CULTURA|OPINIÓN
Cada uno de los cuentos manifiesta preguntas o problematizaciones sobre la vida cotidiana, sobre la existencia en tanto pregunta constante que asalta tanto en las tesituras de eso que llamamos “la humanidad” como colectivo (político, ideológico, cultural) y en la vida cotidiana, privada, de las y los sujetos. Quizá sea esta una de las mayores virtudes del libro, la posibilidad de ver que, entre los grandes procesos sociales, es decir, aquellas fechas y eventos que quedan en los grandes anales de la historia y la vida privada, o sea, la mecánica de los minutos que gastamos anónimamente en esta vida, se reúnen, se tocan, se contaminan y, al final del día, no son tan distintas.
¿Qué define a una “generación literaria”? Las formas de organizar y sistematizar ese concepto tienen distinciones. Algunos piensan que se trata de, justamente, la generación en que los y las autoras nacen, otros, en cambio, de la generación en que publican las obras y otros, por los rasgos en común, temáticos más que estilísticos, de un tiempo. No creo que haya una forma en que los filólogos logren acordar un patrón normativo para determinar qué es una “generación literaria”… no importa, la actividad escritural, hasta cierto punto, siempre es multiforme y heteróclito, como dijera un viejo lingüista.
“Impunidad de rebaño” es un volumen de cuentos de la novísima editorial Ediciones Pata e cabra (que, con ese sugestivo título, prontamente hará entrega de una antología poética) que se enmarca en la voluntad de dar espacio a escritores de alta calidad y que no han tenido la oportunidad de ver impresa su obra por editoriales más grandes. Ellos son Fernando Gatica, Eduardo Pavez, Macario, Mariela Farías, Paul Kramm, Antonio Hernández y Hervé Parra.
El canon que determina al texto “Impunidad de rebaño” es doble, por una parte, temáticamente, todos los cuentos refieren -con mayor o menor amplitud y realismo- a la reciente pandemia y, por otro lado, las y los autores del texto, pertenecen a lo que los estudios culturales y, sobre todo, la publicidad, llamó generación X, a la que se le dio una serie de características trágicas y trascendentes que no tenían… no porque esas y esos jóvenes no tuviesen un aire gravemente trágico dentro de sí (¿quién no?), sino más bien porque el mundo, desde el siglo XX en adelante, no parece ser capaz de ser trágico… no por ausencia de dolor o vicisitudes, sino por ausencia de nobleza.
Cada uno de los cuentos manifiesta preguntas o problematizaciones sobre la vida cotidiana, sobre la existencia en tanto pregunta constante que asalta tanto en las tesituras de eso que llamamos “la humanidad” como colectivo (político, ideológico, cultural) y en la vida cotidiana, privada, de las y los sujetos. Quizá sea esta una de las mayores virtudes del libro, la posibilidad de ver que, entre los grandes procesos sociales, es decir, aquellas fechas y eventos que quedan en los grandes anales de la historia y la vida privada, o sea, la mecánica de los minutos que gastamos anónimamente en esta vida, se reúnen, se tocan, se contaminan y, al final del día, no son tan distintas.
Además, los cuentos que pueblan el volumen, al mismo tiempo de vincularse temáticamente y con una cierta mirada generacional, son también (al menos formalmente) muy diversos. Cada uno de los autores y autoras articula una voz personal, una mirada intensa y cautivante desde una estética que le es propia o, mejor dicho, de la que se van apropiando, con flujos narrativos que envuelven, entretienen y cuestionan… de algún modo, lo que uno siempre espera de un texto.
“Impunidad de rebaño” es el inicio de la editorial Pata e Cabra, un estreno auspicioso y que marca una pauta estética que promete ampliar el campo escritural hacia lo no escuchado, lo no hablado, hacia un (infinito) otro.
