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El legado de Bolaño, el gran retratista de la violencia y el fascismo CULTURA

El legado de Bolaño, el gran retratista de la violencia y el fascismo

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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¿Cuál es su vigencia y quiénes sus herederos, a 20 años de su muerte, cuyo aniversario se cumple este sábado? “Bolaño se ha ido consolidando como el gran escritor sobre la violencia fascista, sobre cómo se va gestando y opera la crueldad social”, opina Magda Sepúlveda Eriz, académica de la Universidad Católica de Chile. Para el cineasta Ricardo House, autor de una trilogía documental sobre el autor, su obra, “que es el espejo de una generación, lo hace vigente como cronista y como relator de una época en que las banderas políticas y las utopías blandean de otra manera. Donde para ser feliz había que creer lo imposible. Esa época que nos tocó como generación y que ahora es pura nostalgia en un mundo globalizado y digital, que ha perdido su alma. Pero aún se puede rescatar lo rescatable con Bolaño. No todo está perdido y aquí es el propio Bolaño uno de estos personajes que se lo juegan todo”.


Varias figuras del mundo de la cultura recordaron al escritor Roberto Bolaño (1953-2003), de cuya muerte se cumplen 20 años este sábado.

Nacido en Chile en 1953, en 1968 migró con su familia a México. Volvió a Chile en 1973 con la idea de integrarse a la Unidad Popular, pero volvió a salir tras el golpe de Estado. Regresó a México y en 1977 se estableció en España. Allí formó una familia e inició allí una carrera literaria, en que destacan sus novelas “Los detectives salvajes”, ganadora del Premio Herralde en 1998 y el Premio Rómulo Gallegos en 1999, y la póstuma “2666”.

Viajó a Chile en 1998, en una visita que causó revuelo por sus declaraciones ácidas declaraciones sobre el ambiente literario local, y estuvo nuevamente en 1999. Pero nunca volvió a vivir en Chile, aunque el país está presente en toda su obra.

“Yo creo que si hay algo que nadie puede desconocer es que pareciera que su figura, desde el punto de vista literario, se engrandece a medida que va pasando el tiempo a medida que se va leyendo y va leyendo y se va descubriendo en cada lectura un nuevo matiz, una visión tan profunda de lo que fue su universo literario”, afirma el periodista Juvenal Rivera, quien prepara el libro “Bolaño 73” sobre los días que estuvo preso el autor tras el golpe de Estado.

“Es una figura que ciertamente está en un vuelo que todavía no conoce topes, que todavía está creciendo. ¿Hasta cuándo? No se sabe, pero ciertamente que ha logrado transitar mucho más allá, pero mucho más allá de lo que se imaginó alguien en algún minuto cuando él falleció”, señala.

“Bolaño se ha ido consolidando como el gran escritor sobre la violencia fascista, sobre cómo se va gestando y opera la crueldad social”, dice Magda Sepúlveda Eriz, académica de la Universidad Católica de Chile y coordinadora de la Cátedra Gabriela Mistral de la UC.

“Roberto Bolaño es sin duda un gran escritor. José María Micó, traductor, filólogo reconocido académico de la lengua y amigo de Bolaño, sostuvo que era quien mejor y más profundamente conocía y había leído a los clásicos”, dice el cineasta chileno Ricardo House, autor de la trilogía documental llamada “La batalla futura”, centrada en el escritor, quien prácticamente pertenece a la misma generación del autor, y también vivió en México y España.

“Desde esta condición de lector voraz, cuya erudición forjó contra viento y marea (‘robar libros no es un delito. Uno empieza por robarlos y termina por leerlos’) en las condiciones más adversas, emerge como un escritor que propone un nuevo lenguaje. Estructura es su palabra mágica y es lo poco que reconoce de sí mismo: ‘al menos he intentado transitar por nuevas estructuras literarias’. En Bolaño literatura, estructura y vida, van de la mano”, remata.

La batalla futura

Cuando le preguntaron en su momento cómo quisieras ser recordado después de muerto, Bolaño respondió: “Eso no me corresponde a mí, esa es una batalla futura”.

Lo cierto es que fue autor de “una escritura donde la realidad cruda y la ficción se desnudan”, en palabras de House.

“La obra se sustenta en su calidad literaria y su arrojo. Su personaje principal -que es el mismo Bolaño- agazapado entre la calle, la denuncia política, la crónica y la desesperanza, salta sorpresivamente para sorprender a las nuevas generaciones de lectores y escritores, en quienes logra provocar y proponer una nueva actitud frente a la escritura”, dice House.

En cambio la crítica literaria Soledad Bianchi es más escéptica.

“Al comienzo después de su muerte, fue una especie de gran boom. Incluso, si no me equivoco, se le tradujo al inglés poco después de muerto y también se le presentó allá como el gran escritor del siglo XX. Yo creo que esto, la calidad de Bolaño, la mayor o menor cantidad calidad de Bolaño, no se puede separar de las operaciones económicas relacionadas con las editoriales, con los agentes literarios” y la propia familia, en alusión a su viuda Carolina López y el agente Andrew Wylie, que lideró el tormentoso paso de la obra del autor de la editorial Anagrama a Alfaguara.

Legado

En tiempos de auge de la ultraderecha y negacionista, Bolaño parece seguir plenamente vigente. Por eso, cuando se trata de hablar de un legado, la académica Magda Sepúlveda apunta a “una forma de relatar el fascismo, donde este no es la idea de un hombre loco, sino la forma de actuar de una sociedad completa”.

Ella da como ejemplo el libro “Nocturno de Chile”, en que Bolaño describe una casa de tortura donde funciona un taller literario cuyos asistentes dicen no escuchar los gritos de la tortura.

“¿Acaso no es la representación de ‘yo no sabía que se torturaba en Chile’? Entonces el legado es una forma de relatar donde la gran mayoría es culpable de la violencia social”, dice.

Otro ejemplo lo ve en “2066”, en relación esa violencia que ocurre cuando, frente a una mujer ensangrentada, los personajes de la escena dicen “hay que llamar una ambulancia”, “hay que…” y todos proponen soluciones, pero ninguno actúa, finalmente, llega la ambulancia y el enfermero, pregunta “quién se hace cargo” y eso parece central frente a socorrer a la ensangrentada.

“El relato de esa violencia latinoamericana se consolida con el pasar del tiempo. Quizás porque Bolaño entendió, como dice en el cuento ‘El Ojo Silva’ que de ‘la violencia, de la verdadera violencia, no se puede escapar a, al menos no nosotros, los nacidos en Latinoamérica’”.

Para Rivera, Bolaño, de alguna forma, es la representación de toda una generación de jóvenes latinoamericanos “que pasaron de la utopía a la brutalidad de las dictaduras que, de alguna forma, después de estos procesos tan traumáticos, después de dictaduras tan brutales, tan traumáticas, tan traumáticas, quedaron en una suerte de vacío, como a la deriva, navegando en agua sin un destino predefinido, sin un puerto al cual arribar y de alguna forma él trasunta y representa eso. Porque en el fondo se trata de esa búsqueda, de una búsqueda que muchas veces no se sabe cuál es, pero que es búsqueda al fin y al cabo”.

Contra la muerte

House, por su parte, ve el legado de Bolaño en su ejemplo como escritor, que escribía “a tumba abierta” en una carrera contra la muerte, lo convierte en un hombre comprometido a jugárselo todo por la literatura. Esto en referencia a que tempranamente el autor supo que debía ser sometido a un transplante de hígado porque de lo contrario podía morir.

“En ese sentido, continuó siendo un poeta que vivió como poeta: ‘sin timón y en el delirio’. Bolaño dijo esto refiriéndose a Mario Santiago. Pero Mario Santiago era un espejo poético donde Bolaño se miraba a sí mismo. Sentía una admiración ilimitada por su amigo a quien consideraba ‘un poeta poeta'”, explica.

“Abandonarlo todo por una pasión -pasión literaria en este caso- es un ejemplo de libertad no exenta de riesgo. Esta actitud es uno de sus principales legados. Ser valiente y atreverse a saltar al vacío. En una vertiginosa y torrencial escritura en la que logra aproximarse al horror, a la muerte y a la pasión por la vida. En sus novelas llenas de prosa poética, no abandona al poeta que le da origen. No evita caminar por el borde del abismo hasta el final. Un animal literario de cabo a rabo”.

“Yo creo que uno de los mayores características y méritos de Bolaño para mí era, es que nunca encontró límite para hacer literatura”, opina Bianchi.

“En el fondo muchos, muchos de sus trabajos, artículos, cuentos o novelas fueron vividos, fueron momentos vividos por él y los transformó en literatura al contarlos. Entonces, yo creo que ese es su gran legado porque a los jóvenes o a los escritores posteriores a él les da la posibilidad de escribir sobre todo”.

Vigencia

Otro tema es la vigencia del autor, a veinte años de su muerte. Según Rivera, sus obras alcanzan una temporalidad que va más allá del momento en que se publicaron.

“Tienen un sentido de trascendencia muchísimo mayor estas son capas que cada vez que se leen, surgen, aparecen y le dan un nuevo sentido, un nuevo impulso, un nuevo aire. Se está renovando permanentemente”.

Para Sepúlveda, el autor sigue vigente para cualquier artista que desee hablar de la violencia social.

“Ante la pregunta cómo se describe un crimen, tenemos la respuesta en ‘2066’, donde logra que cada cuerpo muerto de mujeres en Ciudad Juárez sea único, irrepetible. Bolaño arrebata el cuerpo de la cifra, transformando cada detalle del cuerpo encontrado, el tipo de cinturón en su jeans, o, el fragmento de planta para espantar insectos que llevaba, o, que el cuaderno en su bolso pasen a transformarse en índices de la personalidad de la asesinada”, dice Sepúlveda.

Herederos

Finalmente, no sabe dudas que Bolaño dejó herederos literarios, tanto en Chile como en el extranjero.

Sepúlveda ve sus huellas en Felipe Becerra Calderón con su novela “Bagual” y en Catherina Campillay con su poemario “Presunta desgracia”, y en México en la poeta Sara Uribe con “Antígona González”.

“En todos estos textos, hay cadáveres al modo de Bolaño, es decir cuerpos asesinados en el marco de ser considerados sujetos exterminables”, analiza.

House cree que todos los lectores “que tuvieron la suerte de cruzarse con Bolaño, de seguro son sus herederos”.

“Se sabe que existen jóvenes escritores influenciados de una u otra forma por su escritura desenfadada. (Alejandro) Zambra por ejemplo, no desconoce su influencia. Dice que algunos de sus personajes se parecen a los de Bolaño. Rodrigo Díaz, Jorge Morales. Dunia Grass, Patricio Pron y otros. Los mismos ‘infras’ que andan deambulando por distintos rincones del planeta, obedecen todavía a los mismos códigos originales. Como el poeta Bruno Montané, una leyenda. De Pron se dice, ‘es un fiel seguidor de la escuela de Bolaño'”.

“Su obra, que es el espejo de una generación, lo hace vigente como cronista y como relator de una época en que las banderas políticas y las utopías blandean de otra manera. Donde para ser feliz había que creer lo imposibles. Esa época que nos tocó como generación y que ahora es pura nostalgia en un mundo globalizado y digital, que ha perdido su alma. Pero aún se puede rescatar lo rescatable con Bolaño. No todo está perdido y aquí es el propio Bolaño uno de estos personajes que se lo juegan todo”, concluye.


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