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Los fantasmas de Batavia en la post-vida de Neruda CULTURA|OPINIÓN

Los fantasmas de Batavia en la post-vida de Neruda

Eda Cleary
Por : Eda Cleary Socióloga, doctorada en ciencias políticas y económicas en la Universidad de Aachen de Alemania Federal.
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Una ironía de esta post-vida de Neruda en Indonesia lo constituyó el hecho que la instalación de su placa recordatoria en 2002 en Yakarta haya sido encabezada por un diplomático ligado a la dictadura militar que tanto sufrimiento le causó antes de morir en 1973.


Han pasado 94 años desde que Neruda arribó a Batavia (1930-1932), que era la capital de Java y de lo que se conocía entonces como las “Indias Orientales Neerlandesas”, uno de los archipiélagos más grandes del mundo. La atmósfera que se vivía en esos años estaba marcada por los efectos de la gran depresión económica mundial del 1929 y el fortalecimiento de las grandes luchas anticolonialistas indonesias.

Tengo el privilegio de vivir en Indonesia y por ello la posibilidad de seguir las huellas del poeta Pablo Neruda, indagar sobre la difusión de su obra en la actual Indonesia, visitar la calle donde vivió, investigar cuál fue su círculo de amigos más cercano, y, por supuesto, recorrer los lugares que más probablemente visitó en compañía de su primera mujer Maria Antonia Hagenaar Vogelzang, con quien se casó el 6 de diciembre de 1930.

Neruda llegó en junio de 1930 a Batavia y encontró una ciudad tremendamente europea que funcionaba a la perfección para los occidentales, mientras que la población local, en su mayoría musulmana, seguía bajo un doble control: la política de los sultanatos que seguían gobernando como antes con toda la pompa tradicional desde sus palacios, pero bajo las estrictas órdenes de los gobernadores generales holandeses. El poeta llegó a Batavia en las postrimerías del poderío colonial holandés que, según las crónicas de muchos escritores, nunca creyeron que perderían sus colonias en tan sólo 19 años después al término de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, los indonesios celebran el día de su independencia como el día de “merdeka” ( en lengua indonesia “libertad”).

Durante las primeras semanas en Batavia, Neruda se alojó en el Hotel “The Nederlanden”, uno de los más sofisticados de la ciudad de Batavia, pues sus cocinas contaban con modernos sistemas de refrigeración y disponían tanto de luz eléctrica como de agua potable en cada habitación.

Posteriormente se mudó a “Probolinggo-Weg” (el camino de Probolinggo) Nro. 5 en el barrio de Menteng, que en esa época era parte del sector moderno de la capital colonial llamado Weltvreden, más al sur de Batavia. Hoy se eliminó la denominación de “Weg” y se la conoce como “Jalan Probolinggo” ((“jalan” significa “calle”) . La casa que arrendaba Neruda era pequeña, pero se encontraba en el mejor barrio de la ciudad. Menteng era la primera vecindad de la ciudad colonial que se planificó con las reglas de la urbanística moderna. Incluso en el presente, este barrio conserva su aire de ciudad jardín, lleno de cafeterías tradicionales, parques, centros del deporte, hospitales, universidades y embajadas.

En Chile, tenemos tan solo una referencia fotográfica de esa casa, que es el retrato que Neruda y María Antonia Hagenaar Vogelzang se toman en el día de su casamiento, el 6 de diciembre de 1930, en el frontis de su casa. Esta foto fue publicada en 1931 por la revista Zigzag con la siguiente leyenda: “Pablo Neruda y Maruca Reyes en su casa en Batavia”.

Hoy podemos apreciar, que todavía existen en Menteng el mismo tipo de casas, con la misma estructura de aquella que arrendó Neruda.

Izquierda: Foto histórica de la casa de Neruda en Yakarta el 6 de diciembre de 1930 en Probolinggo-Weg Nro. 5 en Batavia. Al centro: Foto cortesía de la señora Ina Mantiri Purnomo, actual dueña del terreno donde estaba la casa de Neruda. Así era la casa que ella encontró en mal estado a fines de los años 80 cuando adquirió la propiedad. Esta foto está retocada y se le agregó un letrerito que dice: “Pablo Neruda, Probolinggo Straat N° 5, Batavia”. Derecha: Así se ven las casas de la calle Probolinggo que mantuvieron hasta hoy la estructura de la casa que tuvo Neruda durante los años treinta. Foto: Eda Cleary en febrero de 2024 en Jalan Probolinggo en Yakarta.

Probolinggo es hoy una calle tranquila y muy fresca, por las tupidas arboledas a ambos costados de la vereda y los canales de agua construidos por los holandeses, como en muchos sectores de Batavia. Se ubica cerca de la estación de trenes “Gambir”, que hoy prevalece todavía. Como Neruda no tenía automóvil, seguramente eligió esa ubicación para poder trasportarse fácilmente hacia el centro antiguo de la ciudad cercano al barrio puerto. Batavia contaba con el puerto de carga marítima y de pasajeros más grande de Java, que era el “Tandjung Priok”, desde donde él hacía las gestiones de exportación hacia Chile.

La casa de Neruda ya no existe. En ese terreno hay hoy un edificio de cristal donde funcionó por más de treinta años una empresa constructora perteneciente a la señora Ina Mantiri Purnomo. Ella contó que cuando compraron ese terreno, no sabían que allí había vivido Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura de 1971, hasta que lo leyeron en un periódico local de Yakarta. Este hecho comprueba que Neruda sigue en la memoria de los medios indonesios.

Entrada de la empresa constructora Jl. Probolinggo No, 5 Jakarta Pusat y el nombre de la misma grabado en mármol negro. En este terreno estaba en 1930-32 la casa de Neruda. Fotos: Eda Cleary, Yakarta febrero de 2024.

 

La placa recordatoria de Neruda en Yakarta

En 2002, Ina Purtomo permitió que la embajada chilena en Yakarta instalara una placa recordatoria en honor a Neruda a la entrada de su empresa. La placa era de bronce, hecha en serie por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, y una piedra en el jardín del costado de la propiedad con un poema de Neruda esculpido en lengua indonesia. En el medallón de bronce, al costado izquierdo, lleva la firma de “F. Orellana”, quien probablemente podría ser el artista que le dio forma.

Placa conmemorativa de Neruda instalada en 2002 a la entrada de una empresa de construcción que ahora está cerrada en la calle Probolinggo Nro.5. Foto: Eda Cleary, 2024, Yakarta.

Sobre el busto de Neruda y las banderitas roji-blancas que son los colores nacionales indonesios, se lee lo siguiente: “Puji Syukur Pada Tuhan Yank Menganugerahkan Berkat” que significa en castellano: “Alabado sea Dios y agradezcámos por sus bendiciones”. Seguramente la señora Ina, quien es una ferviente creyente cristiana, eligió esa frase religiosa como cabecera del memorial, para luego en la parte inferior del busto de Neruda escribir: “Disini Pernah Berdiam Pablo Neruda, Konsul Chile Untuk Batavia (1930) Dan Pemenang Hadiah Nobel Prize for Literatur (1971)”: “Aquí vivió una vez Pablo Neruda, cónsul de Chile en Batavia (1930) y ganador del Premio Nobel de Literatura (1971)”.

La placa de bronce en la consejería de la empresa, y la piedra con un poema de Neruda en el jardín, se instalaron al mismo tiempo. Bajo el poema se lee: “Pablo Neruda, Ganador del Premio Nobel de Literatura en 1971”. Debido a que la traducción aparece sin señalar el poema de Neruda que se escogió, no es posible identificarlo.

La señora Ina Mantiri Purdomo en su jardín con el poema de Neruda en el trasfondo en Probolinggo Nro. 5 en Jakarta. Foto. Eda Cleary, Yakarta, febrero 2024. Derecha: Poema de Neruda esculpido en piedra en el jardín de Ina Mantiri Purdomo, propietaria actual del terreno donde una vez vivió Neruda (1930-32). Foto: Eda Cleary, Yakarta, febrero de 2024.

Para averiguar la historia de este memorial, me contacté con la embajada chilena en Yakarta. Sin embargo, esa representación diplomática no tiene ningún antecedente oficial ni registro histórico de su instalación.

Comparativamente la vida de Neruda en Oriente, es decir, Batavia en relación a Rangún en Birmania o Colombo en Ceilán, puede ser considerada como la primera ciudad donde el poeta se sintió a gusto. La decisión de Neruda de casarse en Batavia tendrá grandes repercusiones en su vida personal. Su matrimonio con Maria Antonia Hagenaar, una mujer educada que trabajaba como secretaria en una casa comercial británica y ganaba un buen sueldo, llenó un anhelo que él anidaba desde los tiempos de Ceilán para asentarse y llevar una vida más tranquila, dejando definitivamente atrás la soltería. Esta decisión conectó a Neruda con lo más florido de la sociedad colonial holandesa y el mundo diplomático. Se hizo amigo de los artistas, escritores y personalidades de Batavia. Iba de vacaciones a Bali o a Sumatra , disfrutaba de la vida mundana, de los clubes sociales, del cine, las librerías, e incluso pasó su luna de miel en un famoso hotel montañoso de la época en el sector de “Ngamplang”, en la ciudad de Garut en Java occidental.

Esa dulce rutina se vería interrumpida abruptamente cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile le ordenó volver al país en febrero de 1932. Neruda llegó el 18 de abril de 1932 en compañía de Maria Antonia a Temuco. Lo que sobrevino después en su vida personal, literaria y política no podría haber sido un proceso más complejo y estuvo directamente relacionado con su posterior quiebre matrimonial, en 1937.

Su hija moriría en 1943 a los ocho años en la ciudad de Gouda, en un país ocupado por los nazis. Sin embargo, su madre no dejó de integrar el nombre de Neruda tanto en la lápida sepulcral del cementerio católico de Oude Begraatplats en Gouda, como en el obituario publicado en un periódico holandés. Neruda nunca más volvió a mencionar en vida a esa hija.

Aunque Neruda dedicó pocas páginas de sus memorias a Batavia, en su correspondencia desde Oriente dirigida a su amigo escritor Héctor Eandi, encontramos mayores informaciones sobre como él mismo veía su vida en esa ciudad y la afectuosa relación que tenía en ese entonces con Maria Antonia Hagenaar.

Durante los últimos diez años, la vida de esta primera esposa de Neruda ha despertado mucho interés en Holanda, por haber sido una mujer javanesa de origen holandés, y así también su hija Malva Marina, que vivió una corta vida como una niñita chilena-javanesa. Esa historia tuvo su origen en Batavia/Java, pues su madre era javanesa ya por generaciones cuando se casó con Neruda. Es más: el Archivo Nacional de La Haya conserva todavía su registro de residencia de 1938.

Fotos de Malva Marina Reyes, la hija de Pablo Neruda, una niña chilena-javanesa, antes de su muerte en 1943. Estas fotos estaban en manos de su hermano adoptivo Fred Hulsing perteneciente a la familia Hulsing que la cuidó durante la II Guerra Mundial . Fueron presentadas en un video de Radio Netherlands Worldwide (RNW), sin fecha visible, disponible en Youtube titulado “ Malva Marina, La Niña Olvidada”.

En 2015, la escritora Hagar Peeters publicó en holandés una novela titulada “Malva”, donde le dio voz y opinión a la hija olvidada por Neruda. Hagar contó en una entrevista que no había podido encontrar un editor interesado en Chile, por lo que su edición en castellano la realizó finalmente la editorial Rey Naranjo de Colombia.

Más tarde, en 2018, la autora holandesa Pauline Slot publicó una novela “Es tan largo el olvido” (Het Vergeten so lang), cuyo título se inspiró en una frase del poema 20 de Neruda en “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”. Slot transforma a Maria Antonia Hagenaar en la protagonista principal de su historia. Ambas autoras escribieron sus novelas después de un largo período de investigación en Indonesia, en Chile y en Holanda, y sus ficciones se basaron en hechos reales. Peeters recibió por “Malva” el premio de literatura Fintro a la mejor novela escrita en holandés en 2016.

En 2021, se agregó a estos dos importantes hitos literarios, la película “Alborada” del destacado director de cine ceilanés Asoka Handagama, cuya temática era un episodio de violencia sexual en Ceilán contra una sirvienta sakili, del cual Neruda se arrepintió y recordó como adulto casi 41 años después en “Confieso que he vivido”, para concluir que “tenía razón en despreciarme” .

Estas novelas, ensayos o películas se inscriben en el masivo surgimiento de una conciencia feminista a nivel mundial, que busca reivindicar la vida de las mujeres que comúnmente caen en el olvido o se les banaliza en la narración histórica. Sobre todo aquellas mujeres que han estado al lado de hombres famosos y/o a la sombra de grandes artistas, literatos o científicos.

Los productos de esta nueva ola de publicaciones se han venido consolidando con mucha fuerza y, sin duda, han colaborado a un conocimiento más integral de lo que fue la vida y obra, en este caso, de Neruda en Batavia. Ya no es posible entenderlo solo en su dimensión estrictamente individual o de magnífico genio poético en lengua castellana, sino que se precisa una mayor madurez analítica para verlo como lo que fue: un artista en constante transformación, donde el oriente fue la puerta de entrada a su carrera transnacional.

El regreso literario de María Antonia Hagenaar Vogelzang y de su hija Malva Marina son, en cierta medida, una voz de oriente inesperada que retumba y estremece ingresando al mundo nerudiano con su propia personalidad, agregando sus vivencias sobre aquello que sucedió hace cerca de cien años en Batavia, Chile, Argentina, España y Holanda.

Recorriendo las calles de Yakarta he sentido un cierto hálito espiritual del fantasma de “Maruca” que puja por contar su historia junto a Pablo Neruda en Batavia. Sus inocencias, sus estilos, su forma de vestir, sus esperanzas, sus rabias, sus contradicciones y todo aquello que no se hizo realidad cuando decidió buscar la felicidad personal junto a Pablo Neruda.

María Antonia vuelve así a la vida en el siglo XXI permitiéndonos comprenderla mejor a ella y también con mayor integralidad los matices de una personalidad tan trashumante e indescifrable como la de Neruda, más allá de su brillantez como poeta. Quizás Neruda pudo disfrutar de Batavia y caer bajo los encantos del estilo colonial holandés precisamente porque estaba con su mujer que conocía como la palma de su mano la ciudad y sus gentes.

Resulta peculiar que sean las mujeres de oriente, tales como Josie Bliss, su amante birmana, su sirvienta sakili en Colombo, su mujer javanesa Maria Antonia Hagenaar y su hija chilena-javanesa aquellas que se elevan como verdaderos fantasmas orientales sobre su postvida, que ya lleva 51 años y sigue todavía interesando a los lectores del mundo. Una ironía de esta post-vida de Neruda en Indonesia lo constituyó el hecho que la instalación de su placa recordatoria en 2002 en Yakarta haya sido encabezada por un diplomático ligado a la dictadura militar que tanto sufrimiento le causó antes de morir en 1973 .

De estos y otros temas hablaremos más adelante cuando ya esté concluído el proceso de investigación sobre la vida de Neruda y los fantasmas “batavianos” que aún merodean su postvida en Yakarta.

Nota: este artículo es tan solo un adelanto de un ensayo más amplio sobre la vida de Neruda en la antigua Java.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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