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Sociólogo Nicolás Rojas y voto rural por Kast: «En Wallmapu, no hay presencia de comandos de los partidos progresistas» CULTURA

Sociólogo Nicolás Rojas y voto rural por Kast: «En Wallmapu, no hay presencia de comandos de los partidos progresistas»

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Si Gabriel Boric lograra convencer a la izquierda mapuche de votar, tendría chance de revertir la histórica tendencia de que en los sectores rurales del centro sur gana la derecha, pero su apoyo a la causa sigue siendo muy ambiguo y general, en opinión del director del Centro Vives de la U. Alberto Hurtado. «Hoy con su discurso más moderado, de segunda vuelta, está bastante difícil movilizar a esos sectores. Aun cuando Boric hoy sí es una alternativa real frente a la amenaza colonial de la ultraderecha, habrá que ver en qué medida logra en los propios territorios involucrar en esta contienda electoral al movimiento autonomista mapuche», dice.


Un panorama complejo para el voto progresista ve el sociólogo Nicolás Rojas Pedemonte para este domingo en los sectores rurales del sur de Chile.

En su opinión, al voto históricamente conservador de la zona –favorable al republicano José Antonio Kast– se suma que tras la primera vuelta su rival, Gabriel Boric, ha moderado su discurso, lo que aleja a la corriente mapuche autonomista de izquierda que ahora podría votar por él, además de su escasa presencia territorial en el lugar.

«En segunda vuelta, salvo con (Michelle) Bachelet, siempre ha ganado la derecha en La Araucanía. Solo podría cambiar si el trabajo territorial de Boric aumenta su alcance en el territorio, y si logra movilizar a sectores de izquierda mapuche», señala el doctor en Sociología y director del Centro Vives de la U. Alberto Hurtado.

«Pero es muy difícil, pues su actual discurso, más que fortalecer el compromiso con la causa mapuche, ha adquirido ciertos elementos de populismo punitivo para llegar al voto más tradicional. Se ve difícil que la izquierda mapuche se movilice para votar en este tipo de elecciones, pero tal vez podrían reaccionar para evitar la amenaza de la extrema derecha y su promesa represiva».

Panorama histórico

En la primera vuelta, el 21 de noviembre, el republicano Kast ganó en la Macrozona Sur, específicamente en las regiones de Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.

De esta forma, Kast mantuvo una tendencia histórica. Anteriormente, en las elecciones de gobernadores, del 15 y 16 de mayo de 2020, el Gobierno de Sebastián Piñera obtuvo su único triunfo del país en la Región de La Araucanía. Asimismo, en el plebiscito de 1988, el Sí solo triunfó en dos regiones: en Los Lagos y en La Araucanía.

«El movimiento mapuche, incluso los sectores moderados, no suelen sentirse representados por ninguna candidatura presidencial chilena», advierte Rojas.

«Cuando se involucran electoralmente suele ser en elecciones locales y municipales. Y a veces, como en Tirúa, ganan alternativas mapuche autonomistas de izquierda. Pero las comunidades y en general el pueblo mapuche miran bastante desde lejos las contiendas políticas de los partidos chilenos».

A esto se suma que, sobre todo en zonas rurales de Wallmapu, no hay presencia de comandos de los partidos progresistas o de izquierda chilena, agrega.

Para Rojas, el programa de Boric en materia indígena no es más jugado por la causa mapuche que el último de Bachelet y el de Yasna Provoste. «Digamos que atiende las demandas del movimiento mapuche, pero de manera muy general».

Protagonismo al territorio

Por otro lado, Nicolás Rojas destaca que la mayor parte de la población no vota y solo el candidato de extrema derecha tiene un programa específico para La Araucanía, «represivo, pero es el único que le da protagonismo al territorio».

«En definitiva, entre quienes se interesan por la disputa presidencial en la zona, se observa que quienes están más organizados y más activos son los sectores gremiales y la ultraderecha. Se han fortalecido como minoría, pero una minoría muy cohesionada en el país y sobre todo en La Araucanía. Una minoría politizada, muy articulada electoralmente e incluso muy activa en redes sociales. Esto se ha hecho más evidente desde el plebiscito y en la fuerte articulación de los comandos del Rechazo», resalta.

«La clientela electoral más fuerte de la derecha chilena se concentra en las tres comunas de Santiago y en los sectores conservadores de La Araucanía. Esto no significa que no haya mapuche que votan por la derecha, claro que sí, si el pueblo mapuche, como cualquier nación, tiene diversidad interna. Y también es cierto que el proceso de descolonización ideológica del pueblo mapuche es un proyecto aún en curso».

Estructura histórica

Rojas destaca que Kast no moviliza o derechiza a un nuevo electorado, simplemente arrastra a sectores de la derecha tradicional, que en su momento capitalizó Pinochet y luego Piñera.

«Las estructuras de poder y las relaciones patronales históricas, producto del despojo territorial, siguen pesando en Wallmapu. La derecha política ha construido una relación clientelar histórica con el territorio», explica.

A eso se suma que, cuando ha gobernado la centroizquierda, la atención y los recursos públicos y policiales se han orientado principalmente a la protección de faenas de las empresas forestales de los grupos económicos santiaguinos (como Matte o Angelini).

«Pero cuando gobierna la derecha el foco está en la élite local. Esa es su clientela y esa clientela se moviliza electoralmente. Y en los últimos meses la militarización del territorio ha sido una estrategia de fidelización electoral muy efectiva con la élite local», advierte.

Características del electorado

Rojas además señala que a esto se suma el peso de los evangélicos, una religión que ha penetrado en sectores del pueblo mapuche y cuyos miembros podrían sentirse más representados con el líder del Frente Social Cristiano. Otros, en tanto, podrían identificarse con su discurso de «seguridad», en vista de la violencia que afecta a algunas localidades del Wallmapu.

«La élite rural de La Araucanía es conservadora, religiosa y nacionalista, pero además sectores despolitizados del pueblo mapuche son en gran medida evangélicos y podrían eventualmente ver en el discurso religioso de Kast mayor sintonía. Ciertos sectores mapuche que no participan social y políticamente en lo cotidiano, sí podrían desplegar cierto compromiso cívico y, al elegir, podrían ver en Kast una alternativa más coherente con sus principios cristianos», señala.

Por otro lado, en sus palabras, «el discurso securitista de Kast» conecta estratégicamente con aquellos sectores que padecen una violencia que se ha descontrolado en los últimos años producto de la mercantilización del conflicto.

«Me refiero al incremento de la dimensión no política del conflicto, con empresas forestales y bandas criminales que establecen relaciones clientelares con ciertos sectores y conflictúan aún más un territorio muy golpeado por la exclusión. Con mucha efectividad Kast apela a ese miedo de quienes vivencian la violencia en lo cotidiano y/o a todo color en televisión».

Aún así, el especialista destaca la diferencia entre aquellos que votan y los que no lo hacen. «No olvidemos lo importante, solo entre quienes votaron en La Araucanía, Kast representa una alternativa».

«Entre quienes no votan, entre quienes no se sienten representados por candidatos chilenos, la realidad es distinta. Si Boric lograra convencer a la izquierda mapuche de votar, tendría chance de revertir la elección, pero su apoyo a la causa sigue siendo muy ambiguo y general. Hoy con su discurso más moderado, de segunda vuelta, está bastante difícil movilizar a esos sectores. Aun cuando Boric hoy sí es una alternativa real frente a la amenaza colonial de la ultraderecha, habrá que ver en qué medida logra en los propios territorios involucrar en esta contienda electoral al movimiento autonomista mapuche», puntualiza.

El síndrome Stephen Candie

Rojas también intenta explicar el hecho de que mapuches voten por un candidato que podría identificarse con los «colonos europeos» que llegaron a La Araucanía luego del despojo que sufrió el pueblo originario, tras la derrota a manos del Ejército de Chile en la segunda mitad del siglo XIX.

Esto podría identificarse como el «síndrome Stephen Candie», un personaje de la película Django, interpretado por el actor Samuel L. Jackson. Candie era un esclavo que defendía a su amo blanco a rajatabla y despreciaba a otros negros.

«No olvidemos que la mayor parte del pueblo mapuche vive en la periferia de la Región Metropolitana, y allí ganó Boric. De todos modos, en todo el mundo se da aún que trabajadores asalariados votan por patrones; mujeres, por machos patriarcales; o pueblo oprimidos, por sus opresores o invasores», explica.

Aún así, admite que en particular la maquinaria electoral de la ultraderecha en La Araucanía y Arauco arrastra a sectores diversos y también a parte importante del pueblo mapuche.

«Eso no significa que los mapuche sean de derecha, pero, excluidos históricamente de la política chilena, son difíciles de movilizar para que voten en una elección tan chilena, y es la derecha la que hace allí el mejor trabajo movilizando al electorado del territorio. Están muy organizados. Cuando las elecciones son locales o menos chilenocéntricas, como la de constituyentes, la votación del pueblo mapuche es distinta».

Finalmente, ¿qué chance tienen Boric y su «discurso progresista» en sectores donde, por ejemplo, el rodeo sigue siendo «bien visto» y la homosexualidad o el aborto son «condenados», por dar algunos ejemplos?

«No tiene muchas chance entre esos sectores. Entre quienes podría tener más chance es entre las comunidades mapuche de izquierda, pero se ha moderado y, si su discurso no sintonizó antes, más difícil ahora. Su única chance es que se articulen comandos y hagan trabajo puerta a puerta. Que pisen el territorio pero están lejos. Alguna vez el PC estuvo en algunos sectores pero hoy es débil… se deslegitimaron entre los autonomistas mapuche al haber gobernado con Bachelet», concluye.

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