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Mark Graham, experto en geografía de Internet: «Las plataformas digitales como Uber se están transformando en el ‘sistema operativo’ de las ciudades» CONGRESO FUTURO

Mark Graham, experto en geografía de Internet: «Las plataformas digitales como Uber se están transformando en el ‘sistema operativo’ de las ciudades»

Emilia Aparicio
Por : Emilia Aparicio Periodista El Mostrador
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Este martes, el profesor de Geografía de Internet en el Instituto de Internet de Oxford estará presentando la charla «El futuro del trabajo (y cómo pararlo)», en la segunda jornada de Congreso Futuro 2023. Aquí, el experto conversa con El Mostrador sobre la economía gig, es decir, los empleos que se ofrecen a través de aplicaciones y que tienen una naturaleza híbrida, porque comparten características del empleo dependiente e independiente. «En la economía gig, los jefes han encontrado la manera de extraer el valor del trabajo y de los trabajadores minimizando sus obligaciones y solamente garantizando algunos derechos y salarios. En una relación estándar entre empleador y empleados, el riesgo de hacer negocios no recae solo en los trabajadores: las empresas deben invertir en infraestructuras y otorgarles a los trabajadores contratos con ganancias garantizadas. En una empresa típica de la economía gig, la mayor parte de ese riesgo recae en los trabajadores», sostiene Graham.


La irrupción de Internet a principios de los años 2000 revolucionó la comunicación, las relaciones interpersonales y también el trabajo. En algunos años fueron apareciendo en las calles de las grandes ciudades personas en motos, bicicletas y autos para dar servicios de transporte y delivery. Uber, Cabify, Rappi, DiDi, Cornershop, entre otras, son algunos ejemplos que demuestran el avance de la economía gig o economía de plataformas, es decir, los empleos que se ofrecen a través de aplicaciones y que tienen una naturaleza híbrida, porque comparten características del empleo dependiente e independiente.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer que, entre 2020 y junio de 2022, cerca del 2,3% de los ocupados en Chile realizaba algún tipo de trabajo de plataforma. Este tipo de servicios son cuestionados en distintos países del mundo, porque operan bajo lógicas diferentes a los trabajos regulares.

El profesor de Geografía de Internet del Instituto de Internet de Oxford, Mark Graham, dirige una serie de proyectos de investigación que abarcan temas sobre el trabajo digital, la economía de las plataformas, la geografía de Internet y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y el desarrollo. Este martes, el experto estará presentando la charla «El futuro del trabajo (y cómo pararlo)», durante la segunda jornada de Congreso Futuro.

«Los trabajos están siendo mediados cada vez más por las plataformas de trabajo. Esto es en parte por los avances tecnológicos, por la demanda de comodidad de los consumidores y, en parte, por la falta de regulaciones que han permitido que las plataformas eviten clasificar a los trabajadores como empleados y, por ende, asumir las consecuencias de ello. Con más trabajadores en la economía gig, tenemos más trabajadores que no tienen los mismos estándares de protección que los empleados: cosas como garantizar salarios mínimos y acceso a un posnatal pagado», expresa el investigador a El Mostrador.

«Mi charla llamada ‘El futuro del trabajo (y cómo pararlo)’, es una charla sobre cómo las plataformas digitales como Uber se están transformando en el ‘sistema operativo’ de las ciudades, y sobre los daños y los riesgos que estos le traen al futuro de los trabajadores», agrega.

Graham afirma que la economía gig es una «manifestación del capitalismo contemporáneo y digital».

«En la economía gig, los jefes han encontrado la manera de extraer el valor del trabajo y de los trabajadores minimizando sus obligaciones y solamente garantizando algunos derechos y salarios. En una relación estándar entre empleador y empleados, el riesgo de hacer negocios no recae solo en los trabajadores: las empresas deben invertir en infraestructuras y otorgarles a los trabajadores contratos con ganancias garantizadas. En una empresa típica de la economía gig, la mayor parte de ese riesgo recae en los trabajadores», sostiene el experto.

«Si hay una pausa en el negocio, son los trabajadores los que se llevan la peor parte. Este es un movimiento hacia una forma de capitalismo que debería preocuparnos a la mayoría de nosotros: en las protecciones y los derechos, se revierten para millones de trabajadores», subraya.

Fairwork

Graham es el director del proyecto Fairwork del Instituto de Internet de Oxford, donde evalúan en 39 países –entre ellos Chile– las condiciones de trabajo en plataformas digitales y las clasifican en función de cuán justas son. Esto, con el objetivo de demostrar que es posible lograr trabajos mejores y más justos en la economía de plataformas.

Según el informe de Fairwork realizado entre agosto de 2021 y agosto de 2022 en nuestro país, «las calificaciones de este año muestran que las plataformas en Chile aún están lejos de garantizar condiciones laborales básicas para los trabajadores».

Entre los criterios de evaluación se encuentran: pago, condiciones, contratos, gestión y representación justa. Aunque destacan que desde el 1 de septiembre de 2022 entró en vigor la Ley 21.431, que regula el trabajo de plataformas en Chile, un avance para establecer un conjunto de estándares mínimos, como las jornadas de trabajo, remuneraciones, acceso a seguridad social, entre otros parámetros.

«Si observan los puntajes de Fairwork en Chile, por ejemplo, se puede ver que ninguna empresa se acerca a demostrar que puede ofrecer condiciones laborales decentes a los trabajadores. Esto tiene que cambiar. Estos puntajes bajos en Chile muestran que el mercado, abandonado a sí mismo, bajo la regulación actual, no se está acelerando. La regulación actual no está haciendo el trabajo. Por lo tanto, se necesita una regulación para garantizar que todos los trabajadores puedan beneficiarse de los estándares mínimos de trabajo justo», explica.

En ese sentido, menciona que «los gobiernos deben asegurarse de que son conscientes de los riesgos para los trabajadores inherentes al modelo de economía colaborativa».

«Hay dos maneras de hacer esto. En primer lugar, garantizar que se ponga fin a la clasificación errónea de los trabajadores como autónomos. Los trabajadores deberían beneficiarse de las protecciones de los contratos de trabajo. En segundo lugar, en los casos en que los trabajadores sean realmente autónomos, se puede hacer más para legislar las condiciones mínimas de trabajo justo para ellos», finaliza.

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