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Los meses de Valente con cero autonomía MERCADOS

Los meses de Valente con cero autonomía

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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Titulares como el «dream team» de economía o el «llevador de buenas noticias», entrevistas a todo color, breves, apariciones en televisión y radio, son parte de una estrategia dirigida directamente por la Secretaría de Comunicaciones (Secom) de La Moneda, la que desde hace al menos dos meses tomó el control absoluto de la agenda del Ministerio de Economía y de su máxima autoridad, José Ramón Valente, quien había optado durante sus primeros meses en el cargo por un objetivo que no tuvo los réditos esperados.


Le ha costado despegar a la economía chilena, pero mucho más le ha costado despegar a la promesa de los tiempos mejores, el eslogan de campaña que le ha jugado en contra a La Moneda, sobre todo a nivel de expectativas, punto que una y otra vez ha salido a aclarar el Gobierno de Sebastián Piñera. Las cifras de crecimiento e inversión han sido notablemente mejores que las de la gestión de Michelle Bachelet, que dejó el país con un crecimiento de 1,7%, pero así y todo la sensación ambiente no se traduce en las encuestas y otros factores hacen enfrentar este 2019 con bastantes pendientes en la lista.

El tema es especialmente delicado, sensible y clave para La Moneda, porque está íntimamente ligado a los niveles de aprobación ciudadana de la actual administración. No por nada, ayer una décima de diferencia abrió fuegos entre Piñera y los grandes empresarios, luego que el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Alfonso Swett, señaló que el crecimiento sería de 3,9%, a lo que el Mandatario respondió que aún hay un sector incrédulo con el bienestar económico.

El Gobierno modificó toda su estrategia económica con el nuevo eslogan «Chile en marcha». Titulares como el «dream team» de economía o el «llevador de buenas noticias», entrevistas a todo color, breves, apariciones en televisión y radio son parte de una estrategia dirigida directamente por la Secretaría de Comunicaciones (Secom) de La Moneda, la que desde hace al menos dos meses tomó el control absoluto de la agenda del Ministerio de Economía y de su máxima autoridad, José Ramón Valente, quien había optado, durante sus primeros meses en el cargo, por un objetivo que no tuvo los réditos esperados.

La decisión se tomó, porque después de los primeros seis meses de Gobierno las encuestas siguieron sin acompañar las buenas noticias económicas que la administración de Piñera se ha empeñado en trasmitir. Pero también por un antecedente que preocupó a La Moneda: que los ministros sectoriales tenían un bajo reconocimiento, como sus iniciativas.

[cita tipo=»destaque»]La instrucción para el ministro sobre sus actividades fue clara: debía salir a tomarse los sectores de los que no se había hecho cargo, es decir, pequeños emprendedores, Pymes, comercio, turismo, aerolíneas, Sernac, todos los que en principio le habrían parecido a Valente una minucia en su gestión. Un cambio que se ha reflejado en las publicaciones de su cuenta de Twitter.[/cita]

Así, desde la Secom le manifestaron a Economía su inquietud particular por la poca actividad pública que parecía tener el ministro, según las mediciones de prensa que hicieron desde Palacio. El diagnóstico fue que las apariciones eran casi nulas en términos de impacto en medios considerados claves para el Gobierno, como El Mercurio y La Tercera.

La Secom tomó el control de la agenda de Economía, pauteando –incluso por sobre el equipo de trabajo del ministerio– entrevistas para que Valente tomará poder de su nuevo rol: el llevador de las buenas noticias. Lo primero fue una aparición en El Mercurio, coordinada por La Moneda, donde hizo una especie de mea culpa, explicando que efectivamente se habían equivocado en comunicar. Tras ello, la aparición en medios tradicionales tomó un giro de 180°.

La instrucción para el ministro sobre sus actividades fue clara: debía salir a tomarse los sectores de los que no se había hecho cargo, es decir, pequeños emprendedores, Pymes, comercio, turismo, aerolíneas, Sernac, todos los que en principio le habrían parecido a Valente una minucia en su gestión. Un cambio que se ha reflejado en las publicaciones de su cuenta de Twitter.

El ministro será reforzado con una nueva jefa de comunicaciones, la editora de Pulso de La Tercera, Sandra Burgos, quien asume el 1 de febrero y reemplazará a Jaime Canitrot, quien salió del ministerio precisamente por la mala evaluación mediática que había de Valente.

Desde el Ejecutivo le bajan el perfil a la intervención del Ministerio de Economía, descartaron que sobre esta cartera pese una supervisión distinta a la que hay de otros ministerios y prefieren hablar de trabajo mancomunado. «El Programa Chile en Marcha es multisectorial. Es un trabajo mancomunado, que lideran los ministerios de Economía y Hacienda», explicaron cercanos a dicha repartición.

Estrategia fallida

Toda la propuesta de instalación del ministro Valente en el Gobierno se basó en el mensaje que el país se había reactivado y que, por ende, las inversiones “lloverían”. De allí la creación, apoyada a nivel central, de la oficina de Gestión de Proyectos Sustentables (GPS) a cargo de Juan Obach, hijo del reconocido empresario.

Pero al pasar los meses, la gestión de GPS pareció enfriarse. Desde los gremios comenzaron a comentar que, más allá de la aparición en algunas páginas de prensa, el avance de los proyectos no dependía de Valente ni de su equipo, sino más bien de otros ministerios –como Energía y Minería–, que reclamaron su derecho a hacerse “dueños” de los cortes de cinta. “En el fondo la oficina tiene poco poder sobre la aprobación de esos proyectos. Lo que hace más bien es una labor de orientación a las empresas”, explicó una fuente gubernamental.

Algunos consideran que el factor que más jugó en contra de los planes de Valente es que Economía ni siquiera es parte del comité político, por tanto, tampoco tiene un peso a nivel central en las decisiones país, como sí sucede con el Ministerio de Hacienda. Esto, a pesar de algunos logros, como le reconocen, como el que manifestó el mismo ministro por sus redes sociales, en referencia a la nueva etapa del proyecto minera Quebrada Blanca.

La visión desde Economía es que el mensaje inicial de Valente, de poner el acento del discurso y la estrategia en las inversiones, no era un camino errado para llegar a la gente, porque estaba sustentado en datos objetivos, punto que reafirman con los registros que hablan de récords de ventas de automóviles o de viajes, junto al hecho de que el Gobierno fue el primero en asumir que había un desfase entre la reactivación y los efectos concretos de esta que finalmente percibe la ciudadanía. «Más que un tema de percepciones, el desafío del Gobierno es seguir inyectando dinamismo a la economía, generando empleos, reactivando la inversión, porque eso va a seguir impactando positivamente en miles de familias en el país», comentaron cercanos a la gestión del ministro.

Valente gobernó sus primeros meses con un subsecretario de Economía, Ignacio Guerrero, que tampoco estuvo en sintonía con sus objetivos y al interior de la cartera reconocen que cada uno trabajaba en su propio camino. A eso se sumó que a varios sectores les comenzó a incomodar la sensación de que el ministro de Economía no les ponía la misma atención a todos, como las Pymes, la pesca o las cooperativas, que fueron algunos de los gremios o industrias que se sintieron afectados.

Por ejemplo, en medio del debate de la Ley de Pesca, en tres ocasiones la industria pesquera le pidió audiencia –mediante Ley de Lobby– a Valente, pero este las rechazó. Algo que se confirmó ayer. «A la fecha, no ha habido diálogo alguno, ni con el Gobierno ni con la Comisión de Pesca, respecto del proyecto de Ley Corta, algo que, a todas luces, daña la institucionalidad y crea un pésimo precedente. Por el lado del Gobierno, el ministro de Economía no nos ha querido recibir –habla de desarrollo y crecimiento, pero veta a importantes sectores industriales– y el subsecretario de Pesca nos recibe siempre y cuando no hablemos de Ley Corta de Pesca. ¿De verdad el Gobierno cree que sin diálogo se puede avanzar en la construcción de una normativa seria, de alto perfil técnico, moderna y que se haga cargo de la realidad de un sector y no solo de eslóganes intencionados?», reza la carta publicada ayer en El Mercurio del presidente de la Sociedad Nacional de Pesca, Osciel Velásquez.

En el caso de las cooperativas –también en medio de la discusión de un eventual cambio de norma a este sector– el ministro se marginó del asunto. “Era evidente que no podía involucrarse. Estaba todo el tema de la pelea de Colún con Watt’s y él había sido director de Soprole”, comentó una fuente del sector lechero.

Quienes apoyan la gestión de Valente, ven el giro de la agenda económica como una ampliación de la mirada que no se podía ejecutar en los primeros meses de Gobierno, cuando la mejor alternativa era, precisamente, hablar de inversiones, pero que hoy sí hay espacio para sumar otros temas con más fuerza.

Respiro

Después del crack de octubre del 2018, la visión de La Moneda sobre la gestión de Valente ha mejorado y, por ende, la idea es darle mayor autonomía de a poco. A nivel gubernamental creen que tiene aún potencial que explotar, por ejemplo, que no se ha sacado todo el brillo a su buena capacidad de “cuñero” y manejo con los medios de comunicación, ya que era un reconocido vocero de Econsult en variedad de temas económicos y habitué de radios, canales de televisión y prensa escrita. “A eso hay que sacarle punta”, recalcaron en el ministerio.

El resultado de la última encuesta Criteria que salió ayer fue una suerte de “bálsamo” sobre la gestión de Valente. La medición detectó que, si bien el tema económico iba a penar al Gobierno, existe un repunte: en noviembre solo el 10% de los encuestados respondía que la situación económica era “buena” y hoy esa cifra subió al 17%.

El nivel de conocimiento de Valente (37%) es superior al de sus pares de Energía, Susana Jiménez, y Minería, Baldo Prokurica, y un 64% aprueba la conducción del secretario de Estado. “En La Moneda están más tranquilos porque la gestión está reflejando los cambios después de un período crítico”, reconocieron.

Un aire para el ministro, quien aún tiene pendiente ser el mensajero de las buenas noticias.

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