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Crítica de ópera: ¡La mejor música! en “El Demonio Mudo” CULTURA|OPINIÓN

Crítica de ópera: ¡La mejor música! en “El Demonio Mudo”

Gonzalo Cuadra, director escénico, adapta esta obra, nacida en 1717 hace más de 300 años, y nos la hace llegar con una reinterpretación dramatúrgica que trae su contenido al siglo XXI. Se traduce del latín al castellano. El personaje Eduardo, es un exitoso hombre de negocios que se enfrenta al debate moral de vivir una vida centrada en su propio provecho. La obra se exhibirá este viernes y sábado en sus últimas funciones en el Teatro Municipal de Santiago.


Este año 2023, el Teatro Municipal de Santiago cumple 165 años, siendo uno de los teatros pilares de la lírica hispanoamericana, y comienza esta temporada lírica aniversario con el estreno mundial de la ópera “El Demonio Mudo”, obra jesuita de cámara, de los autores alemanes Florianus Ött, uno de esos compositores olvidados del barroco sin mayores datos biográficos, y Franz Lang, dramaturgo, quien logró reconocimiento con su Teatro de los Afectos Humanos (Theatrum Affectum Humanorum), en Munich de 1717.

Es un drama semi melódico, de alto contenido estético y moral. Fue encontrado en la Biblioteca Patrimonial Recoleta Domínica en Santiago de Chile en 1998, probablemente introducido al país por el procurador Carlos Haimhausen (1692-1767) en la expedición de 1748.

La realización de esta ópera ha sido posible gracias a la importantísima investigación realizada por el musicólogo Víctor Rondón, quien hizo posible este rescate sobre la cultura musical barroca, introducida en Chile por los jesuitas en tiempos de la Colonia.

La acción de la obra transcurre en Flandes, tal vez en Amberes, durante el siglo XVII. El reparto incluye personajes humanos y personajes sobrehumanos, reales y alegóricos. Dentro del primer orden está Odoardo, (actor) es el protagonista, un hombre rico, poderoso e ilustrado, mientras que entre los segundos se encuentran el Ángel con registro de soprano, la Conciencia interpretada por una contralto y el Demonio interpretado por un tenor, todos correspondiente a los personajes alegóricos.

Odoardo había cometido muchos pecados durante el transcurso de su vida, pero consideraba que revelarlos y confiarlos al oído del confesor era peor que la muerte y la condenación. Todo el argumento de la ópera se desarrolla en torno a este “nudo” del personaje: Sus barreras internas, atribuidas a la influencia y presencia del demonio, que le impiden realizar una confesión cabal, que le permitiese vivir libre de culpa y en la gracia de Dios.

Frente a estas influencias demoníacas emerge la fuerza opuesta, el bien, en el Ángel guardián que conducen su conciencia por el recto camino, que finalmente se impone a esta resistencia demoníaca, y se salva.

Gonzalo Cuadra, director escénico, adapta esta obra, nacida en 1717 hace más de 300 años, y nos la hace llegar con una reinterpretación dramatúrgica que trae su contenido al siglo XXI. Se traduce del latín al castellano. El personaje Eduardo, es un exitoso hombre de negocios que se enfrenta al debate moral de vivir una vida centrada en su propio provecho.

Comienza la ópera con la aparición del Demonio desplegando toda su energía maligna y manipuladora (haciendo guiños con los ojos…), él ya tiene cautiva la conciencia de Eduardo. La caracterización del personaje Demonio está muy acertada, con su pelo verde, ¡verde como la envidia! y sus tacones altos, transgresor. El intérprete Rony Ancavil, buen tenor en las arias, mejor aún su expresión y desempeño actoral.

En el otro extremo del escenario aparece el Ángel, bello, con un traje primoroso dando el mensaje de salvación. Se despliegan con gran estilo barroco las arias del Ángel sobre la “Contrición” y la “Confesión”, con muy buena línea musical y expresividad vocal y escénica la soprano Francisca Jünemann, con amplio registro y coloratura.

El actor Ramon Gutiérrez muy profesional, convincente en el rol. Vestido en un terno ajustado para verse “bien” tan ajustado, aprisionado en sus miedos, cobardía, orgullo, presa disponible para el demonio.

Las arias y parlamentos de la Conciencia son cruciales. Apuntan al mayor conflicto de Eduardo que es el de no haber podido reconocer su soberbia, por la cual se había mantenido entrampado. Al poder admitirlo, el protagonista comienza el camino de reconocimiento de sus faltas y luego puede hacer la confesión.

La Conciencia, Francisca Muñoz, tiene un destacadísimo registro de contralto, con muy buena expresión vocal y excelente desempeño escénico en su rol serio de reflexión.

Se van desarrollando las escenas en el uso de ambientes de sombras y claroscuros, bien logrado el diseño integral por Gabriela Torrejón.

La música está a cargo del maestro argentino Ramiro Albino que dirige la orquesta Harmonices Mvndi. Llama la atención la conformación instrumental de esta ópera de estilo barroco: violines, flautas, viola da gamba, cello, guitarra, tiorba, clave y órgano. Esta conformación instrumental genera para los oídos del siglo XXI una novedad timbrística. La orquesta sonó de manera muy precisa en la articulación, la dinámica, los tempos, precisión rítmica, demostrando así el grado de especialidad que maneja este destacado director.

La conclusión más sorprendente de este rescate es habernos ofrecido música de magnífico valor, del mejor estilo Barroco, en sus arias y recitativos… ¡Florianun Ött muy buen compositor!

Ficha técnica:

Título: “El Demonio Mudo”
Autores: compositor Florianus Ött, Múnich, Alemania (no hay más datos biográficos)
Dramaturgo: Franz Lang (1654-1725), Múnich, Alemania
Dirección musical: Ramiro Albino / Orquesta Harmonices Mvndi
Dirección escénica y adaptación: Gonzalo Cuadra
Investigación y edición musical: Víctor Rondón
Diseño integral: Gabriela Torrejón / Iluminación: Ricardo Castro
Elenco: Ramón Gutiérrez (Eduardo), tenor Rony Alcavil (Demonio), soprano Francisca Jünemann (Ángel), contralto Francisca Muñoz (Conciencia)

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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