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Poeta Juan Manuel Rivas: “(Lo importante) es no ser un dispensador de dinero para otras personas, un muñeco inflable o un simple número de serie” CULTURA

Poeta Juan Manuel Rivas: “(Lo importante) es no ser un dispensador de dinero para otras personas, un muñeco inflable o un simple número de serie”

Su más reciente libro contiene una poesía por momentos enigmática, pero que refleja las tensiones y contradicciones del mundo moderno, la resaca y la rabia, los espejismos y los automatismos, en el espacio donde porfían las existencias: la ciudad.


“No hay escapatoria pensó Rimbaud/ No hay futuro verseó Sex Pistols/ No hay tiempo muerto dicen los camaradas”.

Fragmento del poemario.

Juan Manuel Rivas (Antofagasta, 1975) es poeta, periodista y profesor de educación general básica titulado de la Universidad Católica del Norte. También es actor performático. Su ópera prima, «Ciudad Laberinto», fue editada en el 2015 por la editorial Los Perros Románticos. Su segundo poemario La Mutación como Destino fue lanzado en el 2018 por la editorial Filacteria. Asimismo, ha aparecido en algunas antologías en los años 2001, 2006 y 2021.

Hablamos en exclusiva de su primer libro, reeditado este 2022, adentrándonos en una poesía por momentos enigmática, pero que refleja las tensiones y contradicciones del mundo moderno, la resaca y la rabia, los espejismos y los automatismos, en el espacio donde porfían las existencias: la ciudad.

– ¿Cómo surge la idea de una segunda edición, luego de siete años?

– Surge a raíz del interés de la editorial y del mío de que volviera el libro a circulación, ya que se habían acabado los ejemplares de la primera edición. Queríamos que el libro tuviera una nueva vida ya que fue el primer libro de poesía de Los Perros Románticos. Además, queríamos imprimirle un barniz más contemporáneo al libro, ya que en siete años han pasado muchas cosas entre ellas el avance de la tecnología y esto ha quedado de manifiesto en los seis poemas nuevos que se han agregado al poemario entre ellos Programación e Instagram.

– A propósito de lo anterior, ¿qué es novedad y qué permanece en esta remozada Ciudad Laberinto?

– Permanece esa sensación de ser un paseante descubriendo la ciudad y su interacción en sus rincones que ofrecen distintos viajes y conceptos, de esta forma, está la locura, la alienación, el avasallamiento de la tecnología, pero también la catarsis y el placer. Se agrega una visión más determinista, sobre todo por las redes sociales que nos agobian y nos transforman en otros seres que es el puente perfecto para mi segundo libro La Mutación como Destino.

– Pienso en Artefactos, y esta idea de la colección o, de igual modo, el desecho. ¿Hay algo que se escape a esta gran papelera del reciclaje? ¿Algo que valga la pena? ¿Los libros? ¿La mutación como destino?

– Puede ser cliché decir algo así, pero se escapa a esta colección de objetos, por ejemplo, los momentos de humanidad que de todos modos están siempre al alcance de nuestras manos. Tratar de salir del molde establecido y vivir la vida espontáneamente, sin cálculos, ni filtros es una de las pocas cosas que valen la pena. Lógicamente que uno tiene sus propias colecciones, yo compro aún discos compactos y obviamente libros que confluyen conmigo diariamente, me rodeo de ellos para establecer mi propio reino y es así donde me sumerjo para escapar de la vida impostada, pero para otras personas pueden ser otros objetos que escolten su seguridad. No sé, me imagino gadgets tecnológicos, juegos, artefactos de colección. Lo importante es no transformarse uno mismo en un objeto. No ser un dispensador de dinero para otras personas, un muñeco inflable o un simple número de serie.

– Entendemos que la ciudad es indisociable del habitar y, por ende, del vivir. ¿Cómo habitamos la ciudad desde la poesía, considerando los fenómenos sociales y culturales del último tiempo (estallido, pandemia o alza de la delincuencia y la violencia)?

– Estamos creo yo en una época especial para poetizar la vida. Haber estado encerrado por meses, viendo el mundo desde otra perspectiva, nos sirvió para traducir ciertas conductas, ciertas dinámicas que todos validábamos en nuestras vidas y que quizás eran parte de la vorágine de una rutina impuesta. En mi caso personal, cuando salí de nuevo al mundo real y palpable, vi la realidad con otros ojos y una de las pocas formas que tuve para expresar este cambio de paradigma fue a través de la poesía, aunque me imagino que cualquier forma de arte ha sido un buen catalizador y una vía de expresión para explicar este momento álgido de la historia.

– Hablemos de la virtualidad, tópico de mucha presencia en tu libro: amores virtuales, trabajos y educación virtuales, ¿qué perdemos y qué ganamos? ¿Existen posibilidades en un mundo tan interconectado, pero donde los extremismos, los discursos de odio, o bien, desde la otra vereda, lo políticamente correcto, proliferan?

– Ésta es una época delicada en muchos aspectos, debemos ser responsables de cómo utilizamos los medios que tenemos a nuestro alcance para armar nuestras vidas. Es cierto que las tecnologías, las redes sociales, lo virtual han cambiado y han facilitado nuestra vida en todos los niveles, pero a la vez al entrar de lleno a este mundo hacemos un pacto con el diablo en términos de que no leemos la letra chica y podemos llegar a lugares indeseados por no saber emplear de una forma crítica y responsable este medio. El tema del bullying, los discursos de odio, la cobardía de los haters son realidades palpables y que están a la orden del día en nuestra cotidianeidad. Entonces volvemos al mismo punto de partida para enfrentar estas situaciones y lo único que nos queda es aferrarnos a los propios valores para saber surfear las aguas de este espejo encantado de la tecnología donde te puedes crear un mundo para enfrentar tu soledad, pero estás solo igual.

– ¿Qué significa el siguiente verso, al final de Eufemismos: “el consuelo: anidar nuestra identidad en las esferas del aire/ Dictar la disidencia en los mundos invisibles del espejo”?

– Tiene que ver un poco con la pregunta anterior, ser disidente ante los mundos de la tecnología donde se nos puede aparecer el demonio del ego y nos lleva a un despeñadero sin fondo. El consuelo va por el lado de los propios sueños y de nuestras imágenes de luz que habitan nuestro interior. Irse al bosque personal y ser etéreo y liviano. Claro que esa es solo una interpretación, el lector puede darle la connotación que desee.

– Cuéntanos de tu experiencia de profesor y cómo esta se vincula a las temáticas tratadas en el libro.

– Justamente el hecho de hacer clases en colegios sobre todo de riesgo social, me hace percibir de primera fuente lo expuesto aquí con el tema de la tecnología y de las redes sociales, aparte de ser un observador directo de los procesos sociales a través de los ojos de mis alumnos. Uno ve el devastador avance de los teléfonos celulares en las salas, cómo ha cambiado la dinámica de una clase, que ahora es fragmentada, desmotivada muchas veces y que donde el aprendizaje queda mermado ante la angustia de los alumnos por revisar el teléfono.

Me imagino que este tipo de situaciones nos llevará irremediablemente a otros escenarios, pero bueno, es una realidad. Respecto a lo demás ahí tú ves esa interacción de los estudiantes con la tecnología y las redes sociales cómo se confrontan, cómo se relacionan, cómo actúa el ego en ellos. Ves, como algunos se descontrolan. En cuanto a lo demás puedo detectar los pulsos de la vida actual a través de su conductas y discursos que, si bien no son tan elaborados, brindan muchas perspectivas y posibilidades creativas.

– ¿Qué proyectos se vienen por delante?

– Por lo pronto, seguir promocionando el libro y a la vez buscando una nueva casa editorial para mi nuevo libro «El espíritu animal». Vienen por ahí también publicaciones de algunos poemas míos en algunos interesantes espacios y seguir escribiendo y terminando otros proyectos literarios. Recorrer la senda para ver hacia dónde me lleva.

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