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Bárbara Sanhueza, joven prodigio del piano nacional: “Siempre he sentido falta de apoyo de la sociedad” CULTURA

Bárbara Sanhueza, joven prodigio del piano nacional: “Siempre he sentido falta de apoyo de la sociedad”

La tres veces ganadora del prestigioso concurso “Toca el Cielo”, de Radio Beethoven, habla sobre su acercamiento al piano, explica cómo ha sido la experiencia de participar en concursos siendo siempre más joven que sus contrincantes, y se refiere a las dificultades por las que deben pasar quienes practican esta disciplina: “No entienden el tiempo que toma transformarse en música”, dice.


Bárbara Sanhueza no recuerda un momento de su vida sin un piano a su lado. Sus primeros años los vivió rodeada de música: su padre tocaba trompeta, su madre el acordeón y su hermano el chelo. Desde muy pequeña, su familia la expuso a toda clase de instrumentos y la motivaron a escoger el suyo. Y así fue: en su casa había un piano y de forma bastante natural la más joven del clan comenzó a tocarlo.

Crecer en una familia de músicos debe ser una experiencia única: el oído se afina más rápido, el gusto por las piezas clásicas se desarrolla de forma precoz y la sensibilidad se dispara. Dicen que los talentos excepcionales deben comenzar a forjarse a temprana edad para que lleguen lejos, y más aún si se trata de una disciplina compleja como el piano. Ese fue, justamente, el caso de Bárbara.

Hoy, con 15 años, tiene un currículo envidiable: ha ganado 3 veces el concurso “Toca el Cielo” de Radio Beethoven, el año 2019 se adjudicó el premio a la mejor interpretación de la obra de Claudio Santoro, en un concurso en Brasil, y se ha presentado en conciertos organizados por academias, colegios, municipalidades y la Asociación Latinoamericana de Profesores de Piano.

Su carrera se inició, formalmente, cuando tenía solo cuatro años, con su ingreso a la Escuela Moderna de Música de Santiago, bajo la tutela de la profesora Claudia Quintero. Con ella desarrolló una estrecha relación, tanto así que cuando Quintero se retiró de la Escuela, su pupila siguió sus pasos y decidió continuar sus estudios con ella bajo la modalidad de clases particulares.

En marzo de este año, Bárbara dio un importante paso en su carrera e ingresó a la Escuela de Etapa Básica de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, donde estudia con la profesora Svetlana Kotova. Lo anterior, desde luego, conlleva una dificultad: Bárbara sigue en el colegio y, por lo tanto, debe hacer malabares con su tiempo para rendir en ambos lugares. “La gente no se da cuenta del tiempo que requiere ser músico”, explica, enfatizando la palabra “tiempo”.

Familia de músicos

-¿Cuándo tomaste la decisión de dedicarte a la música?
-Creo que el momento en que me di cuenta de que quería dedicarme a la música fue cuando empecé a tener éxito, por ejemplo, en el concurso Radio Beethoven, cuando gané por primera vez. Ahí logré ver que valía algo, que sí podía hacer cosas y como que logré más motivación todos los días para seguir siendo lo mejor. Fue el comienzo de saber que podía hacer cosas. Yo tenía solo 10 años.

-¿Alguien influyó en tu decisión?
-Mis padres y mi profesora Claudia Quintero. Al principio era solo una relación de profesora y alumna, pero después fuimos armando una relación de amigas. Por ejemplo, si un día estoy mal y justo tengo clases de piano con ella, ella siente que estoy mal y me ayuda a recuperar el ánimo y a estar motivada. Yo creo que también la he visto a ella como una mamá, incluso me he quedado a dormir en su casa.

-En el colegio, ¿te gustaba hacer otra actividad además del piano?
-En el colegio me gustaba el voleibol, pero era contradictorio con el piano, porque me podía dañar mis manos. Mi mamá me daba certificados para que no hiciera ese deporte.

-¿Me podrías decir qué sientes cuando tocas piano?
-Yo creo que me siento muy bien, porque estoy haciendo lo que me gusta en ese momento y me siento como en mi mundo, en mi burbuja. En el último tiempo, he aprendido que no tengo que dejar que los nervios me hagan salir del espacio donde aprovecho la música.

Ganar el concurso

-El 2016, cuando tenías 10 años, ganaste el primer lugar en el concurso «Toca el Cielo», de Radio Beethoven. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Creo que ese concurso fue una de mis experiencias favoritas, porque recuerdo que todo, cada punto, era muy bonito. Como era mi primer concurso estaba muy nerviosa. Todo estaba con un ambiente súper bonito, y conocí a gente de mi edad que tocaba piano en serio. Cuando gané, no me esperaba ganar, porque era la más chica. Yo solo fui por la experiencia, y se terminó dando eso.

-Te costó creer que habías ganado. ¿Quién te convenció de participar?
-Mi profesora me dijo: “Yo creo que deberías ir al concurso de Beethoven”. Yo no lo podía creer, pensaba que no era capaz, pero si ella me decía que podía, me hizo creer que podía.

-¿Te generó algún cambio haber ganado ese concurso siendo tan joven?
-Cuando gané el primer concurso me dieron ganas de pasar al nivel de arriba, el de los 16. Con mi profesora nos tomamos un año para trabajar, pero entremedio participé en otro concurso, y preparé nuevas piezas y recién en 2018 preparé el repertorio para el segundo concurso de Beethoven. Era aun más chica, tenía 12 años, con participantes de 16, así que igual era distinto y me sentía un poco más insegura. Las piezas eran mucho más difíciles, pero igual me había preparado harto.

-¿Estabas nerviosa?
-No me podía quitar el miedo de encima, porque es bastante impresionante tocar en la sala del CorpArtes, es un lugar muy grande. Además, era la primera vez que tocaba en un piano tan profesional, que también era muy grande. Igual, esa vez intenté disfrutar más la música en lugar de pensar en lo que viene en el futuro, porque eso me pasa ahora, trato de ver el presente, de vivir en el momento, porque si pienso tanto en el futuro se me va el presente. Eso me lo dijeron mis papás. Siempre antes de empezar me dijeron: “Disfruta la música, ahí te salen bien las cosas”.

-Y esa vez volviste a ganar el concurso. ¿Fue más difícil que la primera vez?
-Las dos veces que participé, en la etapa final, eran piezas más desafiantes. Ellos proponen un programa y nosotros elegimos las piezas. Mi profesora había establecido el repertorio que iba a tocar, y eran las piezas más desafiantes para el final. Me había preparado todo el año, y todas iban a ser difíciles, pero lo iba a hacer igual. Recuerdo que toqué Rachmaninoff y, en la final, toqué, en la gala, ahí toqué algo que nunca había tocado antes, una pieza contemporánea, de Guarello.

-¿Sentiste algo distinto la segunda vez que ganaste?
-La verdad es que lo más impresionante fue el momento en que me dijeron que era finalista. Mi meta era esa, porque podía tocar todo mi repertorio. Eso fue más impresionante que cuando fui ganadora. Cuando pasé a la final, ganar ya no importaba. Estaba sorprendida. No esperaba ganar. Los finalistas eran todos súper buenos, y el nivel era muy alto.

Colegio y piano

-Tu vida hasta ahora ha sido muy intensa. ¿No ha sido difícil compatibilizar el colegio con un estudio profesional del piano?
-Yo creo que en un primer tiempo, en la etapa de primero a quinto básico, era bastante fácil y organizado, porque la Escuela Moderna estaba al lado del colegio, entonces me iba directo a la Escuela. Sin embargo, ha habido otras dificultades. Por ejemplo, la gente no se da cuenta de todo el tiempo que requiere ser música, ya sea de clases o de estudio. En cuanto a lo social, además, también tuve que tomar algunas decisiones. Por ejemplo, todos los viernes tenía mis clases de piano, y los viernes solían ser los días que mis amigas me invitaban a sus casas, y yo decía lo siento, no puedo, tengo clases de piano, así que era frustrante, pero todo eso me lleva a algo. No me arrepiento de nada.

-¿El piano te exige cada vez más?
-Entre más avanza el tiempo, estoy estudiando más, los horarios se alargan, tengo más capacidad de concentración. Cada vez se hace un poco más difícil, porque tengo más clases en el colegio. En un principio no era necesario pedir excepción ni nada, pero cuando pasé a séptimo básico, tuvimos que pedir que me sacaran unas horas.

-¿La pandemia ha dificultado tus estudios?
-Como estamos en cuarentena, no tenemos clases presenciales, entonces me ahorro toda la parte de trayecto y además las clases no son tan oficiales, entonces son más fáciles. Desde el año pasado pude encontrar más tiempo para estudiar y esta etapa me ha permitido avanzar un poco más por el tiempo extra que tengo.

Falta de apoyo

-Bárbara, tu disciplina requiere de mucho apoyo. ¿Eso te ha faltado?
-Siempre he sentido falta de apoyo, del colegio, de la sociedad, porque no siempre se dan cuenta del tiempo que toma ser música. Me pasa que, cuando uno necesita cosas, o cuando pido algo y me dicen… En fin, no valoran, no entienden el tiempo que me toma tal cosa, o, no sé, ahí me gustaría que entendieran un poco más, que visualicen el tiempo que toma todo esto.

-¿Algún ejemplo?
-En realidad, por dar un ejemplo, hoy voy a tener que faltar a una cosa porque tengo tal clase, y me miran raro, como diciendo “cómo no puedes coordinar los horarios para que quepa todo bien”. Algo que aprendí en este periodo es que hay que considerar para los músicos un tiempo que sea, no que los horarios coincidan, pero que haya tiempos para que cuidemos la salud mental, ya que estamos siempre apretados, y con estrés, y en eso Fundacek me ha ayudado.

-¿Qué apoyó te ha entregado Fundacek?
-Me han entregado apoyo psicológico y eso me ha ayudado mucho. Por ejemplo, si necesito ayuda, ellos pueden hablar con el colegio, para pedir alguna excepción de horario. Además, me brindan clases de inglés y de expresión corporal y oral, y ahí siento que aprendo muchas cosas que me ayudan para el día a día. Además, también puedo ver a los otros integrantes de la Fundación y eso me permite no sentirme tan sola en cuanto a artistas. Siento que pertenezco a un lugar.

-¿Crees que faltan más instituciones que se dediquen a apoyar el talento?
-Sí, y además falta más información de lo que es la vida de un músico. Para personas que no tienen la suerte de pagar estudios o instrumentos, falta eso, hay gente que ni conoce el instrumento, entonces ni pueden intentar estudiarlo. Yo creo que falta apoyo, información y la conciencia del tiempo que necesitamos los artistas. Se debería difundir la información y no subestimar a los músicos.

Vida social

-Cuéntame, ¿qué te gusta hacer aparte de tocar piano?
-Mira, yo creo que soy extrovertida, y pienso que la vida social es muy importante, pero también sé pasar tiempo conmigo misma. Me gusta mucho descubrir cosas nuevas y aprender cosas nuevas. Me gustan, por ejemplo, los deportes artísticos, aunque ahora no puedo hacerlo tanto, pero antes estaba en un taller de circo, porque mis papás siempre me han tratado de poner caminos adelante para ver qué me gusta.

-¿Te gusta escuchar música nueva o te limitas más a lo clásico?
-No es que escuche pura música clásica. A veces se espera que nosotros estemos todo el día escuchando Mozart, pero los músicos clásicos estamos abiertos a otro tipo de música. Yo tengo 15 años, entonces estoy en contacto con gente que escucha cosas distintas. Escucho música de diferentes estilos. Yo tolero de todo, voy a respetar a la gente que escuche esas cosas, aunque tampoco es que yo vaya a estar escuchando a Justin Bieber.

-¿Cuáles son tus sueños?
-Me gustaría seguir estudiando música, pero estoy tratando de ver más lo que estoy haciendo ahora, y lo que viene después, ya veremos.

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