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La Niña costera: el evento climático extremo que agudizaría la sequía en la zona central CULTURA|CIENCIA Créditos Imagen: Agencia Uno

La Niña costera: el evento climático extremo que agudizaría la sequía en la zona central

Emilia Aparicio
Por : Emilia Aparicio Periodista El Mostrador
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Las principales organizaciones que monitorean fenómenos como estos son la NOAA desde Estados Unidos y el ECMWF, un organismo que forma parte de la Agencia Espacial de la Unión Europea. Ambos resumen los resultados de modelos de pronósticos de los diferentes departamentos meteorológicos.


El 2023 estuvo marcado por la presencia del fenómeno de El Niño, lo que tuvo como consecuencia altas precipitaciones para la zona centro y sur de Chile. En ese sentido, fue un año anormal para la megasequía que sufren distintos territorios hace más de una década. Sin embargo, se pronostica que este año no será igual. La Agencia Norteamericana de la Atmósfera y el Océano (NOAA) estima que hay una probabilidad ascendente de que durante el invierno de este 2024 se dé paso al fenómeno de La Niña, evento que podría significar una serie de consecuencias climáticas negativas para el país.

El docente y experto en cambio climático de la Universidad de Santiago, Edgardo Sepúlveda, señala que las principales organizaciones que monitorean estos fenómenos son la NOAA desde Estados Unidos y el ECMWF, organismo que forma parte de Copernicus, la Agencia Espacial de la Unión Europea. Ambos resumen los resultados de modelos de pronósticos de agencias más pequeñas o de los diferentes departamentos meteorológicos, en el caso de nuestro país realizados por la Dirección Meteorológica de Chile (DMC).

El académico explica que por el momento El Niño sigue presente, aunque viene descendiendo. Entonces hay una alta probabilidad de un paso a una fase neutra y una probabilidad media de que durante el invierno dé paso a La Niña.

“En este momento lo que se está pronosticando es que El Niño ya viene descendiendo, el peak se alcanzó a fines de diciembre e inicios de enero y ha venido descendiendo desde ese entonces y hay una alta probabilidad de que pasemos a la fase neutral, entre abril a junio, ya cerrando el otoño en Chile y, bueno, se pronostica también con medianas probabilidades que se inicie La Niña entre junio y agosto. Todos los modelos están indicando eso”, afirma Sepúlveda.

Entonces, a partir de los datos recabados por NOAA aún no se sabe con certeza la fecha de la llegada de este fenómeno climatológico. Aunque las cifras prevén que hay una probabilidad ascendente cercana al 60% de que La Niña llegue durante los meses de invierno. Si bien este fenómeno no es nuevo, entre las consecuencias que podría traer está una disminución en las precipitaciones.

En ese sentido, el investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, Roberto Rondanelli, coincide con Sepúlveda e indica que “de desarrollarse La Niña durante el periodo de invierno, eso en general está aparejado con precipitaciones menores a lo normal en la zona central de Chile. Hay ocasiones en donde el fenómeno de La Niña todavía mantiene precipitaciones normales en la zona central y eso, sumado a otros elementos que han estado funcionando en la última década como posibles precursores de la megasequía, nos hace pensar que, de desarrollarse La Niña, uno debiera esperar un año más bien bajo lo normal en términos de precipitaciones en la zona central de Chile”.

El académico de la USACH expresa que durante La Niña las temperaturas del océano Pacífico ecuatorial disminuyen, “entonces las aguas de las costas de Chile están más frías, por ende, hay menos menos evaporación, menos nubosidad y menos precipitación para el país”.

La Niña es la fase fría de una oscilación en la temperatura superficial del Pacífico tropical. Cuando la temperatura frente a las costas de Ecuador y Perú está bajo valores típicos, se habla de La Niña. Sin embargo, La Niña costera ocurre cuando hay un enfriamiento anómalo del Pacífico oriental ecuatorial, es decir, cerca de la costa sudamericana.

Megasequía en Chile

El invierno del año 2023 fue el más lluvioso de los últimos 15 años, superando los milímetros de agua caída de un año normal. No obstante, aunque este fenómeno aumentó la cifra de agua almacenada en el país, la situación de sequía se mantiene, razón por la cual existe incertidumbre respecto a las proyecciones climáticas para este invierno. La última actualización del Ministerio de Obras Públicas y la Dirección General de Aguas señala que hay 58 comunas bajo decreto de escasez hídrica en siete regiones del país, siendo Coquimbo, Ñuble y Valparaíso las provincias con mayor población afectada por la crisis hídrica.

Fuente: DGA

“A partir de la megasequía en general nuestra condición hídrica, sobre todo en zona central de Chile, no es la mejor. El año pasado, a pesar de ser lluvioso, los sistemas no recuperaron su agua, y el problema de la seguridad hídrica, como lo han explicado colegas del (CR)2, no tiene necesariamente que ver solamente con el aspecto climático sino que tiene que ver con un aspecto de uso y demanda del agua”, puntualiza Rondanelli.

Además, Sepúlveda señala que “La Niña suele persistir más tiempo que El Niño” y, en consecuencia, los próximos años “podríamos regresar a la tendencia de sequía que estábamos viviendo en la última década. O sea, el año pasado fue un año excepcional, un caso particular”.

“En el 2023 se sumaron varias variables, una de ellas es El Niño, y eso hizo que Chile haya alcanzado el promedio climatológico que teníamos en décadas anteriores, en el siglo XX, pero es un caso excepcional. Lo que ha sucedido esta última década, en el  siglo XXI, es que estamos viviendo un periodo de sequía, hemos tenido periodos de La Niña muy prolongados y eso ha hecho que la sequía sea más intensa, que no alcancemos nunca las lluvias que eran normales para el país. Vamos a tener una nueva normalidad”, agrega Rondanelli.

Un evento similar ocurrió hace 100 años. Se trata de una de las sequías más importantes por las que ha atravesado Chile. Al respecto, el historiador de la Universidad Católica Pablo Camus publicó, junto al biólogo y Premio Nacional de Ciencias, Fabián Jaksic, el libro Clima y sociedad: El fenómeno El Niño y La Niña en la historia de Chile.

En la publicación analizan “la crisis de 1924 desde un punto de vista socioecológico” y proponen “que la mayor sequía en el país en doscientos años bien pudo haber incrementado el descontento social y precipitado la irrupción del poder militar en Chile, así como dos matanzas seguidas, Marusia y La Coruña”.

El historiador sostiene que la década del 20 del siglo pasado fue un período de crisis política y económica, donde el factor climático jugó un rol importante, sobre todo relacionado con un descontento de la población frente al encarecimiento del costo de la vida.

“Esta es la sequía más importante hasta el momento en 200 años, fue el año donde menos ha llovido hasta el día de hoy, y esa sequía implicó una realidad donde empezaron a subir los precios, porque los alimentos empezaron a escasear”, explica. Y luego agrega que “en medio de toda esta crisis política y económica, nosotros definimos que hay un ingrediente que es importante y que no había sido considerado hasta el momento, que es la situación climática y la sequía, porque la sequía comienza a encarecer el costo de vida y eso se refleja, por ejemplo, en algunas manifestaciones obreras importantes a fines de 1924, pero con mayor fuerza en marzo de 1925”.

Aunque también agrega que “el clima no es la única causa, no determina pero influye en un componente básico: la gente tiene que comer, es lo mínimo de lo mínimo, y en periodos de sequía importantes había menos disponibilidad de alimentos”.

El fenómeno de La Niña y la crisis climática

Ambos expertos coinciden en que la relación sobre fenómenos climatológicos como El Niño y La Niña con el aumento de temperatura con la Tierra todavía sigue en estudio.

Sepúlveda señala que La Niña y El Niño son una “oscilación natural que se ha ido observando en el océano Pacífico, suele aumentar cada ciertos años y después baja, entonces la atmósfera va a responder a eso”.

No obstante, menciona que “actualmente se está estudiando acerca de cómo responde este ciclo a una atmósfera más cálida, es decir, ¿cuál sería el efecto del cambio climático en los ciclos de El Niño y La Niña? Ahí no hay una respuesta clara aún”.

Por otro lado, Rondanelli sostiene que “el cambio climático se pone por encima de estos otros fenómenos que han ocurrido durante mucho tiempo. Estos fenómenos ocurren desde hace siglos o milenios y, por lo tanto, no tiene relación con el cambio climático antropogénico que ocurre desde los últimos 150 años”.

Aunque opina que “el cambio climático tiene un impacto sobre la forma en que ocurre El Niño y ese impacto todavía esta siendo investigado, todavía no hay claridad respecto de, por ejemplo, si en una condición más cálida va a aumentar la frecuencia de los eventos de El Niño o va a disminuir la frecuencia de los eventos de El Niño”.

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