», expresó.
Stiglitz también abordó el tema de las estrategias del desarrollo en el marco de la incertidumbre actual y las desigualdades existentes en todo el mundo, así como la recuperación después de la pandemia.
En ese contexto, alertó que el PIB «no es una buena métrica de rendimiento económico, no es una buena métrica de rendimiento social, de desarrollo o de progreso social», y pidió indicadores que incorporen otros factores como la sostenibilidad, la desigualdad, la salud y la seguridad de ingresos. Esto último es difícil de asegurar en el mercado, por lo cual es importante «tener buenos sistemas de seguridad social».
El especialista señaló que nadie sabe cómo será la recuperación ni tampoco los efectos del confinamiento, ni cómo la economía reaccionará a las decisiones políticas actuales, por lo cual pidió «humildad» a los responsables de la política económica.
Y recordó que la recuperación de 2009-2012 benefició sobre todo a los sectores más ricos, «una recuperación para los banqueros, para los mismos que causaron la crisis, pero no para los millones de ciudadanos que perdieron sus empleos y sus casas». Una crisis que, en su opinión, fue mal manejada «y nos condujo a algo espantoso».
Sitglitz advirtió que durante décadas el neoliberalismo ignoró estas incertidumbres e impulsó «un conjunto de medidas económicas que, en general, no funcionaban», y que aún así se siguieron aplicando por el Consenso de Washington, «como si pudieran salirse de la suya con reglas simplistas».
Como una de ellas nombró la norma europea que el déficit no debe superar el 3% del PIB, «un número que salió de la nada. Pero hay otros números igual de arbitrarios, como que la inflación no puede superar el 2% o que los impuestos no debían superar el 60% del PIB.
«Estas normas nunca tuvieron sentido» y son cifras «sin ninguna consideración hacia las incertidumbres de las tasas de interés, el crecimiento, el aumento de la población, el aumento de productividad», con una «arrogancia sobre cómo decían entender la naturaleza de la economía en nuestra sociedad».
«La ironía era que ese conjunto de modificaciones en neoliberalismo tenían muchas imperfecciones, y el resultado es que no funcionaron», añadió.
«Enfrentamos una serie de crisis que nos han demostrado que ese modelo está mal, y que la política económica basada en esos modelos ha sido errónea y ahora estamos en una situación donde nos vemos enfrentando la realidad», en medio de una situación donde ni el ambiente ni la economía eran sostenibles con un gobierno de Donald Trump que atacaba los valores fundamentales, como la democracia y los derechos humanos, expresó.
Ahora, dijo, se trata de «reconstruir» una economía y una sociedad más verde, basada en el conocimiento, con más igualdad, para un crecimiento «sostenible e inclusivo».
En ese sentido, el economista llamó a modificar no sólo las políticas, sino el marco «dentro del cual hacemos esas políticas».
También criticó que el neoliberalismo fuera incapaz de anticipar escenarios como la crisis financiera del 2008 y la pandemia. «El neoliberalismo había discutido que la desregulación y la liberalización financiera iban a desatar un crecimiento sin precedentes. No lo hizo. Lo que sí desató fue una inestabilidad económica sin precedentes».
«Los modelos que fundamentan el neoliberalismo eran modelos corruptores que dicen que de alguna manera la economía siempre estaba en trayectoria de equilibrio, a pesar del hecho de que han habido crisis una y otra vez, como la de 2008 y eventos como la pandemia, que habían sido escuchados, pero no anticipados».
Stiglitz señaló que «ahora vamos hacia otra posible crisis, la crisis climática. Esas crisis resalta la necesidad de acciones por parte del gobierno y resalta la importancia de las externalidades, donde las acciones tomadas por individuos y empresas tienen consecuencias enormes en quienes están en todo el mundo. Y resalta la necesidad de cooperación mundial. Todavía hay otras crisis que estamos enfrentando en todo el mundo. Una de ellas, de la cual estoy muy preocupado, es la crisis de la desigualdad. La pandemia ha agravado las desigualdades, tanto al interior de los países como entre ellos. Y ha exacerbado esas desigualdades».
«Lo que hoy necesitamos es mejores marcos de presupuesto. mejores marcos para pensar políticas monetarias. (…) Necesitamos espacio para políticas más consideradas, de libre disposición, que respondan necesidades a medida que se van revelando», concluyó.