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Un abrazo al borde del acantilado CULTURA|OPINIÓN

Un abrazo al borde del acantilado

La dirección y dramaturgia de Pilar Ronderos e Ítalo Gallardo, junto a las voces y los textos de Luisa Pardo, Lázaro Rodríguez, Pablo Fidalgo y Daniel Amaru Silva, concretan el escenario vaticinado en tantas simulaciones apocalípticas en la obra “El mundo es ahora un acantilado”. Desde el filme británico “The Day After”, pasando por “Twelve Monkeys” de Terry Guilliam o atiborrados de apocalipsis zombies tipo Netflix, con “preppers” paranoicos y armados hasta los dientes, se ha estado llamando a la tragedia colectiva desde el inconsciente y muy antes de la Guerra Fría.


En tiempos de pandemia un grupo de artistas interconectados por el mundo nos confirman que “El mundo es ahora un acantilado”, experiencia teatral sonora, donde cada actor es una persona reportando la tragedia desde distintos sitios del orbe.

La colaboración entre Casa del lago de la UNAM México, el Británico Cultural del Perú y nuestro Centro Cultural GAM es un ejercicio de interconexión frente al despeñadero actual. Una co producción de tres países, México, Perú y Chile, emitiendo sentimientos encerrados hace más de un año.

En la obra sonora, tenemos a Pablo desde Europa, Lázaro reportando desde el país azteca, Daniel en Perú, mientras Pilar e ítalo se conectan desde Chile.

El público vive de manera digital la obra, gracias a una video conferencia simultánea sin imagen, apelando a voces y efectos. El conversatorio posterior con los creadores, incrementa la sensación sobre esta experiencia internacional.

Este collage sonoro reporta cómo en Sicilia no hay gran obediencia a las restricciones, mientras España ofrece mayor colaboración. Desde las montañas de México, Luisa explica cómo la pandemia no se ha contentado con imponer más muerte a un país arrasado por el narco, sino además ahora se ha llevado los ritos funerarios.

Daniel desde Perú habla de encierros, en una sociedad donde la corrupción previa a la pandemia los tiene en una crisis política entre izquierdas de la guerra fría y derechas de los años noventa. En Chile Pilar e Ítalo, viven entre las enormes cifras de fallecidos en un contexto de libertinaje económico, donde la vida humana es muy poco importante frente los negocios.

Los abundantes recursos sonoros y efectos de la obra, ayudan a palpitar el grave momento, en un canon de voces entre el primer y el tercer mundo. Las sirenas de las ambulancias juegan un sainete absurdo por las calles y el ruido del bombardeo noticioso, alimenta el alma de los enclaustrados. No hay otra opción para los contertulios, deben abrazar el abismo en el acantilado de esta encrucijada.

La propuesta usa una tecnología creada en la década de los años sesenta, en el escenario precisamente de una hecatombe mundial. Internet fue creada con fines militares.

Esta es la primera tragedia post nuclear con ciudadanos híper conectados. De la gripe española 1918-1922 trascendieron pocos registros oficiales y familiares. En las dos guerras mundiales, se usó el periódico, la radio o el cine, tecnologías sin feedback inmediato entre emisores-receptores y diseñadas desde la propaganda o la ideología. Sólo la epístola o el escaso teléfono permitían compartir sentimientos.

Hoy somos un club de radio aficionados. Los actores, en medio de la emergencia mundial, proponen intercambiar información y desconciertos por medio de la voz humana. No es radioteatro, es un grupo de nodos conectados a una red mundial de computadores y servidores, gracias a la magia de los satélites y el 5G. Cuando el espectador se suma, siente haber interceptado un canal de onda corta, donde parlamentan sobrevivientes.

La dirección y dramaturgia de Pilar Ronderos e Ítalo Gallardo, junto a las voces y los textos de Luisa Pardo, Lázaro Rodríguez, Pablo Fidalgo y Daniel Amaru Silva, concretan el escenario vaticinado en tantas simulaciones apocalípticas. Desde el filme británico “The Day After”, pasando por “Twelve Monkeys” de Terry Guilliam o atiborrados de apocalipsis zombies tipo Netflix, con “preppers” paranoicos y armados hasta los dientes, se ha estado llamando a la tragedia colectiva desde el inconsciente y muy antes de la Guerra Fría.

En la era del terror nuclear los centros informáticos iban a comunicar a los búnkeres de los líderes sobrevivientes, hoy son millones de personas anónimas enviando mensajes por RRSS, videoconferencias o aplicaciones, desde sus vidas atormentadas.

En otro ámbito, cada país debe enfrentar desde la mitología su abismo, para un argentino es la pampa que los disgrega, similar situación para el estadounidense frente a la llanura interminable. En un chileno, el abismo es el mar. Todo precipicio, implica un acantilado emocional.

Puestos en una catástrofe universal, cada uno, desde sus idiosincrasias culturales y arquetipos emocionales, deberá pregunta cada día vía internet desde su refugio personal del fin de los tiempos, si hay alguien aún ahí afuera.

Ficha técnica

“Ahora el mundo entero es un acantilado”
18 Jun al 3 Jul, 2021
Vi y Sá – 21 h.
Sala Zoom – Centro GAM
Gratis + opción de aporte a los artistas

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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