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Monumento Histórico sufre grave deterioro ante la desidia de las autoridades CULTURA|OPINIÓN

Monumento Histórico sufre grave deterioro ante la desidia de las autoridades

David Hevia
Por : David Hevia Presidente de la Sociedad de Escritores de Chile.
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La situación está en conocimiento del Consejo de Monumentos Nacionales, ya que desde hace nueve años la SECH ha representado el problema ante esa instancia, requiriendo desde entonces hasta la fecha de fondos de emergencia que permitan enfrentar el escenario más urgente sobre el particular. Este año, además, la Sociedad de Escritores de Chile formuló una presentación análoga ante la autoridad regional. Los registros fotográficos que hemos hecho muestran ante la opinión pública, de la manera más evidente y lamentable, lo que la organización de los escritores ha informado, y ese abandono parece una metáfora de cuán poco ha importado la cultura a las autoridades de una u otra administración.


Un grave deterioro ha experimentado durante la última década la Casa del Escritor, ubicada en el número 7 de la calle Almirante Simpson, Providencia. El inmueble, erigido en 1927 bajo el diseño del arquitecto Julio Machicao, fue adquirido por la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) en 1961, gracias a la voluntad del entonces presidente Jorge Alessandri Rodríguez, y en 2009 fue declarado Monumento Histórico por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN).

Esta última determinación fue adoptada por el Estado de Chile a través del Decreto N°379, dictado el 6 de octubre de ese año. Pero, ¿qué significa esa denominación? La página oficial del CMN señala que “son Monumentos Históricos los lugares, ruinas, construcciones y objetos de propiedad fiscal, municipal o particular que por su calidad e interés histórico o artístico o por su antigüedad, se han declarado como tales por Decreto Supremo, dictado a solicitud y previo acuerdo del Consejo”.

Son aquellos, agrega el CMN, que “deben ser conservados para el conocimiento y disfrute de las generaciones presentes y futuras”.

Sin embargo, la casi centenaria casona por la que transita buena parte de la historia literaria y cultural del país ha sufrido los embates del tiempo y las inclemencias atmosféricas, lo cual ha provocado filtraciones de agua y humedad, así como desprendimientos que socavan sus muros y techumbres. El daño es patente en el inmueble y afecta además el valioso material que alberga la Biblioteca.

La situación está en conocimiento del Consejo de Monumentos Nacionales, ya que desde hace nueve años la SECH ha representado el problema ante esa instancia, requiriendo desde entonces hasta la fecha de fondos de emergencia que permitan enfrentar el escenario más urgente sobre el particular. Este año, además, la Sociedad de Escritores de Chile formuló una presentación análoga ante la autoridad regional. Los registros fotográficos que hemos hecho muestran ante la opinión pública, de la manera más evidente y lamentable, lo que la organización de los escritores ha informado, y ese abandono parece una metáfora de cuán poco ha importado la cultura a las autoridades de una u otra administración.

Pero subrayemos el punto: nueve años solicitando fondos de emergencia que no llegan. Espero, sinceramente, que la justicia aclare la totalidad de los cuestionados fondos millonarios asignados a fundaciones, porque cuesta creer que, en cambio, el Estado de Chile no haya atendido en todo este tiempo la urgencia expuesta.

Con la misma sinceridad, espero que el Estado de Chile se haga cargo de subsanar a la brevedad el grave daño sufrido por la Casa del Escritor durante estos años de desidia. No solo por lo que el inmueble significa. No solo porque espero gestos concretos en favor de la cultura y de quienes trabajan por ella. No solo por brindar un poco de coherencia entre la declaración de Monumento Histórico y la voluntad de tomar cartas en el asunto. También lo espero porque, en caso contrario, el Estado de Chile estaría incumpliendo su expresa definición de pretender preservar un espacio de tales características “para el conocimiento y disfrute de las generaciones presentes y futuras”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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